El gigante asiático aprovechó la crisis mundial de 2009 para prestarle más dinero a la región y convertirse en la alternativa a organismos como el Banco Mundial
Los bancos estatales chinos prestaron a América latina más de u$s 75.000 millones desde 2005, y en 2010 la cifra fue superior a los créditos otorgados por el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el norteamericano Ex-Im Bank juntos, según un estudio que recalca el creciente peso que tiene el gigante asiático en la región.
"El lado positivo es que queda claro que China es una nueva y creciente fuente de financiación en América Latina," señala el informe académico independiente, New Banks in Town: Chinese Finance in Latin America. Dicho eso, y contrariamente a muchos comentarios sobre el tema, en líneas generales las naciones latinoamericanas tienen que pagar una prima más alta por los préstamos provenientes de China.
China superó a EE.UU y se convirtió en el principal socio comercial de Brasil y Chile. En el gobierno norteamericano temen que Beijing esté usando los préstamos a tasas baratas para "comprar" influencia en los gobiernos latinoamericanos de izquierda que son hostiles a los intereses occidentales, y que recurra a la financiación como forma de asegurarse el abastecimiento de materias primas a largo plazo.
Sin embargo, en sólo un ejemplo, el Banco de Desarrollo de China, que representa la mayor parte de los préstamos chinos que recibe América latina, en 2010 extendió un crédito de u$s 10.000 millones a Argentina a tasa Libor más 600 puntos básicos. El mismo año, el Banco Mundial prestó al mismo país u$s 30 millones a Libor más 85 puntos básicos.
"Algunas personas de izquierda sostienen que la mayor importancia de China en la región se ve impulsada por un deseo ideológico de alimentar los lazos sur-sur. Otros, de derecha, consideran que el país asiático está comprando influencia con dinero barato," señaló Kevin Gallagher de la Universidad de Boston, uno de los dos autores del informe. Pero "ninguna visión es correcta", explicó.
Los préstamos por petróleo, como el acuerdo por u$s 20.000 millones con Venezuela firmado en 2010, también usan precios de mercado. Si bien esos créditos se encuentran entre los más polémicos, porque los fondos pueden aplicarse mayormente a discreción del gobierno que se endeuda, la idea de asegurarse el abastecimiento de materias primas mediante crédito de largo plazo y soporte tecnológico no es nada nuevo: Japón selló acuerdos similares con China en los años setenta.
Los préstamos chinos a América latina, que representan más de la mitad del total que otorga Beijing a otros países, se aceleraron en 2009. China aprovechó la falta de otras fuentes de crédito durante la crisis financiera global para proyectar su influencia en el extranjero.
En 2009, los créditos latinoamericanos llegaron a u$s 18.000 millones, comparado con la cifra inferior a u$s 1.000 millones anterior a 2008, y en 2010 alcanzó los u$s 36.000 millones. Los flujos de crédito neto totales hacia la región sumaron u$s 63.000 millones en 2009 y u$s 143.000 millones en 2010, según cifras otorgadas por el Institute of International Finance.
China demostró ser una alternativa especialmente valiosa como fuente de crédito para los países en cesación de pagos sin acceso a los mercados de capitales internacionales como Argentina y Ecuador que, irónicamente, se encuentra entre quienes critican más abiertamente la globalización.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios mal redactados y/o con empleo de palabras que denoten insultos y que no tienen relación con el tema no serán publicados.