Según las Naciones Unidas:
Estamos hablando de mercenarios, de individuos integrados en compañías privadas de seguridad que hoy en día constituyen uno de los factores combatientes más presentes en multitud de los conflictos que se están dando en diferentes partes del planeta
¿Por qué dice usted mercenarios?
Muchos de ellos aseguran que no son combatientes. Que sólo van como seguridad privada. Aunque no sean combatientes en el terreno, son individuos que no representan a un estado, que no están en las fuerzas armadas de ninguno de los estados existentes y que ponen sus capacidades al servicio de una causa que puede ser privada o que puede ser de un estado. Es tal la proliferación de estas compañías en muchos lugares del planeta que se percibe la necesidad de regular sus actividades, que es algo que hasta ahora no se ha conseguido.
¿Por qué es un problema el tema de los mercenarios?
Por varias razones. Una de ellas, quizá la más preocupante, es que al no ser soldados de una fuerza regular o actores combatientes reconocidos como tales, no quedan afectados por las convenciones de Ginebra. En muchos casos, ellos se ven envueltos en actividades que un soldado nunca haría porque sería éticamente, moralmente y legalmente reprobable y que sin embargo estos individuos, sabiendo que tienen un cierto escape a la persecución de la justicia internacional, van a ser encargados de realizar esas tareas de gobiernos o compañías privadas.
¿Por qué se habla de la privatización de los conflictos?
Porque es un hecho. Después del final de la Guerra Fría se han ido reduciendo las fuerzas armadas que antes se basaban en la masa de hombres armados que constituían los principales ejércitos. Hemos ido viendo cómo por un lado se ha tecnificado el campo de batalla y por otro lado, en el actual contexto neoliberal donde el mercado tiene solución para todo, se ha recurrido a la contratación de individuos que tienen esas capacidades de manera permanente.
¿Por qué la Guerra Fría marca una diferencia?
Porque en ese punto se producen dos hechos: por un lado se reducen significativamente los presupuestos de defensa y eso va a dar lugar a la desmovilización de muchos soldados, de muchos individuos con experiencia y capacidades militares.
Por otro, porque existe superabundancia de material militar, de equipo, de armamento en condiciones muy ventajosas desde el punto de vista comercial.
Si, como usted dice, después de la Guerra Gría se ve una reducción de los presupuestos de defensa, ¿por qué hay mayor oferta de empresas de este tipo?
Hay otro componente que deberíamos considerar, que me llevaría al campo de la responsabilidad política y al campo electoral. Pensemos que un gobierno tiene que dar cuenta ante la opinión pública de la implicación militar en determinados contextos.
Ese gobierno va a tener problemas si tiene que explicar a su electorado sobre el uso de soldados conscriptos, obligados a hacer el servicio militar, que están a miles de kilómetros de distancia de su base, que van a correr riesgos que ponen en peligro su propia vida. Por tanto va a preferir en muchos casos emplear a mercenarios, a compañías privadas de seguridad, porque evidentemente el coste electoral de la muerte de estos individuos no es el mismo que tendría la muerte de soldados de conscripción o de soldados de un ejército profesional.
¿Existe un conflicto moral más allá de lo político y lo electoral?
Las compañías se presentan de forma abierta en un buscador de internet como proveedoras de servicios de seguridad. Luego, en ningún caso se pierden en consideraciones de tipo moral o ético sino en términos de eficiencia. Es decir, 'sabemos hacer esto, podemos hacerlo y si usted nos contrata tiene la garantía de que eso va a funcionar'
Los mercenarios pueden llevar a cabo tareas que no se pueden adjudicar a soldados regulares.
Naciones Unidas ha establecido un grupo de trabajo para investigar el tema, sobre todo en el aspecto de la violación de los derechos humanos. Ese es uno de los temas fundamentales que alimenta ese esfuerzo -hasta ahora baldío- de la ONU para intentar cubrir ese agujero negro en el que se mueven estos grupos. Esto nos lleva a pensar otra vez en los gobiernos nacionales que en ocasiones contratan estos servicios precisamente porque saben que no pueden encargarle a un soldado de unas fuerzas armadas regulares determinadas tareas que serían una violación de los derechos humanos. Y por lo tanto buscan como vía de escape la contratación de individuos de este tipo que saben que desde el punto de vista legal no tiene impedimento por lo menos al día de hoy, y que de esa manera pueden realizar ciertas tareas escapando del marco legal de los derechos humanos.
Entonces ¿cuáles son las recomendaciones?
Intentar cubrir ese agujero negro que antes planteábamos en relación con los derechos humanos y las convenciones de Ginebra internando regular lo más pronto posible la participación de estos grupos.
Fuente: BBC Mundo
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