El gobierno brasileño estudia imponer límites legales a la compra de grandes extensiones de tierra por parte de extranjeros en áreas rurales y en la Amazonia, ante el creciente interés de los inversores internacionales en adquirir propiedades del país para producir biocombustibles y alimentos.
Así lo informó ayer el presidente del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (Incra), Rolf Hackbart, que afirmó que se trata de una cuestión de "soberanía nacional". Dijo que la medida tendría como blanco principal la región amazónica. "Es necesario establecer reglas urgentes porque hay una disputa mundial por las tierras brasileñas", dijo Hackbart. "No se trata de una cuestión de xenofobia, sino de soberanía nacional", agregó.
Según datos oficiales, del total de 5,5 millones de hectáreas que personas y empresas extranjeras poseen en Brasil 3,1 millones (el 55 por ciento) se sitúan en la región amazónica. Pero la presencia extranjera podría ser aún mayor, ya que los propietarios de tierras no están obligados a informar su nacionalidad y, en algunos casos, según se sospecha, las adquisiciones de propiedades rurales son concretadas por testaferros.
Hackbart afirmó que la demanda de tierras en Brasil había aumentado en los últimos años a raíz de la estabilidad económica alcanzada por el país y la necesidad mundial de grandes extensiones de tierra para la producción de alimentos y biocombustibles.
La decisión de limitar la presencia de extranjeros en la Amazonia coincide con una campaña del presidente Luiz Inacio Lula da Silva en defensa de la soberanía brasileña, ante opiniones de gobiernos y grupos defensores del medio ambiente que consideran que el país no cuida adecuadamente sus reservas naturales.
Lula afirmó el lunes pasado que "el mundo debe entender de una vez que la Amazonia brasileña tiene dueño, que es el pueblo brasileño".
En medio de esta polémica, el diario O Globo informó esta semana que los servicios de inteligencia brasileños estaban investigando al empresario sueco Johan Eliasch, consultor en temas ambientales del primer ministro británico, Gordon Brown, quien estaría alentando a empresas europeas para que compren lotes en la Amazonia como forma de evitar la destrucción de la mayor selva tropical del planeta. "Entre 2006 y 2007, Eliasch realizó reuniones con empresarios y propuso que comprasen tierras en la Amazonia, llegando a afirmar que serían necesarios sólo 50.000 millones de dólares para adquirir toda la selva", indicó O Globo .
Esto llevó a algunos sectores a pedir que se frene lo que califican de "invasión extranjera" de Brasil.
Las tierras brasileñas despertaron en los últimos años un gran interés de inversores internacionales, atraídos no sólo por el manto amazónico, sino también por la soja, la plantación de grandes bosques de eucalipto y pino, para fábricas de celulosa, y de caña de azúcar, para la producción de etanol. Esa masiva compra extranjera "tiende a perjudicar a los inversores nacionales, que no consiguen competir, y a la reforma agraria, porque las peores tierras son las que sobrarán para la reforma agraria", dijo Hackbart.
Los planes de restringir la venta de tierras a extranjeros se conocen en momentos de gran demanda internacional de espacios cultivables, en medio de la crisis mundial por la escasez y el encarecimiento de los alimentos en todo el mundo.
José Antonio Toffoli, representante legal del gobierno de Lula, explicó que la demanda de tierras en Brasil había crecido a la par del incremento de los precios internacionales de los alimentos, ya que se trata de uno de los países con mayor potencial agrícola del mundo. De hecho, Brasil ha incrementado en forma sostenida la producción de granos en los últimos años.
Las nuevas medidas, que el gobierno anunciaría próximamente, están siendo estudiadas por la Abogacía General de la Unión (AGU). El consultor general de la AGU, Ronaldo Jorge, explicó que las normas actuales para la adquisición de tierras por parte de extranjeros, vigentes desde 1998, eliminaron la exigencia de una autorización previa para la compra de tierras en Brasil por parte de empresas de otros países. "Ello les permite a las empresas extranjeras asociarse a compañías brasileñas y adquirir grandes extensiones de tierras sin que haya ningún tipo de restricción", dijo Jorge.
Fuente: Agencias AP, AFP, EFE, DPA, ANSA y Diario La Nación
Así lo informó ayer el presidente del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (Incra), Rolf Hackbart, que afirmó que se trata de una cuestión de "soberanía nacional". Dijo que la medida tendría como blanco principal la región amazónica. "Es necesario establecer reglas urgentes porque hay una disputa mundial por las tierras brasileñas", dijo Hackbart. "No se trata de una cuestión de xenofobia, sino de soberanía nacional", agregó.
Según datos oficiales, del total de 5,5 millones de hectáreas que personas y empresas extranjeras poseen en Brasil 3,1 millones (el 55 por ciento) se sitúan en la región amazónica. Pero la presencia extranjera podría ser aún mayor, ya que los propietarios de tierras no están obligados a informar su nacionalidad y, en algunos casos, según se sospecha, las adquisiciones de propiedades rurales son concretadas por testaferros.
Hackbart afirmó que la demanda de tierras en Brasil había aumentado en los últimos años a raíz de la estabilidad económica alcanzada por el país y la necesidad mundial de grandes extensiones de tierra para la producción de alimentos y biocombustibles.
La decisión de limitar la presencia de extranjeros en la Amazonia coincide con una campaña del presidente Luiz Inacio Lula da Silva en defensa de la soberanía brasileña, ante opiniones de gobiernos y grupos defensores del medio ambiente que consideran que el país no cuida adecuadamente sus reservas naturales.
Lula afirmó el lunes pasado que "el mundo debe entender de una vez que la Amazonia brasileña tiene dueño, que es el pueblo brasileño".
En medio de esta polémica, el diario O Globo informó esta semana que los servicios de inteligencia brasileños estaban investigando al empresario sueco Johan Eliasch, consultor en temas ambientales del primer ministro británico, Gordon Brown, quien estaría alentando a empresas europeas para que compren lotes en la Amazonia como forma de evitar la destrucción de la mayor selva tropical del planeta. "Entre 2006 y 2007, Eliasch realizó reuniones con empresarios y propuso que comprasen tierras en la Amazonia, llegando a afirmar que serían necesarios sólo 50.000 millones de dólares para adquirir toda la selva", indicó O Globo .
Esto llevó a algunos sectores a pedir que se frene lo que califican de "invasión extranjera" de Brasil.
Las tierras brasileñas despertaron en los últimos años un gran interés de inversores internacionales, atraídos no sólo por el manto amazónico, sino también por la soja, la plantación de grandes bosques de eucalipto y pino, para fábricas de celulosa, y de caña de azúcar, para la producción de etanol. Esa masiva compra extranjera "tiende a perjudicar a los inversores nacionales, que no consiguen competir, y a la reforma agraria, porque las peores tierras son las que sobrarán para la reforma agraria", dijo Hackbart.
Los planes de restringir la venta de tierras a extranjeros se conocen en momentos de gran demanda internacional de espacios cultivables, en medio de la crisis mundial por la escasez y el encarecimiento de los alimentos en todo el mundo.
José Antonio Toffoli, representante legal del gobierno de Lula, explicó que la demanda de tierras en Brasil había crecido a la par del incremento de los precios internacionales de los alimentos, ya que se trata de uno de los países con mayor potencial agrícola del mundo. De hecho, Brasil ha incrementado en forma sostenida la producción de granos en los últimos años.
Las nuevas medidas, que el gobierno anunciaría próximamente, están siendo estudiadas por la Abogacía General de la Unión (AGU). El consultor general de la AGU, Ronaldo Jorge, explicó que las normas actuales para la adquisición de tierras por parte de extranjeros, vigentes desde 1998, eliminaron la exigencia de una autorización previa para la compra de tierras en Brasil por parte de empresas de otros países. "Ello les permite a las empresas extranjeras asociarse a compañías brasileñas y adquirir grandes extensiones de tierras sin que haya ningún tipo de restricción", dijo Jorge.
Fuente: Agencias AP, AFP, EFE, DPA, ANSA y Diario La Nación