Por Juan I. Martínez Dodda (Clarin.com) - La producción de arveja, lenteja y garbanzo viene en aumento en las últimas campañas. Son especialidades con ventajas agronómicas clave y con un atractivo mercado internacional.
Alternativa. En el sudeste de Córdoba, hay productores que vienen sosteniendo a la arveja en la rotación, desde hace varias campañas, con muy buenos resultados.
Amigos y no rivales. Ese es el mensaje que buscan transmitir quienes están inmiscuidos en la producción de legumbres y opinan sobre la relación entre arvejas, lentejas, garbanzos o porotos y el trigo en la ocupación de la superficie.
Los especialistas creen que, aún cuando mejoren las posibilidades comerciales del trigo, las legumbres podrán mantener el espacio ganado por mérito propio.
En diálogo con Clarín Rural, un grupo de referentes de la cadena legumbrera analizó las posibilidades de estos productos en el lote y en los mercados. El jefe de la agencia Arroyo Seco (INTA), Gabriel Prieto, repasa: “Son leguminosas de invierno que tienen la capacidad de fijar nitrógeno del aire para generar un grano con un contenido proteico mayor que los cereales”.
“Otro aspecto es que permiten cortar enfermedades y plagas sin perderle el tren a la intensificación pudiendo llegar a implantar cinco cultivos en tres años”, agrega el asesor de la zona de Pergamino, Adrián Poletti, de Incrementar Consultoría Agropecuaria.
En el país, se destinan unas 500.000 hectáreas al cultivo de arveja, lenteja, poroto y garbanzo. El crecimiento que han tenido las legumbres a partir de 2006 junto con la debacle del trigo no se puede soslayar. Las exportaciones treparon desde las 20.000 toneladas en 2005/06 a las 120.000 en 2012 y esta campaña, sólo de arvejas, se van a exportar 150.000 toneladas.
El año productivo pintaba muy bien para las legumbres pero el calor de octubre fulminó parte del rendimiento en algunos casos. “En arveja, los ciclos cortos quedaron en 14-16 qq/ha, pero los ciclos largos han tocado rindes de 28 a 32 qq/ha”, repasó Poletti. El área de garbanzo tuvo un crecimiento muy grande pero luego la presión de enfermedades lo complicó un poco y esta campaña con 40.000 hectáreas en el norte de Córdoba y el NOA busca recuperarse. El área de lenteja es muy reducida en la zona de Rosario y tuvo un gran padecimiento por exceso de agua en 2012 y la sequía de 2013. “Como cortó el ciclo antes de los golpes de calor, tuvo rendimientos excepcionales de entre 1.800 y 2.000 kilos teniendo en cuenta que el promedio es de 1.400 kilos”, remarcó Prieto.
Es el caso de Compañía Integrada de Exportación (CIEX-SA) es una empresa atípica con el corazón productivo en Colón, provincia de Buenos Aires. Allí y en otras regiones apuesta por esquemas en los que la soja promedia menos del 50% de ocupación. Así ganan protagonismo el maíz pisingallo, el girasol confitero o la arveja, entre otros. “Retomamos con arveja hace cuatro años pasamos de las 100 hectáreas iniciales a las 600 actuales”, contó a Clarín Rural, el director de Ciexsa, Pedro Maranessi.
Rápidamente, describe las ventajas: “Tenemos cobertura invernal del lote, le peleamos mejor a las malezas, generamos un cultivo de exportación diferenciado y tenemos un excelente antecesor para el maíz pisingallo”. Esta campaña lograron picos “inéditos” de 3.450 kg/ha pero también caídas a 1.200 kg/ha. “Lo ideal sería apuntar a un promedio de 2.500 kilos, algo que creo se podría lograr con desarrollo en genética”, opinó Maranessi.
Poletti describe tres tipos de rotaciones para incluir arveja, con sus beneficios y sus déficits. En primer lugar, arveja/maíz de segunda-soja-trigo/soja de segunda. “Aquí la complicación para la arveja es que arranca con más volumen de rastrojos y queda más expuesta a enfermedades como tizón”, indicó Poletti. Sin embrago, es optimista: “Hoy con el uso de fosfitos estamos manejando mejor este tipo de problemas”.
La otra opción es hacer una secuencia arveja/maíz de segunda de ciclo corto con cosecha húmeda o en los casos de maíz de segunda con riesgo de heladas, la rotación es arveja/soja. “El problema acá es la altísima presión de Helicoverpa que deja la arveja para los primeros estadios de la soja”, dijo Poletti.
En lo que respecta a los aspectos productivos en sí, Prieto resumió las claves de la implantación de arveja en tres puntos: la elección del lote con el cultivo antecesor (lote con drenaje y sin legumbres en las tres campañas previas), el tratamiento de la semilla para lograr buena emergencia (para combatir hongos de suelo hay que usar fungicidas de amplio espectro) y una buena nutrición (no le puede faltar fósforo y el nitrógeno lo obtiene a partir de la fijación biológica pero se potencia con una buena inoculación).
El control de enfermedades es la columna vertebral de la arveja si se hace monocultivo. “Enfermedades de tipo vascular como fusarium, rhizoctonia o pythium que afectan el sistema radicular y la base de la planta son peligrosas”, explicó Prieto. Otro capítulo son las enfermedades foliares, hoy se están controlando con los mismos grupos químicos que en soja.
Es sabido, la cosecha de este tipo de productos de consumo directo es determinante para la calidad. La arveja es un cultivo que debe secarse para cosecharse en un estado parejo. Hay dos estructuras de plantas, una foliosa, más rastrera y otra más erecta que, al ser menos foliosa deja pasar más la luz y sufre menos los excesos de humedad. “Hay que preparar la cosechadora, con un flexible y algunas adaptaciones a la barra de corte en los puntones”, explicó Prieto.
Consultado sobre los desafíos de estos cultivos, Prieto reconoció que uno de los temas por seguir mejorando es la genética adaptada a estas regiones productivas. “También nos preocupa la infraestructura, el flete y el transporte, porque somos ineficientes al llevar la mercadería al puerto, mientras la producción está pegada al río y mandamos mercadería a Brasil en camión”, sentenció.
OFERTA Y DEMANDA
“La calidad es un punto central de este tipo de productos porque van directos a la boca del consumidor”, advirtió Horacio Frágola, director de Farm Products (exportador de granos no tradicionales) y presidente de la Cámara de Legumbres de la República Argentina (CLERA). “Nos interesa que el productor sepa cómo producir legumbres, pero también que los consumidores conozcan sus valores nutricionales”, explicó.
Las legumbres son ricas en proteína, fibra y carbohidratos, bajo contenido de grasa y sodio. En lo que respecta a arvejas, se exporta gran parte a Brasil, pero últimamente se abrieron posibilidades a los tradicionales consumidores de arveja, como India, Bangladesh y el sudeste asiático.
“China se ha convertido en un importador cuando antes era exportador porque hoy están usando las proteínas de arveja como enriquecedor de harinas blancas en la producción de fideos”, contó Poletti. En 2010 Canadá exportaba unas 250.000 toneladas de arveja a China, en la presente campaña es probable que supere el millón de toneladas. La gran noticia es que para 2015 Argentina logre la habilitación para embarcar arveja a China. Además del consumo humano, la arveja a diferencia de la soja no tiene factores antinutricionales que requieran desactivación para ser consumida por monogástricos. “Es una muy buena alternativa para nutrición de cerdos y en vacas lecheras”, explicó Poletti.
PRODUCTO DE NICHO
"Cuando uno decide sembrar una especialidad tiene que tener claro con quién la va a comercializar, esto es tan importante como cultivarla bien”, advirtió el asesor Adrián Poletti.
El productor Pedro Maranessi reconoce que “al ser un producto de nicho (la arveja), no tiene precios de referencia y en Argentina se toma como base el FOB de Canadá y luego se hacen las deducciones”. Para Maranessi, los 250 dólares por tonelada que cotiza la arveja son el piso mínimo para empezar a mirarla, pero “se necesitarían unos 300 dólares por tonelada para soportar mejor la inversión en un cultivo que necesita tecnología”.
Al respecto, Poletti explicó que “sin un mercado donde poder calzarse, lo que se necesita es una expectativa correcta, porque hace dos meses la arveja valía 350 dólares por tonelada y hoy vale 250, quien la sembró pensando que la iba a vender a 350 tiene una caída de expectativa muy grande y esto no beneficia que más productores se sumen al negocio”, contó Poletti.
En este sentido, en 2009 se empezó a trabajar en la elaboración de un precio de referencia en Argentina. “Todavía nos faltan algunos ajustes, pero ésta va a ser una herramienta importante para toda la cadena, sea productor, empresas de insumos y exportadores”, dijo.
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viernes, 13 de febrero de 2015
Las legumbres, una cadena de valor que se abre camino
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