Por Rafa Fernández - (armas.es)
Aunque el armamento ligero de los países del Eje era realmente extenso y variado, en este reportaje vamos a centrarnos única y exclusivamente en los rifles de infantería y en sus versiones para la caballería. De este modo, dejaremos a un lado y para una mejor ocasión, todo un surtido de ametralladoras ligeras, subfusiles, pistolas, e incluso fusiles de asalto que también tuvieron su importancia en el desarrollo de esta trascendental contienda bélica. Siempre que se habla de los fusiles que los soldados del Eje portaban en el campo de batalla, a la mayoría de nosotros nos viene a la memoria un modelo inolvidable: el Mauser 98. Su fama dentro y fuera de las fronteras teutonas es tal que, junto con el AK 47 soviético, podríamos decir que se trata del fusil más conocido del mundo. Su robusto diseño, así como su fiabilidad, su precisión y la potencia de su calibre han permitido que el Mauser 98 esté considerado como “uno de los grandes” dentro de la industria armamentística ligera.
El primero de estos míticos Mauser del que se tiene constancia es el modelo conocido como Gewehr 98. Este rifle de cerrojo en calibre 7.92x57mm nacido de la fábrica de Oberndorf consiguió despertar sensaciones contrapuestas en el campo de batalla. Entre los soldados alemanes, era amado y vanagloriado; mientras que entre las huestes enemigas, era un arma realmente temida. Su largo tamaño obedecía a los cánones de diseño de la época. Y es que en las postrimerías del siglo XIX (año 1898), los largos cañones utilizados en los rifles de pólvora negra continuaban siendo el patrón a imitar entre los armeros de todo el mundo. En cualquier caso, lo que en un principio podría haber supuesto un hándicap para moverse con soltura en el campo de batalla, acabó convirtiéndose en una ventaja notable durante la Gran Guerra, pues en aquellas durísimas batallas de trincheras, marcadas por la lentitud de movimientos y los disparos a larga distancia, el Gewehr 98 se mostró como el rifle más efectivo de la época. La perfecta combinación entre su cerrojo con tres tetones y su munición del 7.92mm fue sin duda la clave de su gran éxito, un éxito que volvería a repetirse más adelante en las versiones posteriores de este mítico Gewehr 98.
Apenas unos pocos años después del nacimiento del G98, Mauser empezó a experimentar con una nueva versión en formato reducido de este célebre fusil de infantería. Utilizando la misma acción y el mismo calibre, en los inicios del siglo XX aparecieron los primeros esbozos del inolvidable Mauser Kar 98. Aunque no empezó a usarse oficialmente hasta el año 1908, muy pronto esta versión en formato carabina del G98 logró hacerse con el favor de sus miles de usuarios, quienes apreciaban en ella su mejorado diseño y su idéntica efectividad.
Tras la conclusión de la Primera Guerra Mundial, los armeros de Mauser siguieron trabajando en el perfeccionamiento de su rifle de infantería. Y así, en 1935 sacaron a la luz, el que para muchos está considerado como uno de los mejores fusiles de la historia: el mítico Mauser Kar 98k. Esta nueva versión es la más pequeña de todos los fusiles Mauser 98, y el principal motivo de su fama es el trascendental papel que desempeñó a la hora de desarrollar con éxito la “Blitzkrieg” o guerra relámpago de las tropas nazi. De menor tamaño y notablemente más ligero que sus predecesores (sobre todo respecto al Gewehr 98), el Mauser Kar 98k se convirtió en uno de los iconos del Ejército del Tercer Reich gracias a su fiabilidad y precisión. No importaban las condiciones donde tuviera que dispararse: ya fuera en la gélida estepa rusa, o en las cálidas arenas del desierto africano, el Mauser 98k siempre rindió a un excelente nivel. La letra “k” al final de su nombre se utiliza para diferenciar a este modelo de su inmediato predecesor, el Mauser 98. Por otra parte, esta “k” hace referencia al término alemán “kurz” (corto), el cual todavía hace más hincapié en el reducido tamaño de esta carabina.
A pesar de que el sistema de acción por acerrojamiento manual convertía al Mauser Kar 98k en un arma más lenta de disparar que el fusil semiautomático M1 Garand estadounidense (su principal antagonista), el rifle alemán siempre gozó de una mayor popularidad en el campo de batalla. Los francotiradores alemanes ayudaron a incrementar la fama de esta carabina, a la que como puede apreciarse en numerosas fotografías de la época, se le podían incorporar diversas miras telescópicas. Pocos años después de su nacimiento, el Mauser Kar 98k traspasó las fronteras germánicas y llegó hasta España. Aquí fue utilizado por las fuerzas del Bando Nacional durante la Guerra Civil, fruto de la colaboración entre las tropas del general Franco y el Reich alemán.
Llegado del Sol Naciente
Miles de kilómetros al este de Alemania encontramos a otro de los protagonistas destacados de la Segunda Guerra Mundial. Se trata del fusil japonés conocido como Arisaka, cuyas dos versiones más populares, la Type 99 y la Type 38, se cobraron un importante número de bajas durante las grandes guerras del siglo XX. El rifle Arisaka Type 38 fue el arma de dotación oficial de la infantería nipona durante la Primera Guerra Mundial. Fabricado en serie desde 1906 hasta 1940, el Arisaka 38 intervino en prácticamente todas las batallas del Pacífico que Japón libró durante prácticamente la primera mitad del siglo XX: Java, Filipinas, Tailandia, etc. Este fusil de cerrojo se alimentaba con cartuchos del calibre 6.5mm, uno de los menos potentes de la época pero de gran precisión, y en su cargador podían almacenarse hasta 5 cartuchos de este calibre.
Su peso apenas superaba los 3,5 kg, mientras que su cañón se alargaba hasta los 80cm (su longitud total era de 128cm). El hecho de decantarse por estas medidas y pesos, inferiores por ejemplo a los de su coetáneo Gewehr 98, no respondía a razones estrictamente relacionadas con el diseño, sino más bien tenían que ver con la estatura y el peso medio del infante nipón de la época. En este sentido, y dado que la mayoría de soldados japoneses eran más bien de estatura menuda, los técnicos del arsenal imperial de Koishikawa (Tokio) optaron por diseñar un arma ligera, de reducidas dimensiones y que disparara un calibre más controlable y cómodo a la hora de repetir disparos.
Fue en la guerra contra China en 1894 cuando los soldados japoneses fueron conscientes, por primera vez, de lo que un rifle como el Gewehr 88 era capaz de realizar en combate. Aquellas tropas de infantería nipona vieron cómo su fusil Murata en calibre 8mm y con cargador tubular, era más lento de alimentar que el Gewehr 88 de las tropas chinas, el cual por aquel entonces ya se alimentaba con peines de carga rápida. Esta importante ventaja bélica no pasó desapercibida para el coronel Nariaki Arisaka, quien presidió el comité encargado de seleccionar un nuevo fusil para el ejército japonés y se decantó por la acción del Mauser. Lo más difícil fue sin embargo adecuar esa acción a un calibre como el 6.5mm, sensiblemente menos potente que el 7.92mm Mauser, y el escogido oficialmente por el propio Arisaka. Aún así, los técnicos japoneses realizaron un gran trabajo y lograron un perfecto equilibrio entre rifle y munición. Tanto es así que, lejos de lo que a priori pudiera parecer, el Arisaka se mostró como un arma precisa y muy eficaz en el campo de batalla.
El primer fusil Arisaka de dotación oficial fue el Type 30, fabricado desde 1889 hasta 1905, y que se convirtió en el arma de cabecera del Ejército japonés durante la guerra ruso-nipona (1904-1905). A este modelo, ya alimentado con cartuchos del calibre 6.5mm, le siguió el Type 35, una versión mejorada pero que tampoco terminó de convencer a las huestes niponas por su escasa fiabilidad. En este contexto, el mismo comité militar que se había decantado por el Type 30, y todavía presidido por el coronel Arisaka, decidió continuar con su investigación con el propósito de mejorar el siempre trascendental binomio rifle-munición. Finalmente, los armeros del arsenal imperial de Tokio consiguieron dar con la tecla exacta, reflejada en el Type 38, un fusil mucho más equilibrado que sus antecesores. Este rifle se mantuvo como el arma larga de dotación oficial del Ejército de Japón hasta prácticamente el año 1940, en plena eclosión de la Segunda Guerra Mundial. En aquel momento, los militares nipones se vieron en la necesidad de contar con un arma ligera con un calibre más potente que el 6.5x50mm. Por este motivo, las autoridades japonesas encomendaron al arsenal de su Imperio el diseño de un nuevo fusil de infantería que disparara un cartucho más potente. El calibre elegido fue el 7.7x58mm. Para este tipo de cartucho se realizaron numerosas versiones, aunque seguramente la más conocida sea el Arisaka Type 99, el principal fusil de dotación del ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial.
La producción del Arisaka Tipo 99 se prolongó desde 1939 hasta 1945, prácticamente hasta la conclusión de la contienda bélica. A nivel de diseño y aspecto exterior, apenas hay diferencias notables entre el Type 38 y el Type 99. De hecho, los únicos cambios reseñables en el Type 99 respecto a su predecesor tienen que ver con su calibre, y lógicamente con su acción. En este sentido, el mecanizado y los acabados de la acción del modelo 99 son más sencillos que los del Type 38 por una simple cuestión de economía de escalas: dada su inminente participación en la Segunda Guerra Mundial, Japón buscaba fabricar el mayor número de fusiles en menos tiempo, y con el menor coste posible. De todas las versiones del Arisaka Type 99, el modelo más extendido fue el conocido como “short rifle”, el cual contaba con un cañón de 65cm, una longitud total de 112cm y un peso ligeramente por encima de los 3 kg.
A pesar de que, como hemos visto, el Arisaka acumuló una dilatada trayectoria en el campo de batalla, todavía hoy es un rifle relativamente poco comentado. Tal vez será por su exótico origen, por su poca presencia en nuestro país, o sencillamente por haber caído en un inmerecido segundo plano… en cualquier caso, lo cierto es que poco se sabe de este rifle de cerrojo y sus numerosas versiones (a destacar por ejemplo la carabina Type 44 o el modelo para tiradores selectos Type 97 sniper). Su calibre original 6.5x50mm, al que debe reconocérsele su gran precisión (ahora lo vemos en esos rifles de calibres en torno a 6.5mm que participan en competiciones de tiro con fusil a larga distancia), así como su cajón de mecanismos perfectamente mecanizado, son hoy en día sus principales señas de identidad.
La errática opción italiana
El triángulo de países del Eje se completa con Italia, una nación marcada por la impronta militar de su Duce, el que fuera presidente de la República Italiana durante la Segunda Guerra Mundial Benito Mussolini. Las huestes del ejército italiano utilizaron durante su intervención en las batallas de la Segunda Guerra Mundial los rifles Mannlicher-Carcano M1891, el mismo modelo que años más tarde, concretamente en 1963, acabaría con la vida del presidente de Estados Unidos John F. Kennedy. Este fusil se alimenta con cartuchos del calibre 6.5x52mm, una munición de tamaño similar a la del Arisaka Type 38 nipón. Fabricado en el arsenal de Turín entre 1890 y 1891, el Carcano fue adoptado oficialmente por las autoridades italianas el 29 de marzo de 1892 como su arma larga de dotación. Conocido internacionalmente como “Fucile Modelo 91”, los principales responsables del diseño de este rifle fueron Salvatore Carcano, el inspector jefe de la Real Fábrica de Armas de Turín, y el coronel Parravicino. La principal aportación del Carcano al mundo de las armas largas, y también el motivo de su no demasiada buena fama, fue su cerrojo giratorio. Un delicado mecanismo que durante todo el conflicto bélico acusó una inaceptable falta de fiabilidad para un arma de guerra.
Ningún otro país, a excepción de Italia, adoptó al Carcano como arma oficial para sus respectivos Ejércitos, aunque sí es cierto que algunas unidades recamaradas al calibre 6.5mm Arisaka, se suministraron al gobierno nipón en 1905. Además del modelo estándar Carcano M91, el arsenal de Turín también fabricó otras versiones de este histórico fusil de cerrojo rotativo, como su carabina para la unidad de caballería o su modelo 91 TS (“per truppe speciali”), ambos rifles con unas dimensiones más reducidas con respecto a la versión original. La mayoría de modelos nacieron del arsenal de Turín, aunque hoy en día tampoco es extraño encontrarse con ejemplares sellados en otros lugares de gran tradición armamentística como Brescia o Gardone. Exteriormente, el Carcano es muy fácil de identificar, debido a su cargador con capacidad para 6 cartuchos del calibre 6.5x52mm.
Tras la dura campaña italiana en el conflicto de Etiopía (antigua Abisinia) del año 1935, los soldados italianos reclamaron un fusil que dispara un cartucho más potente que el 6.5mm Carcano. Es decir, que les sucedió lo mismo que a los japoneses con su Arisaka Type 38. Fruto de esta exigencia salió a la luz un nuevo fusil conocido como Carcano Modelo 38 y cuya característica principal residía en su nuevo calibre: el 7.35x52mm. Además de este cambio en la munición, el nuevo “Fucile Modello 38” también se diferenciaba del Carcano M1891 en que incorporaba una mira trasera de 300m. De este mismo modelo también se fabricaron nuevas versiones de tamaño reducido que se entregaron preferentemente a las unidades de caballería. Precisamente, estas carabinas Modelo 38 fueron la base sobre las que se sustentaron los Carcano M38/43, unos fusiles surgidos de la fábrica militar de Cremona y cuyo rasgo principal es que estaban recamarados para disparar cartuchos del calibre 7.92mm, es decir, la misma munición que sus aliados alemanes empleaban para alimentar a sus afamados Mauser.
Muy poco valorado por todos los soldados que participaron en la Segunda Guerra Mundial (ya fueran miembros del Eje o del bando aliado), la “mala prensa” del Mannlicher-Carcano se acrecentó el 22 de noviembre de 1963, día en el que Lee Harvey Oswald utilizó un veterano ejemplar de la Segunda Guerra Mundial en calibre 6.5x52mm para acabar con la vida del presidente de Estados Unidos John F. Kennedy.
Rifles del Eje en el s. XXI
Hoy en día, estos tres rifles, en sus respectivas variantes, gozan de un gran atractivo entre los aficionados y coleccionistas de armas históricas. En torno al Mauser 98, sin duda el más extendido entre los propietarios de armas de nuestro país, existe toda una legión de seguidores ampliamente documentados y que persiguen encontrar el ejemplar más extraño o mejor conservado. Menos tirón tienen los Arisaka y, sobre todo los Mannlicher-Carcano, menos habituales y más difíciles de conseguir (principalmente el fusil japonés). El mercado “surplus” (excedentes de fabricación) suele ser una buena fuente a la que recurrir para hacerse con uno de estos históricos fusiles de cerrojo. En cuanto a sus precios de venta, son realmente oscilantes, ya que dependen del estado de conservación de cada modelo, de su disponibilidad, o de su rareza. Si quienes adquieren este tipo de armas deciden hacerlo en perfecto estado de tiro, lo más normal es que las empleen para la caza mayor o para participar en competiciones deportivas. En este sentido, el pasado mes de abril asistimos a una de estas tiradas con fusiles históricos, organizada por el Club de Tir Montsià (Amposta, Tarragona) y la armería FS, en la que pudimos ver a varios tiradores disparando con alguno de estos ejemplares. El objetivo, lógicamente, es reproducir al máximo posible las sensaciones de disparar con un trozo de historia. Eso sí, cambiando el campo de batalla por el campo de tiro, y los soldados del bando enemigo, por las dianas de papel.
Para completar este reportaje, en el que hemos analizado los 3 principales fusiles de cerrojo de la infantería del bloque del Eje, no podemos olvidarnos de los rifles que utilizaron los ejércitos de otros países satélite, tales como Hungría o Finlandia. Los soldados de ambas naciones, bajo la clara influencia del bando del Eje, emplearon entre otros el Steyr Mannlicher M95 y el Mannlicher 35M en el país magiar, así como el Kivääri M27 en Finlandia.
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