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WASHINGTON.- Los 30 minutos que Mauricio Macri estuvo ayer con su par de China, Xi Jinping, en el hotel Omni Shoream justificaron en gran medida el viaje que el Presidente realizó por dos días a esta ciudad para la cumbre de energía nuclear. Un valioso motivo encerró para el Gobierno ese encuentro bilateral: Pekín aceptó el pedido de la Argentina de realizar ajustes y revisar algunos de los contratos que se habían firmado durante la gestión de Cristina Kirchner y que la administración actual observó varias irregularidades.
"Hubo una buena predisposición de China para aceptar una revisión de algunos contratos que veíamos que requieren modificaciones. Ellos no se molestaron por eso, lo aceptaron y lo ven como parte de un nuevo proceso que hay en la Argentina", expresó Macri a LA NACION, al salir de la reunión con Xi. Lo hizo en medio de un fuerte dispositivo de seguridad que se montó, ya que en las afueras del hotel donde se realizó el encuentro había manifestaciones a favor y en contra del gobierno chino.
Macri llegó puntual a las 9 y ya lo esperaba un estricto mecanismo de protocolo que incluyó una previa revisión minuciosa de seguridad a la prensa. El ajuste de los contratos que habló Macri con Xi están relacionados con la construcción de dos represas en Santa Cruz (Cepernic y Kirchner) y que tienen supuestos vicios de irregularidad en los montos y en las cláusulas de impacto ambiental, según sostiene el Gobierno.
A la vez, habrá revisión hacia adelante en lo que respecta a los convenios firmados con Pekín para la construcción de dos centrales nucleares que requieren una inversión de 15.000 millones de dólares y que China se comprometió a financiar más del 80 por ciento. No se supo si se habló en la reunión bilateral del acuerdo por la estación especial en Neuquén que será manejada por una agencia estatal que depende del ejército popular chino.
Varios miembros de la comitiva calificaron como "muy buena" y de "excelente sintonía" la reunión de Xi con Macri. La decisión de China de avalar la revisión de los contratos resulta ser un cambio copernicano de Pekin, ya que hasta la semana pasada no mostraban la misma flexibilidad.
De hecho, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China había emitido un comunicado en el que planteaba que los acuerdos sellados con Cristina Kirchner eran "transparentes y dentro de las leyes". Pero al parecer, imperó el pragmatismo ancestral chino, la idea de "ampliar los vínculos y no estrecharlos", como dijo Macri.
Así habrá ahora ajustes de contratos que pondrá en marcha la canciller Susana Malcorra cuando viaje a Pekín el 19 de mayo para reunirse con las autoridades chinas. La intención de Macri y de Xi es ratificar la alianza estratégica integral que une a ambos países para que en septiembre próximo, cuando el presidente viaje a China para la cumbre de presidentes del G-20, puedan estar limadas todas las diferencias.
Por lo pronto, Macri y Xi plantearon ayer la necesidad de profundizar el intercambio comercial. "Necesitamos ampliar el valor agregado de nuestros productos que vendemos a China y eso lo entendieron", dijo Macri. Esto apunta a equilibrar la balanza comercial que resulta deficitaria para el país. También se habló de la posibilidad de establecer acuerdos por el visado de turistas para profundizar el intercambio entre ambos países. Del lado de China no hubo comentario alguno a la prensa y sólo pudieron entrar al encuentro para tomar fotos los periodistas de agencias oficiales chinas.
Macri llegó a su encuentro con Xi rodeado de la canciller Malcorra; el embajador argentino en Estados Unidos, Martín Lousteau; el embajador Roberto Garcia Moritán; el secretario de Planeamiento Estratégico, Fulvio Pompeo, y el ministro de Energía, Juan José Aranguren.
Fue la misma comitiva que lo acompañó más tarde a la cumbre de presidentes por la energía nuclear donde Macri brindó un discurso ante los 53 jefes de Estado presentes.
La reunión de Macri con su par de China no fue la única bilateral que mantuvo ayer el presidente argentino. En el Room 1440 del Centro de Convenciones de Washington, que es donde se realizó la cumbre de energía nuclear, Macri también tuvo un encuentro con el presidente de Japón, Shinzo Abe, y con el jefe del Consejo de la Unión Europea (UE), Donald Tusk. Además se cruzó informalmente en los pasillos de la cumbre con el presidente de Francia, François Hollande, y con primer ministro británico, David Cameron. Quedaron pendientes las reuniones con el presidente de Corea del Sur y con el primer ministro de la India, que por cuestiones de agenda se suspendieron.
Tanto en la reunión con el representante de la UE como con el de Japón hubo un apoyo pleno para que la Argentina ingrese a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y para que en 2018 presida el G-20.
"A Japón le alegra mucho que la Argentina impulse una nueva etapa que ingresa en una nueva dimensión con una economía libre", fue el mensaje inicial que lanzó Abe en su reunión con Macri. A partir de allí, hubo buena sintonía entre ambos jefes de Estado para relanzar las relaciones que Macri dijo que habían estado "diluidas durante los últimos años".
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