Se
dice con frecuencia que a la oposición "no se le cae una idea". En la
campaña de 2011, junto con Ricardo Alfonsín hicimos muchas propuestas
que fueron desoídas por el oficialismo, y también, casi sin excepciones,
ignoradas por los medios.
Con el propósito de provocar el debate, y a título
personal, planteo estas diez ideas que permitirían reactivar la economía
argentina sin inflación y, lo que es más importante, reduciendo la
exclusión social.
Se basan en la necesidad de generar rápidamente los
incentivos para estimular la inversión, la producción y la exportación.
Pero también apuntan a evitar el ajuste recesivo, basado en un golpe de
inflación y devaluación, porque éste traería mayor pobreza y más
desigualdad, y la consiguiente inestabilidad política, como sucedió
tanta veces en los últimos 50 años.
1.Controlar la inflación . Hoy, la
inflación, que bien medida supera el 20% anual, podría ser controlada y
reducida gradualmente sin ningún ajuste recesivo. Sería necesario que se
regularice el Indec reponiendo a los idóneos y otorgándole la
independencia que nunca debió haber perdido. Y, a partir de reconocerla,
implementar una política de metas inflacionarias. Esta política, basada
en el consenso entre empresarios, sindicalistas y Gobierno -para
coordinar decisiones y monitorear su evolución-, ha permitido a decenas
de países reducir la inflación a valores menores al 5% anual en forma
gradual, sin generar recesión.
2.Bajar los impuestos . Hoy la presión
impositiva es intolerable (37% del PBI), y es una de las causas de la
falta de generación de empleo privado productivo y la caída de la
inversión. También es regresiva, pues pagan proporcionalmente más
impuestos los que menos tienen. Hay que animarse a bajar el IVA al 13% y
reducir los impuestos al trabajo. Estas dos medidas reducirían el
trabajo en negro, impulsarían la generación de empleo y aumentarían la
capacidad adquisitiva. También se debería revisar la escala del impuesto
a las ganancias, para hacerla más progresiva, y corregir las
valuaciones sobre las cuales se calculan los impuestos patrimoniales,
para que se correspondan con los patrones internacionales.
3.Corregir el tipo de cambio . El peso
argentino refleja un atraso cambiario de entre 30 y 40% frente a los
países con los cuales competimos y comerciamos. Pero hoy no se puede
devaluar sin generar un "rodrigazo" ni causar un enorme costo social.
Por lo tanto, la corrección cambiaria llevará tiempo solucionar, pero
mientras se podría:
a) Eliminar la mayoría de las retenciones. Sobre todo
las industriales y las que afectan a las economías regionales. Y,
parcialmente, también las de los productos primarios, y eliminar las
restricciones a la comercialización de carnes, lácteos y granos, que hoy
actúan como cuasi retenciones al reducir los precios recibidos por el
productor.
b) Liberar el mercado financiero y turístico. Durante
la transición hacia un mercado único, se debería liberar el mercado
cambiario para las operaciones financieras y turísticas. De esa manera,
los que quieren invertir en el país, argentinos o extranjeros, podrían
vender sus dólares en un mercado libre, legal, en el que puedan comprar
dólares los que necesiten cancelar deudas o dividendos, o simplemente
adquirir divisas para atesorar o viajar.
c) Volver a la flotación cambiaria administrada con
incertidumbre, como la existente hasta 2005. Es preciso abandonar esta
tablita cambiaria que genera un piso a la tasas de interés.
4.Eliminar algunos subsidios . Hay que
revisar los subsidios al transporte y a la energía, porque hoy son
fuertemente regresivos y favorecen el derroche energético en un país que
debe importar combustibles por más de 13.000 millones de dólares al
año. El alza de tarifas debería afectar sólo a los sectores más ricos,
que hoy reciben casi siete veces más subsidios que los más pobres. Hay
que implementar un sistema de subsidios para los que lo necesitan,
dotando a los beneficiarios con tarjetas que les permitan viajar y
consumir productos básicos en cantidades preestablecidas, a precios
diferenciales. Las mayores tarifas servirían para evitar el derroche
energético. En el corto plazo, sólo vamos a paliar la crisis energética
si reducimos el consumo domiciliario.
5.Consolidar los planes sociales . Lejos
de reducirlos, el próximo gobierno debe perfeccionarlos y ampliarlos. La
Asignación Universal por Hijo debería ser de otorgamiento e indexación
automática. También debería cumplirse con el 82% para los jubilados sin
necesidad de los juicios a los que hoy se los somete. El resto de los
planes deberían reglamentarse para que no dependan de los punteros
políticos ni constituyan un debilitamiento de la cultura del trabajo.
También habría que educar y capacitar a los beneficiarios de los planes
para facilitarles su reinserción en el mercado de trabajo. Y,
fundamentalmente, deberíamos asegurarnos que los planes permitan
eliminar la desnutrición infantil, que hoy limita la educación e impide
la consecución de una sociedad más justa e igualitaria.
6.Promover la inversión y combatir el trabajo en negro
, mediante la desgravación de las nuevas inversiones productivas, como
lo propuso Roberto Lavagna en 2005, si se mantenía la relación entre
capital y trabajo, estimulando así la incorporación de la masa laboral
que se pagaba en negro. Esto, sumado a las ideas anteriores, podría
producir una importante reducción de la informalidad laboral y un
fortalecimiento de la cultura del trabajo.
7.Volver a los mercados financieros internacionales
. La consiguiente brecha fiscal de corto plazo podría perfectamente
cubrirse con endeudamiento externo, a plazos y tasas muy convenientes,
aprovechando la excesiva liquidez internacional y los bajísimos niveles
de endeudamiento externo que tiene nuestro país. La vuelta a los
mercados financieros internacionales será factible no bien el Indec
vuelva a ser creíble, lo que posibilitaría el refinanciamiento con el
Club de París; el tema de los holdouts se solucionaría por añadidura.
8.Infraestructura y viviendas .
Considerando lo anterior, la Argentina podría recurrir también a los
mercados externos para captar unos 20.000 millones de dólares anuales
(4% del PBI). Este monto permitiría, en cuatro años, financiar:
a) La reconstrucción y modernización de todo el sistema
ferroviario para transporte de pasajeros y de cargas. Esto reduciría el
costo de los fletes y ayudaría a recuperar la competitividad de nuestra
producción. También mejoraría la calidad de vida de los millones de
argentinos que diariamente deben viajar en pésimas condiciones de
comodidad y seguridad.
b) Construir y/o refaccionar las 2,5 millones de
viviendas económicas que hacen falta en el país, que se pagarían en 50
años en cuotas indexadas (para un crédito promedio de $ 100.000) de $
600/mes, menos de lo que cuesta alquilar una pieza en una villa.
c) Medio millón de créditos hipotecarios para los
jóvenes que quieran emancipar se, a pagar en 30 años, indexados a
salario, con una cuota en pesos hoy equivalente a $ 1500 por cada 40.000
dólares de crédito, lo que es menos de lo que se paga de alquiler por
un departamento de 2/3 ambientes.
Después de cuatro años, el país seguiría teniendo menos deuda externa pública que la mayoría de los países de la región.
9.Recuperar la industria , afectada en
estos años por el atraso cambiario, que llevó al estancamiento de las
exportaciones industriales y al auge de las importaciones. Además de las
medidas ya comentadas, es necesario impulsar el crédito, fortalecer y
ampliar los acuerdos comerciales regionales e interregionales e impulsar
un desarrollo tecnológico y educativo consistente con esos objetivos.
La agroindustria y la informática, en sus más diversas formas, tienen un
enorme potencial en la Argentina.
10.Volver a ser un país federal . Las
provincias y los municipios deben recuperar su autonomía financiera, y
tomar sus propias decisiones sobre las inversiones en obras públicas en
sus jurisdicciones. Esto implica rever la coparticipación efectiva (no
la ley) y dejar de tener un Estado nacional rico, rodeado de provincias
pobres.
Estas diez ideas, que obviamente pueden mejorarse y
ampliarse, y seguramente muchas otras, deberían alimentar el debate de
cómo reactivar la economía sin generar exclusión social; única manera
sustentable de eliminar la pobreza extrema y alejar a los jóvenes de la
frustración, el odio y la droga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios mal redactados y/o con empleo de palabras que denoten insultos y que no tienen relación con el tema no serán publicados.