(Clarin.com) - Kicillof tuvo una postura confrontativa. Y según privados la deuda a los buitres sería al menos de US$ 8.000 millones.
Tras seis meses de aislamiento, la Argentina retomará hoy las negociaciones con los fondos buitre. El secretario de Finanzas, Luis Caputo, enfrentará el desafío de iniciar un nuevo periodo de conversaciones con los holdouts luego de la anterior gestión.
¿En qué situación está la Argentina en este conflicto? El kirchnerismo optó por cesar el diálogo y sostener una postura confrontativa hasta para con el mediador. El 1 de junio pasado, el abogado Carmine Boccuzzi, del estudio Cleary Gottieb que representa al país, envió una carta a Daniel Pollak donde rechazaba su invitación para entablar un diálogo con los fondos buitre, por “falta de confianza” en el funcionario designado por el juez Thomas Griesa. Pero no solo el Gobierno de Cristina Kirchner cuestionaba la idoneidad de Pollack para supervisar el proceso de negociación sino que además en esa nota se rechazaba toda instancia de diálogo acusándolos de querer alimentar un “circo mediático”.
Así fue como en las últimas audiencias que ordenó el juez neoyorkino que lleva la causa, Thomas Griesa, no hubo ningún funcionario argentino presente, sólo abogados de ambas partes.
El ex ministro de Economía, Axel Kicillof, se reunió con los fondos buitres a fines de julio del 2014. Tras dos jornadas de negociación no llegó a un acuerdo. Luego Griesa redobló la apuesta y bloqueó el pago de intereses por parte de Argentina a tenedores de bonos en el exterior. A los ojos del letrado estadounidense, antes de concretar cualquier depósito, el país debía pagarle a los buitres. Así fue como los intereses se acumularon y los bonistas no recibieron el dinero. Aun hoy hay cerca US$ 2.700 millones de cupones de pago en un “limbo legal”. El conflicto tomó una dimensión desmesurada cuando Kicillof amenazó con quitarle la licencia local al Citibank por acatar la orden de Griesa, que ordenó a las entidades no girar esos fondos a sus destinatarios.
En el Palacio de Hacienda, el ex ministro de Economía había inoculado a sus colaboradores el slogan con el argumento que había ideado para explicar por qué su gestión no negociaría la deuda en default. “Estamos dispuestos a negociar a los fines de llegar a un acuerdo justo, equitativo, legal y sustentable con el 100% de los acreedores”, coreaban al unísono los kiciboys. El ex ministro de Economía estaba en desacuerdo con el fallo del juez neoyorkino Thomas Griesa, que establecía que el país debía pagarle a los buitres lo que reclamaban.
¿Cuánto dinero se adeuda? La sentencia de Griesa establece un monto de US$ 1.330 millones a favor de los buitres, pero también deben computarse intereses por el retraso en el pago (el fallo fue en noviembre de 2012) que elevaría la deuda total a US$ 1.832 millones. Sin embargo, con pagarle a los buitres no se cierra el conflicto: sucede que podrían sumarse otros tenedores de bonos que exigen el mismo trato que a los buitres (hay 49 reclamos ya presentados y avalados por el juzgado neoyorkino). En octubre Griesa reconoció a los tenedores de bonos en default la misma sentencia que a los buitres. Así, la deuda total ascendería a por lo menos US$ 8.000 millones.
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miércoles, 13 de enero de 2016
Holdouts: Sin diálogo y con más deuda, la herencia que dejaron los K
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