domingo, 16 de septiembre de 2012

Dato clave: Tierra del Fuego y energía aspiran 4 veces más que el total de dólares "tarjeteado" por argentinos en el exterior

Por Juan Diego Wasilevsky - iProfesional.com
Quienes usen sus plásticos fuera del país ahora son "castigados" con un recargo del 15%. En tanto, la "bendecida" industria electrónica fueguina succiona muchas más divisas, al igual que la energía que la Argentina ahora debe comprar. Lo que se persigue de un lado "se evapora" por otro. 

Desde octubre, el Gobierno se viene empeñando en darle batalla a la ya enraizada cultura de "pensar en dólares", que tanto caracteriza a los ahorristas argentinos. Y lo hizo lanzando una cruzada sin descanso y en varios frentes. Así, tal como se conoció en los últimos días, las últimas "víctimas" fueron los usuarios de tarjetas de crédito, cuyos consumos en el exterior pasaron a tener un recargo del 15% que, si bien no frenará el éxodo de turistas fronteras afuera, es una medida que puede inducir a que sean más cautelosos al financiarse vía plásticos.

El titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, aseguró que prefería que los "argentinos veraneen en el país", una expresión que desató una ola de críticas a través de las redes sociales y que derivó en que su autor luego optara por desdecirse.

El punto central es que, dadas las múltiples restricciones para hacerse de billetes verdes a precio oficial, la tarjeta se había convertido en un gran aliado para los turistas argentinos que, producto del atraso cambiario, encuentran que es cada vez más barato -en términos de dólar- descansar en diversos destinos en el exterior que hacerlo en la plaza local.

Así, según datos del Banco Central, hasta el 24 de agosto, momento previo a que se anunciara el comienzo de las restricciones a las compras con tarjetas de crédito, los saldos financiados, vía este instrumento, acumularon un récord desde la salida de la convertibilidad del orden de los u$s450 millones, casi un 150% más que en el mismo mes del año pasado. Claro que dicho saldo es una suerte de "foto", dado que es el resultado entre los consumos y las cancelaciones realizadas por sus titulares.

Pero, al analizar la "película", es decir, la dinámica y la velocidad con la cual se movieron los plásticos en mano de los argentinos, se observa que, según estiman los operadores locales, los consumos fronteras afuera acumularon unos u$s1.100 millones durante el primer semestre del año.

Cabe destacar que este monto al Gobierno le representa una fuga de divisas dado que luego los bancos locales deben remitir toda esa cantidad al exterior y lo hacen contra una cuenta que cada uno tiene en el Banco Central que, a su vez, tiene contabilizado ese dinero como reserva.

Al respecto, cabe señalar que el BCRA es la única entidad monetaria de la región que no pudo acumular divisas en sus arcas en lo que va del año. A esto se suma un dato no menor: la mitad de los activos del BCRA son letras, títulos o adelantos del Tesoro, prestados para pagar deuda o cubrir parte del déficit fiscal, un monto que el Gobierno no está en condiciones de restituir.

Es en este contexto en el que el Ejecutivo buscó desalentar la salida de divisas vía uso de tarjetas de crédito en el exterior que, tal como se explicó anteriormente, "succionó" unos u$s1.100 millones en el primer semestre del año, una cifra que parece exigua pero que muestra las urgencias que padece en materia de faltante de divisas estadounidenses.

Hoy por hoy, cada billete verde cuenta. Sin embargo, existen dos sectores -como el energético y las empresas tecnológicas de Tierra del Fuego- que le están "succionando" una cifra cuatro veces superior al total de dólares que los argentinos tarjetean fuera del país y al que ahora se le decidió aplicar un recargo.

En efecto, durante los primeros seis meses del año:
• Las compras de energía, fuel oil, gasoil y nafta, dejaron un "agujero" de u$s2.200 millones.
• Las terminales de ensamble fueguinas demandaron unos u$s1.600 millones por importaciones de insumos.
• Además, el fisco resignó de cobrar u$s400 millones por el régimen de promoción fueguino.

De este modo, en total, estos tres factores le restaron a la economía unos u$s4.200 millones, es decir, casi cuatro veces más que el monto que ahora es "atacado" por la AFIP y al que se decidió aplicar el recargo del 15%.

Para el analista Ramiro Castiñeira, de la consultora Econométrica, "el cuadro energético se llevó puesto el modelo. Ya no hay superávit fiscal, ni externo, ni energético, ni tipo de cambio competitivo". En lo que se refiere a importaciones, "pasamos a requerir de una fila de 80 barcos anuales que se reparten entre los puertos de Bahía Blanca y Escobar, inyectando gas a la red local a un costo cercano a los u$s3.500 millones. Se suman otros u$s1.000 millones comprados a Bolivia y, en cuanto a las adquisiciones de fuel oil y gasoil la factura asciende a unos u$s6.000 millones", acotó el experto.

Así, la pérdida de autoabastecimiento le está costando caro a la Argentina: para este año se estima que las importaciones de combustibles y lubricantes alcanzarán los u$s11.000 millones, las cuales no se verán compensadas del todo por las exportaciones, lo que terminaría arrojando un déficit de u$s4.500 millones a lo largo de 2012.

Frente a esto, un reciente informe del IERAL reveló lo fundamental que resulta el alto precio de la soja para cubrir este agujero, dado que entre 2003 y 2009 la importación de energía se llevó el 13% de las liquidaciones de divisas del agro -en promedio-, mientras que en la actualidad "chupan" el 40% de los dólares que entran vía sector rual. En buen romance: las compras energéticas ya "succionan" 4 de cada 10 dólares que deja en la economía el campo, principalmente de la mano del "yuyito".

Esto llevó a que el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, afirmara que "para comprender este escenario de restricciones cambiarias hay que entender que su origen es el gran fracaso de la política energética en el país".

El costo de la electrónica nacional

El polo industrial fueguino recibió el gran espaldarazo a fines del 2010, con la sanción de la normativa que pasó a beneficiar la producción electrónica en el sur del país y, como contrapartida, a castigar impositivamente a todo producto importado. Así, el objetivo que viene persiguiendo el Gobierno es que la mayor cantidad de televisores, celulares, notebooks y netbooks que se ofrecen en los comercios salgan de las líneas de montaje ubicadas en esa provincia austral.

Sin embargo, el mayor problema, tal como viene informando iProfesional.com, es el alto nivel de componente importado en cada uno de los productos que tienen el sello Tierra del Fuego, que puede llegar a superar el 95% en algunos artículos. Es así como el Ejecutivo, al alentar y festejar los buenos niveles de venta de bienes tecnológicos en el mercado doméstico, también termina impulsando el auge importador vía piezas y componentes.

Frente a esto, y pese a ser durante años uno de los sectores "mimados" por el Gobierno, a comienzos de este año el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, comenzó a exigirles a las empresas de este rubro que compensen los dólares de importaciones con ventas al exterior por el mismo valor.

El problema es que, hasta el momento, esto no se ha podido plasmar, salvo por algunas firmas que, para esquivar el cerrojo, optaron por comercializar a otros países productos que nada tienen que ver con el rubro, como por ejemplo pescado.  Los expertos aseguran que algunas de esas operaciones de exportación son un simple "pase de manos" que, en vez de computarse a una compañía pesquera, terminan asignándose firmas tecnológicas.

Así, un directivo de una cámara electrónica y que pidió off the record aseguró que "la compensación de la balanza comercial deficitaria del sector electrónico de Tierra del Fuego no sería del todo genuina". A esto se agrega que las empresas del sector anualmente reciben beneficios impositivos por unos u$s800 millones anuales, es decir, dinero que no entra en las arcas del fisco y que acrecienta el faltante de divisas.

La soja, más necesaria que nunca

En este escenario, el valor de la súper soja, que el martes alcanzó los u$s623 por tonelada, se vuelve cada vez más relevante y determinante para el Gobierno. Por ello, desde la consultora Abeceb opinaron que "con una oleaginosa valiendo la mitad, las restricciones serían atroces, no tendríamos dólares para importar energía o pagar la deuda".

En la misma línea, desde el departamento de Economía de la Sociedad Rural explicaron que "si estuviera por debajo de los 600 dólares la tonelada, la Argentina estaría en situación más compleja que la actual por los requerimientos de caja que tiene el Gobierno debido al excesivo gasto público que debe afrontar mensualmente. También habría un menor ingreso de divisas, que dificultaría el mantenimiento del esquema cambiario de dólar controlado".

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