Las armas podrían quebrar el escudo norteamericano de defensa
FOTO Medvedev posa junto a un misil balístico Topol en la ciudad rusa de Plesetsk, en octubre pasado - Foto: AP
En lo que amenaza con convertirse en una nueva carrera armamentista, el ejército ruso lanzó un plan para modernizar sus sistemas de misiles en respuesta al proyecto de Estados Unidos de militarizar el espacio, anunció ayer el general ruso Nikolai Solovtsov, comandante de las fuerzas de misiles estratégicos de Rusia. "Actualmente estamos desarrollando misiles que volarían fuera de la zona de alcance de los sistemas de defensa antimisiles en el espacio", dijo Solovtsov a la agencia Interfax.
En los últimos meses, Rusia ha criticado los planes estadounidenses de desplegar armas en el espacio, por considerarlos el inicio de una nueva carrera armamentista. Con el anuncio de la modernización de su sistema de misiles, Moscú trataría de neutralizar esos proyectos.
"El análisis de los trabajos estadounidenses de creación y desarrollo de armamentos nuevos nos permite juzgar que realmente consideran el espacio una zona de conflictos armados potenciales y que, por eso, no renuncian a sus proyectos de desplegar armas en el espacio", señaló el militar ruso.
"El análisis de los trabajos estadounidenses de creación y desarrollo de armamentos nuevos nos permite juzgar que realmente consideran el espacio una zona de conflictos armados potenciales y que, por eso, no renuncian a sus proyectos de desplegar armas en el espacio", señaló el militar ruso.
Las declaraciones del general Solovtsov contrastan con la actitud expresada recientemente por el presidente ruso, Dimitri Medvedev, quien se mostró dispuesto a colaborar con la nueva administración del presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, para construir una política común de defensa en Europa.
A principios de noviembre, Moscú anunció que emplazaría un sistema de misiles de largo alcance en el enclave báltico de Kaliningrado, en respuesta a los planes de la Casa Blanca de instalar un escudo de defensa antimisiles en Polonia y la República Checa. Pero días después, Medvedev tendió la mano a Obama y le ofreció desechar el proyecto de Kaliningrado si la Casa Blanca hacía lo propio con sus planes defensivos en Europa del Este.
Washington alega, en su descargo, que su sistema defensivo no atenta contra la seguridad de Rusia. Su objetivo sería la neutralización de posibles ataques de países con capacidad nuclear, como Irán.
En sus declaraciones a la agencia Interfax, el general Solovtsov se refirió a ese escudo antimisiles norteamericano y reveló que Rusia adquirirá, en 2009, nuevos misiles RS-24, equipados con sistemas de última generación, capaces de penetrar cualquier sistema defensivo. Por su parte, el viceprimer ministro ruso, Sergei Ivanov, anunció que, antes de fin de año, se realizará otra prueba del misil Bulava, capaz de transportar diez ojivas nucleares, con un alcance de 8000 kilómetros. Ivanov resaltó que ya está lista la producción en serie del modelo. Las pruebas del misil Bulava se contaban por fracasos hasta la semana pasada cuando, según el Kremlin, el resultado fue satisfactorio.
Las reactivación de la carrera armamentista entre Moscú y Washington coincide con un momento mayor tensión en las relaciones bilaterales. El Kremlin vio con malos ojos la injerencia de la Casa Blanca en el reciente conflicto de Georgia. Y Washington mostró su irritación por la presencia de una flota rusa en el Caribe, donde ayer comenzaron las maniobras navales que Rusia ha organizado junto a la Venezuela de Hugo Chávez, enemigo declarado de Estados Unidos.
Agencias AP, AFP Y ANSA
Agencias AP, AFP Y ANSA
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