Por Keith Bradsher - The New York Times
Durante décadas, los hoteles de lujo han sido verdaderos oasis para los viajeros en los países en desarrollo, lugares donde es posible frecuentar a la elite local, disfrutar de una buena comida o de una zambullida en la pileta y de un buen descanso en una habitación limpia y segura. Pero los sangrientos ataques de la semana pasada contra dos de los hoteles más famosos de la India, apenas dos meses después de que un enorme camión bomba devastó el Marriott en Islamabad, han puesto de relieve que estos hoteles se han convertido en imanes para los terroristas. Peor aún, los hoteleros y los expertos de seguridad dicen que no se puede hacer gran cosa para detener a terroristas muy bien armados y entrenados como los que dejaron el Oberoi y el Taj Mahal de Bombay sembrados de cadáveres.
P.R.S. Oberoi, presidente del Grupo Oberoi, dijo en una conferencia de prensa que había ordenado que los hoteles de su empresa aumentaran las medidas de seguridad después del atentado en Islamabad. El Oberoi prohibió el estacionamiento frente al hotel por miedo a un coche bomba. Pero esa protección no disuadió a los atacantes, que entraron a pie en el hotel. Oberoi se preguntó si había algún hotel que pudiera defenderse de un ataque de esa clase. "Las autoridades deben ayudarnos", dijo.
El Taj Mahal, al parecer, había recibido una advertencia de un ataque, según afirmaron un funcionario del gobierno indio, que solicitó anonimato, y Ratan Tata, presidente de la empresa que es propietaria del hotel. Tata dijo a la CNN que el hotel había aumentado temporariamente las medidas de seguridad después de haber sido advertido sobre un posible ataque terrorista. Pero agregó que esas medidas se habían revocado poco antes de los ataques de la semana pasada y que de todas maneras no hubieran podido impedirlos.
Las cadenas norteamericanas observaron con atención los ataques de la semana pasada en la India. "Nunca hablamos de las medidas de seguridad de nuestros hoteles porque eso las haría menos eficaces. Pero creo que lo ocurrido en Bombay hará que esas medidas se vuelvan más rigurosas", dijo Vivian Deuschl, vocera de la Ritz Carlton Hotel Company, una filial de Marriott.
Algunos hoteles asiáticos ya han instrumentado elaboradas precauciones. En el Grand Hyatt de Yakarta, por ejemplo, hay guardias que revisan los baúles de todos los vehículos antes de dejarlos acercarse al hotel. El equipaje de los huéspedes es revisado a mano en busca de objetos sospechosos y todo el mundo debe pasar por un detector de metales antes de ingresar. En las ciudades importantes de Paquistán, la seguridad de los hoteles se ha vuelto aún más severa después del bombardeo del Marriott. Los huéspedes deben pasar por lo menos por una revisión antes de ingresar en el hotel, y en algunos puestos de seguridad los guardias son paramilitares.
Pero los expertos en seguridad dicen que esas medidas -e incluso otras menos severas- serán de difícil implementación fuera de zonas de guerra o de países en los que los hoteles ya han sido atacados, incluso después de los ataques de Bombay. "Es increíblemente difícil encontrar una solución rápida a lo que vimos", dijo Magnus Ranstorp, experto en terrorismo del Colegio de Defensa Nacional de Suecia. "Nos encontramos ante el dilema de tener que implementar una suerte de encierro. Y los turistas no quieren eso. Quieren participar en la cultura del lugar, experimentarla."
Los hoteles tienen algunos problemas de construcción que dificultan la tarea de los que intentan protegerlos de los terroristas. Los largos pasillos se convierten en peligrosos laberintos durante ataques como los de Bombay. En el caso del Taj, los atacantes parecían tener conocimiento detallado de la planta del edificio, según afirmó J. K. Dutt, director general de la guardia nacional de la India. En contraste, los comandos y la policía tenían planos antiguos y desactualizados del enorme y laberíntico hotel.
La policía debería trabajar en conjunto con la industria hotelera para idear planes de acción en situaciones de crisis que incluyan programas de computación que detallen todos los aspectos, tanto internos como externos, de la estructura edilicia de cada hotel, afirmó Michael Coldrick, un profesional de seguridad con sede en Londres y ex especialista en explosivos de Scotland Yard. Los hoteles también podrían vigilar un poco más a los huéspedes. "Podríamos tener personal de limpieza con detectores de explosivos", dijo Coldrick.
Pero en definitiva, dijeron varios expertos en seguridad, no existe un sistema de seguridad que sea infalible. El Marriott de Islamabad, que había sufrido atentados anteriores, tenía barreras de seguridad activas la noche que se acercó el camión-bomba. El vehículo fue detenido por guardias de seguridad, lo que contribuyó a salvar muchas vidas: el camión no pudo acercarse más al hotel, donde la explosión hubiera sido más letal. Así y todo, 50 personas murieron.
Otros ataques
-JULIO DE 2005 Sharm el-Sheikh: Un ataque con dos coches bomba contra sendos hoteles egipcios deja 88 muertos.
-NOVIEMBRE DE 2005 Amán, Jordania: 60 personas mueren en ataques de Al-Qaeda contra el Grand Hyatt, el Radisson y el Days Inn.
-ENERO DE 2008 Kabul, Afganistán: Cuatro talibanes atacan el hotel Serena y matan a 6 huéspedes.
-SEPTIEMBRE DE 2008 Islamabad, Paquistán: Un camión cargado con explosivos es detonado frente al Marriott y deja por lo menos 54 muertos.
Fuente: Traducción de Mirta Rosenberg - Diario La Nación
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