(La Nación) - La pésima ubicación que tiene la Argentina en rankings internacionales nos invita a trabajar para evitar que las inversiones sigan alejándose del país
En su colección de reconocimientos internacionales, la Argentina acaba de sumar nuevos trofeos a sus estantes. En efecto, el país se quedó con el primer puesto de un ranking, pero no por una realidad que le juegue a favor. Según el índice anual que elabora el TMF Group, que califica a 95 países por sistemas regulatorios y de cumplimiento normativo, la Argentina es por tercer año consecutivo el país más complejo del mundo para hacer negocios, para cumplir con regulaciones corporativas y normativas vigentes.
Irlanda es el país con menos trabas para hacer negocios, y por eso se ubica en el puesto 95° del citado ranking. Los Estados Unidos se ubican en el puesto 56°; España, en el 64°, y el Reino Unido, en el 74° .
Según manifestó Roberto Scrimieri, director general de TMF Group Argentina, el país tiene muchas características sólidas que lo convierten en un destino atractivo para las inversiones. Es la tercera economía en importancia de América latina, cuenta con abundantes recursos naturales, una población capacitada y un sector agrícola fuerte.
A contramano de esto, cuestionó los niveles de la burocracia y un desafiante entorno legal y regulatorio, que complica aún más a las compañías que no tienen conocimiento local. Comenzar un negocio en la Argentina, de acuerdo con este relevamiento, podría demorar más de 100 días si el proceso no se gestionara de forma adecuada.
Por otro lado, la agencia de noticias Bloomberg elabora un ranking entre 63 economías del mundo y ha creado una medición llamada "índice de miseria", que resulta de una suma de puntos, producto de una combinación de factores, entre los que se hallan el desempleo y la inflación. Como resultado, en aquel país cuyo puntaje sea más alto la miseria es mayor. La proyección para los próximos 12 meses estima que la economía argentina se ubicará en el segundo puesto tras una suba de tres escalones en el ranking, ya que en 2015 ocupaba el quinto lugar.
En efecto, las proyecciones para 2016 de las diez economías "más miserables del mundo", de acuerdo con la terminología utilizada por Bloomberg, colocan a Venezuela encabezando el ranking, seguida por la Argentina, Sudáfrica, Grecia, Ucrania, España, Serbia, Turquía, Brasil y Kazakhstán. Por su parte, entre las cinco economías más prósperas figuran Tailandia, Singapur, Suiza, Taiwán y Japón.
Así como la incertidumbre acerca de la política económica, la arbitrariedad en las normas y reglamentaciones y las deficiencias en la protección de los derechos de propiedad ensombrecen las oportunidades y reducen los incentivos para la inversión, un buen clima de negocios proporciona un marco legal y regulatorio adecuado para promover la competencia, necesaria además para bajar la inflación.
Con muchas dificultades por el desastre con el cual se encontraron, las actuales autoridades están adoptando medidas adecuadas para generar las condiciones que favorezcan las inversiones tanto locales como del exterior, entre otras, mejorando sustancialmente la calidad institucional, garantizando la seguridad jurídica, reduciendo el gasto público, restableciendo estadísticas oficiales confiables, elementos todos ellos indispensables para evitar que los negocios y las inversiones sigan alejándose de la Argentina.
Frente a tantos años en los que el relato oficial intentó tapar la realidad de un país crecientemente aislado del mundo, manipulando estadísticas y buscando responsabilizar a otros de nuestros males, la percepción internacional sobre la Argentina que ofrecen los rankings descriptos deberían terminar de persuadirnos de que el país real es bien distinto.
Es, sencillamente, como el mundo nos ve, y autoridades y ciudadanos deberíamos actuar en consecuencia, trabajando incansablemente para cambiar nuestra mala imagen hacia la de un país confiable, previsible y serio.
Blog independiente que impulsa el desarrollo científico -tecnológico, socio-económico y la capacidad de defensa nacional. Sin inversión no hay tecnología y sin tecnología no hay desarrollo, y sin desarrollo, no hay defensa. El derecho a vivir libremente conlleva la responsabilidad de defender esa libertad frente a cualquier ataque. "Solo quienes pueden ver se dan cuenta que falta algo"... Desde el 2006 junto a ustedes.
viernes, 19 de febrero de 2016
El país del relato y el país real
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