Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional de Perú están aumentando sus esfuerzos para desmantelar esas pistas, que son utilizadas por los narcotraficantes para transportar drogas. [Foto: Policía Nacional de Perú]
Narcopista: Una pista de aterrizaje clandestina en la cuenca del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), zona productora de coca.
Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional de Perú están aumentando sus esfuerzos para desmantelar esas pistas, que son utilizadas por los narcotraficantes para transportar drogas. [Foto: Policía Nacional de Perú]
Desmantelamiento de narcopistas: Oficiales de la Policía Nacional de Perú se preparan para utilizar explosivos para desmantelar una pista de aterrizaje clandestina empleada por grupos del crimen organizado para transportar drogas. [Foto: Policía Nacional del Perú]
“[Ahí es donde] nosotros los capturaremos”, dijo el General Vicente Romero, Jefe de la Dirección Antidrogas de la Policía Nacional del Perú.
Para destruir o desmantelar las pistas utilizadas por los narcotraficantes, las fuerzas de seguridad generalmente excavan dos orificios -- uno a cada lado de la pista -- y los llenan de explosivos. Detonar esos explosivos por lo general crea depresiones de unos dos metros de profundidad y cinco metros de ancho.
“En ocasiones, na vez que se inhabilita una pista clandestina hay que volver al poco tiempo, porque el narcotráfico, por un pago que no supera los US$ 20, contrata a campesinos cocaleros para reconstruir la pista rellenando los huecos nuevamente y en algunos casos inclusive usan maquinaria pesada de la zona”, dijo el analista de seguridad Darío Hurtado Cárdenas, quien lideró la Dirección Antidrogas y la Dirección de Defensa Nacional y Protección de Fronteras de octubre de 2011 a enero de 2013.
Diez de las pistas desmanteladas por las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional se encuentran en el distrito de Canaire, provincia de Huanta, en la región de Ayacucho; las otras cinco están en Pichari, provincia de Convención, en la región de Cusco, según el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. En total existen unas 150 pistas de aterrizaje clandestinas en 13 cuencas productoras de coca en Perú, según una estimación de la Dirección Antidrogas de la Policía Nacional. Típicamente son de 600 a 800 metros de largo, dependiendo del tipo de aviones que las utilicen.
La economía de los narcovuelos
Transportar drogas por avión es caro. Por ejemplo, cuesta $60.000 alquilar un avión en Bolivia - generalmente un Cessna 206s o 210s de un solo motor, según Hurtado. Las organizaciones narcotraficantes usualmente pagan a los pilotos $20.000 por cada narcovuelo.
No obstante, los narcovuelos pueden ser lucrativos para los grupos narcotraficantes. Por ejemplo, una carga de drogas, con un peso de entre 200 y 500 kilogramos, puede valer hasta 300.000 dólares para un grupo narcotraficante. Y construir pistas de aterrizaje clandestinas para narcovuelos no es costoso para los grupos narcotraficantes que generan grandes cantidades de efectivo.
“La construcción de las pistas de aterrizaje clandestinas no es muy costosa, pues no cumplen con los requisitos de pistas de aterrizaje adecuadas”, comentó Hurtado. “Su uso a veces es solo para muy pocos vuelos o cargas especiales, luego de ello son abandonadas.”
Algunas pistas aéreas clandestinas se encuentran en la cuenca de los Valles de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), puesto que ahí es donde se produce una gran parte del cultivo de coca en la nación.
De las 49.800 hectáreas que utilizan los agricultores peruanos para cultivar hoja de coca, más de 19.100 están en el VRAEM, según la Comisión Nacional para el Desarrollo y la Vida sin Drogas (DEVIDA). La mayor parte de la cosecha anual se utiliza para procesar cocaína ilegal.
Combate de narcoaviones en el aire
Inhabilitar y desmantelar pistas de aterrizaje clandestinas ha demostrado ser un enfoque eficaz para combatir el narcotráfico aéreo, aunque no es el único método. La legislación peruana prohíbe a la Fuerza Aérea derribar aviones civiles, pero puede confrontar a presuntos narcoaviones en el espacio aéreo peruano y forzarlos a aterrizar.
De noviembre de 2013 a noviembre de 2014, aviones peruanos interceptaron 14 aviones bolivianos que entraron en Perú para transportar drogas de las zonas productoras de coca, según indicó el Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas Peruanas (CCFFAA), Leonel Cabrera Pino.
Con tecnología mejorada, las Fuerzas de Seguridad peruanas estarán mejor equipadas para detectar narcoaviones. El Ministro de Defensa, Pedro Cateriano, anunció en mayo que el país estaba comprando seis dispositivos sofisticados de radar para ubicar los aviones no autorizados que entran en el espacio aéreo peruano.
"Las Fuerzas Armadas, a través de la Fuerza Aérea, van a adquirir radares, con los que en este momento el país no cuenta, y que precisamente permitirán enfrentar a estas narcoavionetas con éxito”, explicó Cateriano el 22 de mayo durante una visita a la base militar de Incahuasi, ubicada en Cusco.
Las autoridades policiales peruanas están construyendo torres de control en aeródromos legítimos en regiones productoras de coca donde los militares y la policía han encontrado pistas de aterrizaje clandestinas. Una vez completadas las torres, los controladores de tráfico aéreo que detecten los aviones no autorizados podrán avisar a la Fuerza Aérea, la cual puede responder rápidamente para interceptar tales aviones sospechosos.
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