El efecto derrame de la soja sobre la economía argentina ha sido palpable en estos últimos años. Según datos de Aacrea, hay unos $ 24.160 millones, entre gastos directos, de cosecha y de comercialización, a los que deben sumársele todos los gastos indirectos asociados al negocio.
Según Aacrea, toda la cosecha argentina, de la cual la soja se lleva más del 60%, requiere de $ 9295 millones en fletes (ya que se necesitan 3,1 millones de viajes en camión para transportar los 95 millones de toneladas de granos), por lo menos 4000 millones en estructura (lo que incluye los gastos necesarios para mantener un establecimiento par producir), 2069 millones en administración (entre honorarios de personal, asesores contables, entre otros), 8426 millones en personal y 12.687 millones en arrendamientos de campos.
"Si la soja es la mitad de la cosecha de la Argentina, hay un impacto sobre la economía relevante", apunta Eduardo Fracchia, del IAE. "Diría que hay varios sectores sensibles a la soja: el comercio exterior, las cuentas públicas, la economía del interior, y no sólo la Pampa Húmeda, sino también hay otras zonas donde fue ganando terreno, como el NOA; el transporte, la logística o la industria alimenticia", agrega.
Si bien es cierto que el campo no suele ser intensivo en mano de obra -más aun después de la fuerte incorporación de tecnología en los últimos años-, un documento de los economistas Juan Llach y Marcela Harriague para la Fundación Producir Conservando estima que uno de cada tres argentinos con empleos directos e indirectos trabaja con actividades relacionadas con la agroindustria.
En la industria automotriz, el impacto campo es indudable. En Toyota, por caso, reconocen que hoy tienen hasta tres meses de demora para la entrega de sus pick-up Hilux, las más vendidas del mercado, y que valen desde $ 124.000 a 225.600; lo mismo para sus SW4, cuyo precio alcanza los 251.500 pesos. El principal mercado para estas camionetas, señala Daniel Afione, gerente general de asuntos corporativos de Toyota Argentina, "es el campo y los agronegocios".
Del mismo modo, José Rozados, director del sitio especializado Reporte Inmobiliario, destaca que, en el sector inmobiliario, aquellas plazas en donde el agro pisa fuerte, como Rosario o Córdoba, son las que evidenciaron mayor repunte de precios. El metro cuadrado de un edificio premium aumentó en los últimos cuatro años 77% en Rosario y 96% en Córdoba, contra el 65,7 y 53,4% de barrios porteños como Palermo y Puerto Madero, respectivamente. "Hay una correlación directa entre el sector inmobiliario y la soja. Y esta es una verdad asumida por todos los desarrolladores", subraya Rozados.
Fuente: Diario La Nación
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lunes, 5 de septiembre de 2011
Soja: El incalculable efecto derrame
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