Por Alejandro Fabián Spivak (Ambito.com) - La misionera San Antonio y la brasileña Santo Antonio están separadas sólo por un hilo de agua. Y la segunda emplea a centenares de trabajadores de la localidad argentina. "Es imposible controlar los 15 kilómetros de frontera", advierten sus intendentes, en medio de la pandemia.
Misiones: alerta por cruces ilegales en la frontera con Brasil
El intendente de la localidad misionera de San Antonio, Fausto Rojas, y el jefe de Gabinete de la municipalidad de Santo Antonio (Brasil), Jefferson Ávila, coincidieron en que “es imposible” controlar los 15 kilómetros de frontera e impedir que la gente cruce en ambos sentidos. “Muchos ciudadanos que trabajan en las textiles de Santo Antonio cruzan en forma clandestina para cumplir con sus tareas laborales”, reconoció Rojas.
San Antonio es una localidad ubicada en el norte oriental de Misiones, y sólo un hilo de agua la separa de Santo Antonio. La gente vive del trabajo público, la producción de yerba mate, el comercio y la fuente laboral que ofrecen las empresas textiles del enclave brasileño. Tiene unos 7.000 habitantes y, según datos extraoficiales, las textiles brasileñas emplean a unos 600, mientras que otros 200 trabajan en comercios de la localidad vecina.
Por su parte, la brasileña Santo Antonio cuenta con 25 mil habitantes y es un polo industrial de confección de ropa, además de dedicarse a la producción de ganado y la agricultura.
En ese marco, Rojas enfatizó que es imposible controlar toda la frontera. “Tenemos 15 kilómetros de frontera, y el río San Antonio es un hilo de agua muy fácil de traspasar”, dijo.
El intendente sostuvo que “cuando comenzó la cuarentena debido al Covid 19, muchos ciudadanos que residen en San Antonio y trabajan en Santo Antonio alquilaron departamentos allí para seguir con su trabajo en esa ciudad; dejaron a sus familias y se fueron a vivir temporalmente a la ciudad brasileña”. “Otros prefirieron cruzar a diario por zonas fronterizas no permitidas, y los menos se quedaron en sus casas y son asistidos por el municipio y la provincia”, agregó.
En tanto, un funcionario comunal que solicitó la reserva de su nombre confió que para impedir el paso de personas de una ciudad hacia otra sólo hay cuatro gendarmes. En sintonía, Ávila también reconoció la imposibilidad de cuidar toda la frontera porque “está cerrada, pero hay pasos clandestinos imposible de custodiar”.
En diálogo telefónico con Ámbito, dijo que “entre 500 y 600 ciudadanos argentinos trabajan en distintas industrias y comercios de Santo Antonio”, y que “unas 2.000 personas, entre argentino y brasileños, tiene relación comercial y familiar entre ambos países”. “Es imposible controlar toda la frontera”, reiteró. Y precisó que “hasta el momento no hay casos de coronavirus”.
Bernardo de Irigoyen, en tanto, es otra de las localidades ubicadas en el norte oriental de Misiones, con frontera seca con la brasileña de Dionisio Cequeira.
El intendente de la localidad misionera, Guillermo Fernández, dijo que se incrementaron los controles en la frontera y que ésto hizo que “la gente no pueda cruzar tanto hacia y desde Brasil”.
Con respecto a quienes trabajan en Dionisio Cequeira y viven en Bernardo de Irigoyen, Fernández dijo que “trabajan en comercios, pero cuando se inició la cuarentena y se cerró la frontera se quedaron en sus casas”. “Junto con el Gobierno provincial reforzamos la asistencia”, afirmó el jefe comunal.
En Dionisio Cequeira se registró el sábado la primera muerte por coronavirus. Se trata de una niña de 13 años, según publica el portal de noticias Jornal Da Frontera.
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