No es la primera vez que EEUU reconstruye navíos confiscados para su reciclaje y uso por la FN EN. En mayo del 2008, fondos de ese país fueron utilizados para reactivar un barco pesquero y su conversión en navío guardacostas. Dicho pesquero, de 75 pies de eslora, fue decomisado en el año 2006, bajo el nombre de La Chica, rebautizándose como BL 405 Tayacán, con su interior completamente renovado y equipado con nuevos radios y sistemas de localización por satélite (GPS); nuevo sistema eléctrico y de carga de baterías; reemplazo de válvulas hidráulicas y tubería, reemplazo de secciones interiores y del casco del barco, instalación de un sonar de profundidad, reparación de la hélice, entre otras cosas, y todo por un monto superior a los 80.000 dólares. En esas mismas fechas se repararían y reconstruirían los muelles e instalaciones de El Bluff con una inversión superior a los dos millones de dólares, y se invertían 900.000 en la reparación de tres naves Dabur.
En el 2009 se entregaban también otros dos Eduardoño, reconstruidos con fondos de EEUU y el Reino Unido. En 2006 el Servicio de Guardacostas de Estados Unidos (USCG) donó directamente al Distrito Naval del Atlántico (DNA) una lancha Eduardoño rápida con tres motores fuera de borda, de 200 caballos, mientras que la embajada establecía puestos de policía en las islas del Maíz (Corn Island y Little Corn Island), y todo parte de la ayuda a la Región Autónoma del Atlántico Sur (RAAS).
Fue la segunda unidad Eduardoño donada por el USCG para uso del DNA, pues una se había entregado en el 2004. Las condiciones de la FN EN han sido tan pobres que, en enero del 2015, el Grupo Militar del Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos instaló un sistema de energía renovable, consistente en paneles solares y baterías, en el puesto militar de la Fuerza Naval de Nicaragua ubicado en los Cayos Miskitos, a un costo de 80.000 dólares financiados por el Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos y desde donde operan lanchas rápidas e interceptoras donadas por los Estados Unidos.
Esta pobreza de recursos y dependencia de la beneficia extranjera no contrasta con las noticias que apuntan a la búsqueda de, al menos, cuatro patrulleros navales. Sin embargo, para efectos de patrulla, y considerando las tareas y distancias que ahora se le encomienda al servicio naval nicaragüense, la verdad es que cuatro patrulleros más es el número mínimo que se necesita. Estaría más en regla que se tratara de un requerimiento por al menos cuatro patrulleras guardacostas junto con dos corbetas oceánicas.
Pero, ¿de dónde se sacarían los fondos para adquirirlas?. La FN EN podría encontrarse dentro de poco en una envidiable situación financiera: El canal interoceánico nicaragüense promete un auge económico sin igual, y dicho proyecto exige un mejor control del entorno marítimo. El canal tendría un presupuesto de hasta los 50.000 millones de dólares, apuntándose a una compañía china su construcción (HKND). El Gran Canal Interoceánico de Nicaragua tendría 278 kilómetros de longitud y cruzará el territorio nacional de este a oeste, uniendo los ríos Brito y Punta Gorda.
A modo de comparación, el Canal de Panamá tiene de largo 77 kilómetros. El modelo nicaragüense pasará a través del Gran Lago Cocibolca y de sus afluentes, la zona de libre comercio en Brito, por el complejo turístico en San Lorenzo y el aeropuerto en Rivas, uniendo dos puertos en el Pacífico y el Caribe. Se realizará un lago artificial, a denominarse Atlanta, y manejará 5.100 barcos anualmente. Se espera que todo esté en servicio en 2020. Esta infraestructura promete un valor estratégico y financiero para todas las potencias, a incluirse los EEUU. Rusia en particular lo ve como punto estratégico y podría avanzar su influencia con la entrega de navíos de patrulla de largo alcance. (JMAH)
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