Los productores agropecuarios brasileños demandan 
la reapertura  del mercado ruso a las carnes suinas, suspendido en 2011, en 
tanto que la industria de defensa rusa quisiera sustituir mercados perdidos en 
Libia e Irán y que podrían representar más de dos mil millones de dólares de los 
casi 14.000 exportados anualmente. 
En tal sentido, una vez postergada la 
dilucidación de la licitación- de larguísima data- para dotar a la FAB de nuevos 
cazas, Vladimir Putin gestionaría la inclusión, nuevamente, del SU-35, en la 
grilla de competidores, lo que no parece una opción muy fácil, y sí orientarse 
hacia equipamientos antiaéreos como el Tor M2E o inclusive el Pantsir S, ya que 
el S-400 no será, de momento, destinado a los mercados extranjeros.
También habría interés en ampliar la dotación de 
MI-35M de la FAB, en estudiar las posibilidades militares y en organismos 
estatales para el MI-171/172, así como insistir en colocar en el mercado 
policial, ambiental y privado el helicóptero ligero MI-34S1, además de los 
blindados Gaz Tiger, que se propone ensamblar en el sur de Brasil, ya adoptado 
por Nicaragua y por la Policía Nacional de Uruguay, país que consiguió abrir el 
mercado cárnico ante las autoridades de Moscú, aceptando adquirir equipamiento 
de defensa y seguridad, lo que ya había iniciado tiempo atrás, estandarizando la 
mayor cantidad de camiones del Ejército en las líneas Ural.
Brasil espera, además de la aprobación técnica de 
sus Fuerzas Armadas y /o de Seguridad a las propuestas rusas, una mayor 
transferencia tecnológica que la ofrecida originalmente el el caso anterior del 
SU-35 ante la Fuerza Aérea de Brasil. (Javier Bonilla - Defensa.com)
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