Decidió aplicar tasas de más del 70% por supuestos "subsidios injustos"; el país prevé reclamar en la OMC
La industria argentina rechazó con fuerza la decisión del gobierno de Trump. Foto: AFP
WASHINGTON.- El gobierno de Donald Trump esperó a que el presidente Mauricio Macri dejara Nueva York y regresara a la Argentina. Luego, anunció el último mazazo: ratificó un arancel prohibitivo para las importaciones de biodiésel argentino, que el año pasado habían redituado más de 1200 millones de dólares al país.
En otro fuerte respaldo a la industria local, el Departamento de Comercio de EE.UU. ratificó los aranceles contra el biodiésel argentino por supuestos "subsidios injustos", un paso formal que estaba descontado por el Gobierno y que abrió el camino para llevar el reclamo a la Organización Mundial del Comercio (OMC), más allá de una última gestión en Washington.
Justamente, ayer la cancillería argentina afirmó en un comunicado que los intentos oficiales de los últimos días "se vieron frustrados frente a la falta de voluntad de llegar a un acuerdo por parte de la industria estadounidense, que se colocó en una postura que resultó inaceptable". Además, dijo, queda ahora abierta la fase de la investigación donde la industria estadounidense deberá probar ante la Comisión de Comercio Internacional (Ustic) el daño. "Si la Comisión de Comercio Internacional no revirtiera esta decisión, el gobierno argentino se reserva el derecho de recurrir al mecanismo de solución de diferencias de la OMC", advirtió la Cancillería.
El secretario de Comercio norteamericano, Wilbur Ross, anunció a través de un comunicado la decisión final de aplicar un arancel a las importaciones del combustible argentino con tasas del 71,45 al 72,28 % por "subsidios injustos", más altas que las anunciadas con anterioridad. En agosto último, Ross había impuesto aranceles provisorios del 57 por ciento.
"El subsidio injusto del gobierno a los productos es algo que el Departamento toma muy en serio", dijo Ross, en un comunicado sobre la medida. "Si bien Estados Unidos está comprometido con el comercio libre, justo y recíproco con todos los países, el gobierno de Trump defenderá a los trabajadores y las empresas estadounidenses injustamente perjudicados", agregó.
El presidente Mauricio Macri señaló en su gira por Nueva York que el gobierno nacional llevaría su reclamo a la OMC. LA NACION había anticipado que el gobierno argentino estaba analizando esa medida. El Departamento de Comercio aguardó a que Macri cerrara su gira para anunciar la decisión, "un gesto", afirmó una fuente en Washington.
Pero, gestos de lado, la amistad y sintonía entre Macri y Trump han sido infructuosas para la Argentina a la hora de cerrar la pelea por el biodiésel. En Washington recuerdan el perfil proteccionista del gobierno de Trump y remarcan que, más allá del cortocircuito comercial, el vínculo político es fuerte y ha brindado avances más sólidos. Un ejemplo: la reciente creación en el Congreso del "Caucus Argentina", un grupo parlamentario abocado a la relación bilateral.
"Ellos tienen totalmente separado el ámbito político del comercial", graficó la fuente, conocedora de la relación bilateral.
En Buenos Aires, el encargado de Negocios de la Embajada de Estados Unidos, Tom Cooney, indicó que las negociaciones para llegar a un acuerdo "no prosperaron" y que el conflicto no afectaba la visión de ambos países de que se consideran "socios fuertes". "Como puede suceder entre amigos cercanos, los socios fuertes como Estados Unidos y la Argentina a veces tienen diferentes puntos de vista sobre un tema", afirmó Cooney en un comunicado.
En 2016, las importaciones de biodiésel de la Argentina a los Estados Unidos sumaron alrededor de 1240 millones de dólares.
La administración de Donald Trump considera que las retenciones, de 27% en el aceite de soja, la materia prima del biodiésel, versus el 0% del biocombustible, son un subsidio implícito para los productores de biodiésel en la Argentina, ya que les permiten adquirir la materia prima a un valor inferior al precio internacional.
La Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio) rechazó "categóricamente" la decisión, mientras que la industria norteamericana, agrupada en la Junta Nacional de Biodiésel (NBB, según sus siglas en inglés), la celebró. "La decisión se basa únicamente en los diferenciales de derechos de exportación entre el biodiésel y el aceite, práctica que no se considera subsidio en el marco normativo de la Organización Mundial de Comercio", dijo Carbio. "La competitividad del biodiésel nacional a nivel mundial no se debe ni a subsidios ni a prácticas de dumping ,y lamento que la industria norteamericana lleve a cabo investigaciones que no se ajustan a los compromisos comerciales multilaterales vinculantes entre ambos países".
La NBB había denunciado a la Argentina por hacer frente a "una avalancha de importaciones subsidiadas" que provocaron "pérdidas de participación de mercado y precios deprimidos", algo que niegan en el gobierno argentino.
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