Tras casi 18 años, firmarían un tratado antes de Navidad; buscan contrarrestar el proteccionismo de Trump; la Argentina podría aumentar las exportaciones de carne
El canciller Faurie, en su encuentro con la Unión Europea, en Madrid. Foto: Prensa Cancillería
MADRID.- Parece un rompecabezas imposible de armar. Pero tras 18 años de negociaciones fallidas, la Unión Europea (UE) y el Mercosur se emplazaron ayer a firmar antes de la Navidad un tratado de libre comercio que multiplique los negocios entre los dos bloques. "Hay una ventana de oportunidades que no debemos dejar pasar", dijo Cecilia Malmström, comisaria de Comercio de la UE, al llegar a una reunión extraordinaria con el canciller argentino, Jorge Faurie , y sus pares de la región.
La ventana de oportunidades tiene un nombre y apellido que nadie pronunció: Donald Trump . La ola global de proteccionismo que él agita avivó el interés de las potencias europeas por dar señales explícitas en favor de la apertura comercial y la integración.
Para Mauricio Macri, concluir el acuerdo es un objetivo estratégico: permitiría al país aumentar sensiblemente las exportaciones de carne y reabrir el mercado para el biodiésel nacional.
Macri sostiene que la sola firma del tratado disparará las tan ansiadas inversiones europeas y le dará al país la oportunidad de acceder en mejores condiciones a bienes de capital decisivos para el despegue industrial. Suele tranquilizar a los empresarios que recelan de una economía abierta: el recorte de aranceles será gradual, con tiempos largos para "nivelar la cancha".
Faurie llegó de Buenos Aires al amanecer y se volvió a la medianoche. Trajo un mensaje que sintonizó con lo expresado por Malmström; algo que ya habían hablado Macri y la canciller alemana, Angela Merkel, en su reciente cita en la Argentina. Junto a Faurie participaron de la reunión el ministro de Industria de Brasil, Marcos Pereira, y los cancilleres Rodolfo Nim Novoa (Uruguay) y Eladio Loizaga (Paraguay).
"En momentos en que algunos quieren construir muros, tenemos la ocasión de tender puentes", señaló Malmström, una funcionaria sueca de enorme poder, célebre por encabezar la ofensiva de la UE contra gigantes con tendencias monopólicas, como Google. Dejó claro que la intención de anteponer libre comercio al aislacionismo es una política de Estado para la UE. Ya firmó un tratado con Canadá, mañana anunciará uno con Japón y trabaja en una revisión del acuerdo vigente con México.
El Mercosur encaja en esa dinámica. "Si trabajamos con decisión, en cinco meses podremos anunciar un acuerdo justo y equilibrado", afirmó la funcionaria europea.
Respuesta al proteccionismo
"Estamos preocupados por el proteccionismo y creemos en la necesidad de dar una respuesta clara a esa tendencia que empieza a consolidarse en el mundo. La respuesta está en lograr acuerdos. Nunca ha sido el momento más oportuno para concluir estas negociaciones", dijo, durante un seminario convocado en la Casa de América antes de la cumbre ministerial.
El ministro no se privó de criticar la política de fronteras cerradas del kirchnerismo: "Practicamos 12 años construyendo muros y lo que quedó fue una Argentina más pobre y con menos comercio".
A puertas cerradas, los funcionarios ratificaron la vocación política unánime de acelerar las discusiones. A la parte europea le preocupaba constatar que existe una intención real de avanzar, sobre todo en Brasil, aquejado de una abrumadora inestabilidad política. El ministro Pereira fue tajante: todos los sectores políticos y económicos del país comparten la apuesta por la apertura de mercados, según fuentes al tanto de las gestiones.
Los dos bloques pretenden anunciar el acuerdo político en diciembre, durante la cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que se celebrará en Buenos Aires. Después seguirá un largo proceso de discusión técnica y de ratificaciones parlamentarias, lo que demorará algunos años más la eventual entrada en vigor del tratado.
Si las negociaciones alcanzan ya la mayoría de edad es porque persisten posiciones irreductibles a uno y otro lado del Atlántico. Para los países sudamericanos es vital que el acuerdo incluya una amplia liberalización del sector agropecuario, algo que rechazan poderosos lobbies empresariales franceses, irlandeses y polacos especialmente. Los europeos abogan por una quita arancelaria para la mayoría de sus productos industriales, así como garantías en materia de patentes y denominaciones de origen, reformas legales de protección a la inversión y acceso equitativo a las licitaciones de compras estatales.
Las diferencias no se van a evaporar. Lo nuevo es que los gobiernos tienen decidido firmar al menos un acuerdo político de mínimos y dejar para más adelante las cuestiones técnicas más espinosas. "Esto no es como el fútbol. Aquí todos tenemos que ganar", dijo Malmström, consciente del temor que genera en América del Sur la perspectiva de una política de fronteras abiertas para la producción de manufacturas europeas. Aun así, no se privó de recordar que las empresas de la UE pagan 4000 millones de euros al año a los países del Mercosur en concepto de aranceles. Una cifra que les encantaría ahorrarse.
Jorge Faurie - Canciller: "Estamos preocupados por el proteccionismo y queremos dar respuesta a esa tendencia que empieza a consolidarse en el mundo"
Cecilia Malmström - Comisaria de Comercio (UE): "En momentos en que algunos quieren construir muros, tenemos la ocasión de tender puentes. Hay una ventana de oportunidades que no debemos dejar pasar"
Beneficios:
- El acuerdo con la UE permitiría a la Argentina aumentar las exportaciones de carne
- También potenciaría el negocio del biodiésel, que podría superar los 1200 millones
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