Cuando una marca o modelo de arma triunfa comercialmente, inevitablemente comienza a aparecer un sinnúmero de accesorios para ella. Una de las pruebas más contundentes de esa afirmación es, sin lugar a dudas, la carabina semiautomática Ruger 10/22. Todo lo que usted imagine que se le puede adosar… ya se ha fabricado. Y en lo que a armas de puño se refiere, probablemente el cetro se le otorgue a la austríaca Glock.
Desde su aparición en el mundo de las armas, muchos se dedicaron a fabricar accesorios para ella. Algunos para mejorar su operatividad, otros por una cuestión simplemente estética, otros para adaptarla a ciertas disciplinas deportivas y muy pocos –afortunadamente– totalmente inútiles. El más claro ejemplo de estos últimos es una tapita para el hueco de la empuñadura: nos permite llevar en él… una bala más.
Nota completa en revista Weekend 538, julio 2017.
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