Los desafíos del próximo ministro incluyen temas tan espinosos como la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, además de empezar a trabajar en la seguridad de la cumbre del G20 que se realizará en nuestro país.
Mauricio Macri y Oscar Aguad (NA)
El 14 de julio asumirá el nuevo ministro de Defensa, presuntamente el radical Oscar Aguad. No es un cambio traumático, ni tampoco derivado de que el ministro saliente, el dirigente riojano Julio Martínez, haya tenido diferencias con la Jefatura de Gabinete, como puede haber ocurrido en las recientes salidas en en Hacienda y Finanzas o Cancillería.
Como se sabe, Martínez será el primer candidato a senador nacional en La Rioja por Cambiemos y ello motivó su reemplazo. Al mismo tiempo, se anticipa la reducción de los ministerios que tendrá lugar después de la elección, para bajar los 23 cargos con rango este rango a aproximadamente 17.
Por ejemplo, el Ministerio de Comunicaciones, que dirige el presunto nuevo Ministro de Defensa, desaparece ahora y pasa a ser una Secretaría del Ministerio de Modernización. En términos políticos, el Presidente ha definido que Defensa, forme parte del concepto de coalición política, siendo un área de la Unión Cívica Radical.
La agenda del nuevo ministro estará dominada por avanzar en las seis misiones que el Presidente ha fijado para las Fuerzas Armadas el año pasado: la lucha contra el terrorismo (entendido como tal al de carácter internacional), la protección del medio ambiente, la participación de fuerzas de paz en el marco de la política exterior, la asistencia en emergencias sociales, la cooperación con las fuerzas de seguridad en la lucha contra el narcotráfico (algo que se venía realizando desde el segundo gobierno de Cristina) y la contribución a la defensa de las fronteras.
Avanzar en esta agenda implica todavía modificar la reglamentación de la Ley de Defensa (no la ley sancionada hace tres décadas), definir una directiva estratégica y modificar resoluciones de nivel ministerial. Pero al mismo tiempo, el nuevo ministro debe enfrentar dos desafíos importantes, derivados del "ajuste presupuestario" que vendrá en 2018, que en el caso del área de Defensa se ha anticipado al año en curso, al no ser un área prioritaria en términos electorales.
Uno es el cumplimiento del acta de actualización salarial firmada el año pasado, que contemplaba equiparar los salarios de las Fuerzas Armadas (Ejército, Armada y Fuerza Aérea) con los de las Fuerzas de Seguridad Federales (Policía Federal, Gendarmería, Prefectura y Policía de Seguridad Aeronaútica), que están aproximadamente 50% por encima. En 2017, esta acta no se cumplirá ya que el aumento a las Fuerzas Armadas será de sólo 20% en dos cuotas, por debajo del promedio acordado tanto en el sector público como en el privado y del aumento de las Fuerzas de Seguridad.
El otro es avanzar en el demorado equipamiento militar,- que lleva décadas de atraso,- ya que varias iniciativas decididas el año pasado (repotenciación de tanques, adquisición de patrulleros multipropósito, compra de aviones de entrenamiento, etc.) han sido canceladas total o parcialmente.
Pero un tema que se incorpora a la agenda del área de Defensa es la seguridad de la Cumbre del G20 que tendrá lugar en Argentina en julio del año próximo. Es un desafío de seguridad sin precedentes para el país, dada la amenaza global que es el terrorismo y que los líderes de los países del mundo que se reunirán en nuestro país son potenciales blancos.
Las medidas de seguridad que se deben adoptar están determinadas en un una suerte de protocolo que las detalla, vigente para todo país que sea sede de esta cumbre. El país sede debe asegurar la cobertura aérea que garantice la seguridad tanto del tráfico aéreo de los visitantes, como la artillería antiáerea para impedir atentados mediante aeronaves o drones. La seguridad marítima y fluvial también debe desplegarse. El listado de medios requeridos muestran que la tarea debe ser compartida entre los ministerios de Seguridad y Defensa.
Quizás el modelo de cooperación entre ambas áreas más concreto que tiene la Argentina es el "Comando Electoral", en el cual convergen Fuerzas Armadas y Fuerzas de Seguridad Federales en un despliegue en todo el territorio nacional, que requiere cerca de 70.000 hombres y que se ha realizado 18 veces desde 1983.
La tarea también requerirá la cooperación con fuerzas de seguridad, servicios de inteligencia y fuerzas armadas de los países involucrados en el G20.
Ya cuando Obama visitó Argentina en marzo de 2016, aviones de la Fuerza Aérea estadounidense dieron cobertura área al territorio argentino. Pero desde entonces los riesgos que genera el terrorismo han aumentado y además no es sólo el presidente de los EE.UU. quien visita el país, no también los líderes mundiales más importantes.
Es así como la seguridad del G20 será un gran desafío para la Argentina, exigirá la cooperación entre las Fuerzas Armadas y de Seguridad y en consecuencia será un tema inmediato en la agenda del nuevo Ministro de Defensa.
El autor es analista político. Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.
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