¿Adónde irán los terroristas tras la derrota del Estado Islámico en Siria e Irak?
Un hombre armado leal a los hutíes durante una protesta en la capital de Yemen, Saná, el 25 de agosto de 2016. Mohamed al-Sayaghi / Reuters
La liberación de la ciudad iraquí de Mosul y los éxitos de la ofensiva en Raqa demuestran que el Estado Islámico está "viviendo sus últimos meses" en Siria e Irak, si bien esto no supone la derrota final de los terroristas ni de su ideología, escribe Alexéi Naúmov, analista del portal Lenta.ru, que explica en un artículo a qué lugares podrían dirigirse los yihadistas expulsados "de las tierras sagradas del Levante".
En su opinión, tras la derrota en Siria e Irak los yihadistas locales "muy probablemente pasarán a la clandestinidad" y volverán con sus familias, mientras que los radicales extranjeros que no puedan volver a casa por miedo a la persecución podrían tomar de nuevo las armas con el objetivo de crear un califato en otro lugar.
Libia
Según Vasili Kuznetsov, jefe del Centro de Estudios Árabes e Islámicos del Instituto de Orientalismo de la Academia de Ciencias de Rusia, los terroristas del EI "no desatan guerras", sino que van a lugares "donde el Estado ha colapsado y hay un alto nivel de violencia política".
En este sentido, uno de los primeros candidatos sería Líbia, que se sumió en el caos y la anarquía después del derrocamiento de Muammar Gaddafi en 2011, apunta Naúmov.
Varias personas observan los restos de un automóvil tras un atentado con coche bomba en Bengasi, Libia, el 21 de noviembre de 2016. / Reuters
Los primeros representantes del EI llegaron al país en septiembre de 2014, y en 2015 la ciudad norteña de Sirte se convirtió en un bastión del Estado Islámico en Libia. En diciembre de 2016 los yihadistas fueron expulsados de Sirte, pero la ausencia de un Gobierno central, los frecuentes atentados y los conflictos en curso convierten a este país en un lugar "muy atractivo" para el EI.
Yemen
Otro país desgarrado es Yemen, que sigue inmerso en un conflicto armado que enfrenta a las fuerzas leales al presidente Abd Rabbuh Mansur al Hadi con los chiítas hutíes. Al mismo tiempo, la rama de Al Qaeda en la Península Arábiga ha ido ganando influencia en el país.
Seguidores del movimiento hutí durante una manifestación contra la coalición dirigida por Arabia Saudita en la capital de Yemen, Saná, el 11 de agosto de 2015. / Mohamed al-Sayaghi / Reuters
Según explica Naúmov, para los islamistas radicales Yemen es un "campo de batalla perfecto" y el único obstáculo que existe en actualidad es la enemistad entre Al Qaeda y el Estado Islámico.
Malasia e Indonesia
El pasado 5 de julio el Estado Islámico publicó un video en el que algunos de sus miembros, que aparecen rodeados de un grupo de niños, amenazan con derrocar a los Gobiernos que no sigan la sharia, y con declarar la guerra a las autoridades de Malasia e Indonesia.
El analista recuerda que Indonesia es el país con más población musulmana del mundo, por lo que los intentos del EI de atraer a los fieles hacia la yihad "parecen lógicos". Además, los terroristas parecen tener éxito, pues, según alertó recientemente el jefe de las Fuerzas Armadas de Indonesia, Gatot Nurmantyo, las 'células dormidas' de grupos afines al Estado Islámico han sido detectadas en casi todas las provincias del país.
De momento, Yakarta ha logrado contrarrestar la influencia de los yihadistas, en gran parte, gracias a la ideología de la 'pancasila' predominante en el país, que se basa en la creencia en un Dios Supremo, en un sentido de la humanidad justa y civilizada, en la unidad del país, la democracia y la justicia social.
Sin embargo, a día de hoy es una "gran incógnita" si las autoridades indonesias logran hacer frente a la afluencia de los líderes militares y predicadores experimentados del EI, advierte el analista.
Tayikistán
De los países postsoviéticos de Asia Central una fuente de peligro sería Tayikistán, principal exportador mundial de terroristas suicidas al Estado Islámico, que podría convertirse en "el próximo punto caliente del terrorismo", según un informe de la consultora internacional Global Risk Insights, que cita como uno de los problemas la lucha del Estado contra las manifestaciones abiertas de religiosidad.
En este sentido, las autoridades tayikas, movidas por el temor a la radicalización, están tomando fuertes medidas que a veces tienen un efecto adverso. Así, después de que en 2014 prohibieran el Partido del Renacimiento Islámico de Tayikistán, se registró "un fuerte repunte en el número de tayikos que se unían a los yihadistas", señala Sophie Roche, profesora de la Universidad de Heidelberg (Alemania), que detalla que una de las principales tareas de este partido era, precisamente, la de "convencer a la gente a no seguir a los radicales".
¿Aún están a tiempo para hacer algo?
Después de la liberación completa de Siria e Irak, "la idea del Estado Islámico no morirá" y los yihadistas seguirán buscando "regiones vulnerables" del mundo, asevera el analista para concluir que, si bien los países donde ya hay guerras —como Libia o Yemen— "casi seguro" serán víctimas de la invasión de los islamistas extranjeros, las autoridades de otros Estados musulmanes "todavía están a tiempo" de intentar prevenir la amenaza.
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