miércoles, 4 de septiembre de 2013

Última oferta argentina a Repsol: US$ 1.500 millones 'cash'

 Galuccio y  Kicillof: Ejemplo de las contradicciones que rodean a YPF.
por AGUSTÍN MARCO
El abanico de litigios abiertos por Repsol, en rechazo a un procedimiento judicial argentino reprochable para obtener la apropiación de YPF, es un problema considerable para Miguel Galuccio, el presidente de la petrolera estatal K. Y vaya si no hay problemas para Galuccio. Por ejemplo, ¿qué pasará cuando Chevron tenga que explicar en Wall Street quién pagará los eventuales daños ambientales que surjan del fracking en Neuquén? (YPF, obviamente, dirá Chevron, que tiene experiencia al respecto en Ecuador). Entonces, para quitarse de encima algún problema, Galuccio anhelaría resolver lo de Repsol. Aquí la novedad más reciente, según Madrid:
 
MADRID (El Confidencial). Mientras el Comité Olímpico Español (COE) aguarda en Buenos Aires la designación de Madrid como ciudad olímpica para los Juegos de 2020, el Gobierno argentino ha lanzado un nuevo ataque a los intereses empresariales nacionales. El Ejecutivo que preside Cristina Fernández de Kirchner ha valorado en un máximo de US$ 1.500 millones el 51% de YPF que le fue expropiado a Repsol, que pide 10.500 millones por dicha participación.
 
Según fuentes oficiales, el Gobierno de la república latinoamericana va a depositar en efectivo en el Banco Nación (el banco central de Argentina) el equivalente a US$ 1.500 millones en pesos argentinos en concepto de indemnización provisional a Repsol por la nacionalización del 51% de YPF en poder de la compañía española.
 
Se trata, por tanto, de la primera tasación oficial que hace Argentina sobre el paquete accionarial de la petrolera argentina que le fue expropiado a la multinacional presidida por Antonio Brufau por “razones de utilidad pública”. Hasta la fecha, el Ejecutivo de Cristina Fernández tan sólo había hecho una propuesta informal de US$ 5.000 millones basada en la entrega de unos activos que el grupo español rechazó de forma categórica al considerarla "insatisfactoria para los intereses de la compañía".
 
Repsol señaló que, tras un "exhaustivo análisis técnico y económico interno", la oferta no respondía “en su cuantía a la pérdida sufrida", al tiempo que añadió que estaba “construida sobre activos sobrevalorados, alejados de valores de mercado según transacciones similares en Argentina y Estados Unidos".
 
La negativa del grupo participado por La Caixa, Pemex y Sacyr fue justificada porque la estructura de la oferta “dista mucho de representar los intereses declarados de Repsol para un acuerdo", ya que "carece de compensación monetaria disponible o realizable, no cuenta con las mínimas garantías jurídicas y económicas necesarias, y requiere de obligadas y cuantiosas inversiones". Es decir, no recibía nada en cash.
 
La compensación formal (US$ 1.500 millones que ha presentado ahora Argentina) sí es en efectivo. Una tasación que, además de representar sólo un 10% de lo que pide Repsol, es considerada como de máximos. Porque el Ejecutivo de la presidenta de la república cree que el 51% de YPF que le fue arrebatado a Repsol podría incluso llegar a valer cero por “vaciamiento y exorbitante distribución de utilidades (beneficios)”, tal y como sucedió años atrás con Aerolíneas Argentinas, del Grupo Marsans.
 
Esa valoración tiene que ser ahora avalada por el Tribunal de Tasaciones de la Nación, que es el organismo encargado de evaluar el precio de las acciones de la petrolera local. El informe será enviado al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), la institución del Banco Mundial en la que Repsol ha denunciado la confiscación de su inversión en YPF.
 
El acuerdo con Chevron
 
La constitución del depósito de US$ 1.500 millones se produce después de que Repsol haya solicitado al CIADI medidas cautelares para que la petrolera argentina no pueda materializar el acuerdo alcanzado con la estadounidense Chevron para la exploración de los yacimientos de Vaca Muerta. Repsol adoptó esta decisión para mantener a salvo unos pozos que considera suyos y que, de ser explotados, su propiedad ya no podría ser restituida.
 
La reacción de Repsol fue calificada desde Buenos Aires como “airada” y como una demostración de que Brufau no tiene intención de alcanzar una solución negociada al conflicto, pese a las últimas declaraciones de buena voluntad por parte del Gobierno latinoamericano. Una aseveración que se niega desde la petrolera española, empecinada en defender hasta el último euro que consideran se ha robado a "todos" los accionistas.
 
Desde YPF se sostiene que bajo la dirección de Miguel Galuccio se ha incrementado la actividad de exploración, que ha pasado de un promedio de 18 pozos al año entre 2007 y 2011 a 51 en los últimos doce meses.  Hasta julio, la producción de hidrocarburos había crecido un 4,7%, datos que le han valido apreciarse un 41,66% en bolsa en los últimos 12 meses. No obstante, sigue cotizando a menos de la mitad de cuando Repsol fue expropiado.

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