Por Adrian Salbuchi para RT
¿Las razones de ello? Putin finalmente decidió otorgarle
asilo temporario al desenmascarador de la Agencia Nacional
de Seguridad, Edward Snowden, ignorando así una directiva de que Snowden debía
ser entregado a EE.UU. Con esa medida, el presidente ruso se hace eco del
creciente fastidio e impaciencia, no solo de Rusia sino del mundo entero, ante
la sistemática estrategia estadounidense del 'palo y zanahoria' y su doble
discurso e hipocresía.
Ambos presidentes habían acordado reunirse en Moscú el mes
que viene para abordar temas bilaterales. Pero, leyendo entre líneas, se
percibe claramente la creciente frustración de EE.UU. y sus aliados con Rusia y
China, las únicas superpotencias que pueden plantarse ante ellos y frenarlos,
aportando así un urgentemente necesario contrapeso a la geopolítica mundial,
aunque a veces sea de naturaleza incierta y aparentemente frágil.
Divulgación
Al igual que con Julian Assange, el 'affaire' Edward Snowden
es bien conocido en todo el mundo: ambos hombres estuvieron en posición de
acceder a información creíble, muy sensible y secreta; ambos aportaron pruebas
documentales que la avalan, y ambos tuvieron el coraje de divulgarla ante la
opinión pública mundial.
Si para muestra basta un botón, entonces la ira y la furia
estadounidense y de sus aliados clave son prueba de que lo que Snowden divulgó
es veraz. Ello ayuda a comprender por qué una parte tan grande de la opinión
pública global alaba a Snowden y Assange como verdaderos héroes y luchadores
por la libertad de los pueblos de todo el mundo.
Pues al momento de evaluar las verdaderas motivaciones,
actividades y metas inconfesables detrás de buena parte de la política exterior
e interna de EE.UU., Reino Unido e Israel, millones de modernos Hamlet huelen
que hay algo decididamente muy podrido y no exactamente en el Estado de
Dinamarca…
Si, como nosotros sostenemos, es real que los Dueños del
Poder Global se encuentran enquistados profundamente dentro de las estructuras
de poder públicas y privadas de Estados Unidos y el Reino Unido, entonces
claramente su talón de Aquiles es todo tipo de desenmascaramiento y divulgación
pública de sus crímenes.
Desde su sistemática interferencia en los asuntos internos
de otras naciones, su participación directa o indirecta en autoatentados del
tipo de 'bandera falsa', su apoyo a regímenes genocidas que sirven sus
objetivos, sus invasiones y ocupaciones criminales en Irak, Afganistán,
Palestina y Libia, hasta su actual financiamiento y apoyo obsceno a una
multitud de terroristas, asesinos y mafiosos en Siria y otros países víctima,
siempre bajo algún disfraz de guerra psicológica, por ejemplo, la 'primavera
árabe'.
Ahora bien, si otorgarle asilo provisorio a un joven y
enojado exagente de seguridad como Snowden tiene semejante impacto en la
estructura de poder de EE.UU. –tanto que motivó que el presidente de los
Estados Unidos cancelara una reunión cumbre clave con el presidente de la Federación de Rusia–
entonces apenas podemos empezar a imaginar el miedo y terror que esta gente
debe sentir ante la perspectiva de que se produzcan nuevas y mucho más graves
'fugas de seguridad' en el futuro.
¿Qué pasaría, por ejemplo, si un grupo de verdaderamente
poderosos agentes de las estructuras de inteligencia se rebelaran y decidieran
enfrentarse a Washington, Nueva York, Londres y Tel Aviv aportando pruebas
irrefutables de sus crímenes –y de quienes los autorizaron, presidentes, primeros
ministros y secretarios de Estado incluidos– divulgando así la verdad sobre lo
que realmente hubo detrás de los ataques del 11 de septiembre de 2001; o de
Irak y Libia; o del colapso financiero iniciado en Wall Street en 2008; o de
los ataques de Londres del 7 de julio de 2005…?
Rusia y China: los grandes adversarios de EE.UU. en el siglo
XXI
Naturalmente, las potencias hegemónicas mundiales se enojan
cuando otros países se les oponen, que claramente es lo que Rusia viene
haciendo a lo largo de la última década. En la ONU, donde Rusia venía siendo más flexible ante
los intereses norteamericanos, luego del monstruoso asesinato promovido por
EE.UU. del líder libio Muammar Gaddafi transmitido casi en vivo por la
televisión mundial y la violación de Libia en 2011, pareciera que a Moscú se la
ha acabado la paciencia. Claramente, el asesinato de líderes mundiales al son
de las carcajadas vulgares de Hilary Clinton por la cadena CBS News no es del
agrado del liderazgo ruso.
Es así que puede percibirse un claro endurecimiento de la
política exterior rusa hacia Occidente, especialmente en los casos de Irán y,
más significativamente, de Siria, tradicional aliado ruso.
EE.UU., Gran Bretaña e Israel empiezan a entender que por
más que sigan financiando a los peores elementos terroristas, asesinos y
traficantes, incluyendo a Al Qaeda –a los que llaman eufemísticamente
'luchadores por la libertad'– contra el Gobierno legítimo sirio de Bashar al
Assad, a Rusia no la podrán hacer mover de su lugar.
El mensaje del Putin es más que claro: Occidente no se
saldrá con las suyas en Siria. Fin de la discusión.
Muchos lectores seguramente se estarán preguntando: "¿Y
qué hay de China?", "¿No es que China es el principal blanco del
Pentágono para los años por venir dado que sigue creciendo y creciendo, y su
economía pronto superará a la de EE.UU.?"
Sí, pero esto es básicamente en el plano económico; y sí,
China posee casi 2 billones (¡con doce ceros!) de dólares en Bonos del Tesoro
de Estados Unidos, lo que le da el potencial de desatar un verdadero caos
financiero contra EE.UU. si llegara a decidir vender esos bonos a corto plazo
en los principales mercados financieros globales.
Si quisiera, China podría rápidamente colapsar al dólar como
si fuera las torres gemelas del World Trade Center en 2001…
Pero EE.UU. sabe que China no hará eso; no por ahora al
menos, ya que China tendría mucho más para perder que ganar con un colapso
financiero semejante. China sabe que ocasionar la devaluación masiva de bonos
estadounidenses le saldría como un tiro por la culata explotándole en sus
propias manos.
En verdad, China no ha tenido ni tiene apetencias
hegemónicas mundiales. China parece estar muy complacida con ser –y seguir
siendo– la superpotencia indiscutida en Asia. En esto se diferencia de manera
tajante con EE.UU./Reino Unido/Israel, que juntos pretenden manejar a todo el
mundo en los planos político, territorial, financiero, incluso imponiendo sus
leyes y tribunales.
China mantiene relativamente pocos conflictos
internacionales: el Tíbet, Taiwán, un par de islotes disputados a Japón, pero
eso es básicamente todo. Su lucha está en los planos de la economía y los
recursos estratégicos.
Ahora, comparémoslo con los conflictos permanentes y
sistemáticos que EE.UU. y sus aliados crean en Oriente Medio, África,
Latinoamérica, Europa central…
No es necesaria ninguna contención sobre China; pues China
se contiene a sí misma. EE.UU. y sus aliados, sin embargo, deben ser contenidos
y, viendo cómo se van comportando en todo el mundo, pronto será necesario que
el mundo los detenga cueste lo que cueste.
Rusia podrá tener menor fuerza económica que EE.UU., pero
sin embargo el Kremlin tiene claros objetivos geopolíticos de largo plazo que
fueron diseñados y planificados de manera inteligente desde la época de los
zares, luego bajo los bolcheviques, y hoy bajo su actual liderazgo consistente,
maduro y sagaz.
En verdad, Rusia no solo tiene objetivos globales, sino que
también entiende el mundo y sus complejidades multiculturales, y lo hace mucho
mejor que EE.UU. En este rubro, la única competencia que tiene Rusia es Gran
Bretaña… y China.
¿Está EE.UU. revirtiendo a su anacrónico discurso de Rusia
como 'imperio del mal', como 'antidemocrática' que 'apoya a los malos'?
La verdad es que hoy Rusia cumple la magnífica tarea de
ayudar a desenmascarar la decadencia social y política norteamericana, su
debilidad financiera y sus pretensiones imperiales patológicas.
Detrás de la máscara norteamericana hallamos a un gigante
con pies de barro, por lo que cuando Rusia se planta delante de EE.UU.
mostrando su fuerza, personalidad y autoestima, el mundo entero observa y
aplaude.
Doble discurso
El pasado 7 de agosto, Obama apareció en el popular programa
televisivo 'The Tonight Show', del conocido animador Jay Leno, lloriqueando y
quejándose de que Putin esto y Putin aquello, acusando a Moscú de revertir al
"modo Guerra Fría".
Enumeró sus quejas contra Rusia en materia de defensa
misilística, control de armas, relaciones comerciales, seguridad global,
derechos humanos, sociedad civil, y recomendó a Putin no mirar hacia atrás sino
que "pensara sobre el futuro, ya que no hay razón para que no podamos
colaborar mancomunadamente".
Obama parece no comprender que para pensar correctamente
acerca del futuro es preciso aprender de la experiencia del pasado. Al abordar
el asunto Snowden como un hecho aislado, una vez más EE.UU. desenmascara su
doble discurso e hipocresía.
Como lo destacara ese mismo día el periodista Glenn
Greenwald, del diario 'Guardian', mientras que Obama y la gran prensa hoy se
rasgan las vestiduras por el asilo político otorgado a Snowden por las
autoridades rusas, se olvidan de otros casos recientes donde EE.UU- protegió,
ya no a un joven y amable desenmascarador de sus fechorías, sino a endurecidos
criminales y asesinos de la CIA.
Greenwald señala, por ejemplo, que EE.UU. rehusó cumplir con
una solicitud de extradición de Italia contra dos agentes de la CIA procesados por el
secuestro en 2003 de un clérigo musulmán en Milán (ver 'The New York Times', 28
de febrero de 2007); luego, al ser liberado en Panamá, el agente de la CIA, Robert Seldon Lady, fue
inmediatamente llevado a EE.UU. para evitar ser extraditado a Italia ('The
Washington Post', 19 de julio 2013).
También tenemos el caso del expresidente boliviano apoyado
por la CIA,
Gonzalo Sánchez de Lozada, al que EE.UU. rehúsa extraditar dándole en la
práctica asilo para evitar que sea juzgado en su país por crímenes de guerra y
genocidio ('The Guardian', 9 de septiembre de 2012); o el caso del guerrillero
Luis Posada Carriles, cuya extradición viene solicitando Venezuela a EE.UU. sin
éxito por su supuesto rol en el ataque con bombas contra una aeronave comercial
cubana en 1976 en el que murieron 73 personas ('El Paso Times', 30 de diciembre
2010).
La lista de ejemplos es muy larga. En años recientes,
Argentina, Uruguay, Chile y Brasil formularon repetidas solicitudes a EE.UU.
para que entregue para ser juzgado a un tal Sir Henry A. Kissinger, por su
responsabilidad directa y fundamental en el apoyo a regímenes cívico-militares
genocidas en esos países en los años setenta bajo una estrategia genocida hoy
conocida como 'Plan Cóndor'.
Como siempre, los Dueños del Poder Global defienden a
ultranza a sus muchachos transgresores como Sir Henry, pase lo que pase. Cuando
el conocido juez español Baltasar Garzón solicitó a Interpol el arresto de
Kissinger durante una visita a Londres, nada ocurrió….
Y ni mencionaremos las repetidas solicitudes de extradición
belgas contra el ex primer ministro israelí Ariel Sharon por crímenes de guerra
y crímenes contra la humanidad cometidos contra civiles libaneses y palestinos
durante uno de los recurrentes arranques homicidas de don Ariel…
Reiteramos: la lista es muy extensa. El doble discurso y la
hipocresía del Imperio Hegemónico Global son obscenamente obvios y claros, mas
ello no parece molestarles demasiado, acostumbrados como están a salirse
siempre con las suyas.
Aun cuando a veces arriesguen algo, siempre utilizan su
abrumador poderío militar para amenazar a todos urbi et orbi, de forma tal que
puedan jugar todas sus partidas con amplios márgenes de seguridad.
Es como si nos dijeran a todos: "Echemos una moneda:
cara, gano yo; ceca, pierden ustedes…"
Adrian Salbuchi es analista político, autor, conferencista
y comentarista en radio y TV en Argentina. www.asalbuchi.com.ar - Conductor del
programa de televisión “Segunda República” por el Canal TLV1 de Argentina.
Fundador del Proyecto Segunda República (PSR). www.proyectosegundarepublica.com
Texto completo en:
http://actualidad.rt.com/expertos/salbuchi/view/102830-obama-putin-snowden-conflicto-guerra-fria
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