Por Lucas Vigiani - Diario Clarín
Se convierten en obstáculos para los colectivos y afectan su frecuencia. Los motociclistas incluso circulan a contramano. Si bien es una infracción con multas de hasta $ 240, hay escaso control policial. o de Agentes de Transito.
Mientras todas las luces están puestas en el flamante Metrobus
de la 9 de Julio, el sistema que en la avenida Juan B. Justo lleva más
de dos años se ve amenazado por una infracción que se convirtió en hábito: la invasión de las motos a los carriles exclusivos.
En una medición, Clarín comprobó que, en promedio, una moto por minuto interfiere la circulación de los colectivos. También, en menor medida, a los carriles exclusivos ingresan autos, ambulancias sin la sirena y hasta camiones.
En plena hora pico de la tarde, este diario constató que en 40 minutos pasaron 58 motos y un camión por donde solo pueden circular los micros. En la intersección de Corrientes y Juan B. Justo, en apenas 20 minutos 12 motos invadieron el carril que va hacia Liniers y otras 8, el de Pacífico. En la segunda parte de la medición creció la cantidad: 29 motociclistas ingresaron al carril sentido oeste y nueve del otro lado.
La situación se repite en gran parte de los 12 kilómetros de extensión que tiene el Metrobus Juan B. Justo. Pero se acrecienta desde la bajada del puente de avenida Córdoba donde se diluyen los carriles exclusivos. Allí se produce un cuello de botella entre motos, autos y camiones que frenan sobre la vía del Metrobus afectando la frecuencia de los colectivos. Por ejemplo, en un corte de semáforo de dos minutos circularon siete motos –algunas en contramano y zigzagueando para esquivar a los colectivos– por los carriles exclusivos.
En 2012 se incorporó al Código de Tránsito la infracción por invadir carriles exclusivos para el transporte público o bicisendas que prevé multas que pueden llegar a los $ 240 y hasta la retención de la licencia de conductor.
“Estamos tomando medidas más efectivas para evitar la invasión de carriles. Hay líneas de colectivos que tienen montadas cámaras que registran el recorrido para poder multar a aquellos vehículos que estén circulando por los carriles del Metrobus. También hay móviles de tránsito que recorren Juan B. Justo y hacen fotomultas. Y por último, desde el Centro de Monitoreo hay agentes que están observando las cámaras que cubren los circuitos del Metrobus y tienen la capacidad de hacer la observación, tomar la patente y aplicar la infracción a aquellos que se introduzcan a las vías exclusivas”, detalló Carlos Pérez, director general del Cuerpo de Agentes de Tránsito de la Ciudad.
En la Ciudad incluso admitieron que en el flamante Metrobus de la 9 de Julio ya hubo casos de invasión a los carriles durante la madrugada y que en todos los casos fueron desplazados “inmediatamente”. A diferencia de lo que sucede en el Centro porteño, en Juan B. Justo es notoria la falta de control policial o de agentes de tránsito.
Lo reconocen los propios motoqueros. Dicen que por falta de controles usan los carriles exclusivos de Juan B. Justo para “ahorrar tiempo”. Antonio Sánchez Barreto, representante del sindicato Motoqueros Trabajadores Argentinos (MTA), le dijo a Clarín: “Pedimos disculpas por los inconvenientes que generamos. Convivimos con horarios que están al límite y a veces, hay que llegar en muy poco tiempo de una punta de la Ciudad a la otra. Y si nos agarra la hora pico no hay forma de completar el trabajo y no nos queda otra que exponernos a las multas ”.
En una medición, Clarín comprobó que, en promedio, una moto por minuto interfiere la circulación de los colectivos. También, en menor medida, a los carriles exclusivos ingresan autos, ambulancias sin la sirena y hasta camiones.
En plena hora pico de la tarde, este diario constató que en 40 minutos pasaron 58 motos y un camión por donde solo pueden circular los micros. En la intersección de Corrientes y Juan B. Justo, en apenas 20 minutos 12 motos invadieron el carril que va hacia Liniers y otras 8, el de Pacífico. En la segunda parte de la medición creció la cantidad: 29 motociclistas ingresaron al carril sentido oeste y nueve del otro lado.
La situación se repite en gran parte de los 12 kilómetros de extensión que tiene el Metrobus Juan B. Justo. Pero se acrecienta desde la bajada del puente de avenida Córdoba donde se diluyen los carriles exclusivos. Allí se produce un cuello de botella entre motos, autos y camiones que frenan sobre la vía del Metrobus afectando la frecuencia de los colectivos. Por ejemplo, en un corte de semáforo de dos minutos circularon siete motos –algunas en contramano y zigzagueando para esquivar a los colectivos– por los carriles exclusivos.
En 2012 se incorporó al Código de Tránsito la infracción por invadir carriles exclusivos para el transporte público o bicisendas que prevé multas que pueden llegar a los $ 240 y hasta la retención de la licencia de conductor.
“Estamos tomando medidas más efectivas para evitar la invasión de carriles. Hay líneas de colectivos que tienen montadas cámaras que registran el recorrido para poder multar a aquellos vehículos que estén circulando por los carriles del Metrobus. También hay móviles de tránsito que recorren Juan B. Justo y hacen fotomultas. Y por último, desde el Centro de Monitoreo hay agentes que están observando las cámaras que cubren los circuitos del Metrobus y tienen la capacidad de hacer la observación, tomar la patente y aplicar la infracción a aquellos que se introduzcan a las vías exclusivas”, detalló Carlos Pérez, director general del Cuerpo de Agentes de Tránsito de la Ciudad.
En la Ciudad incluso admitieron que en el flamante Metrobus de la 9 de Julio ya hubo casos de invasión a los carriles durante la madrugada y que en todos los casos fueron desplazados “inmediatamente”. A diferencia de lo que sucede en el Centro porteño, en Juan B. Justo es notoria la falta de control policial o de agentes de tránsito.
Lo reconocen los propios motoqueros. Dicen que por falta de controles usan los carriles exclusivos de Juan B. Justo para “ahorrar tiempo”. Antonio Sánchez Barreto, representante del sindicato Motoqueros Trabajadores Argentinos (MTA), le dijo a Clarín: “Pedimos disculpas por los inconvenientes que generamos. Convivimos con horarios que están al límite y a veces, hay que llegar en muy poco tiempo de una punta de la Ciudad a la otra. Y si nos agarra la hora pico no hay forma de completar el trabajo y no nos queda otra que exponernos a las multas ”.
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