Por Gustavo Eduardo Andrés Saralegui (Infodefensa.com) - A
través del siglo XX la Armada Argentina experimentó un trascendente cambio de
rol, al pasar de ser una importante flota de mar a una Marina de costas
‘Brown Water Navy’, en la actualidad sin presupuesto para sostener operaciones
navales en las aguas territoriales.
Cabe recordar que en la historia de los
astilleros de EEUU, nunca se construyo navíos de guerra para exportar tan
grandes, como los acorazados Moreno y Rivadavia de 30 mil toneladas realizados
para la Argentina en los inicios de siglo XX. En esos tiempos la flota nacional,
constituía una destacada ‘Blue Water Navy’ a nivel mundial, en concordancia con
el status de la República Argentina que era considerada una de las diez
economías más pujantes del mundo. Ese poder naval era una consecuencia directa
del eco que los mandos navales argentinos hacían de la teoría del ‘Sea Power’
de Alfred Mahan, en pleno auge en aquellos tiempos.
Esta nueva concepción (frame), introduce características muy
innovadoras en los barcos como las no tradicionales formas de cascos, materiales
y prácticas de construcción. También un interesante sistema de propulsión,
(CODAG + Water jet), una combinación de motores diésel para velocidades de
crucero (20 nudos) y un acople mecánico o hidrodinámico con una turbina a gas
para buscar el Sprint necesario y superar los 30 nudos, CODAG es el acrónimo de
combined diesel and gas. Este es un desarrollo de Blohm und Voss. La planta
CODAG permite descargar los gases de la turbina directamente a la estela, sobre
el cubo deflector del water jet.
Han trascurrido más de 100 años y la Marina de guerra sigue siendo el
operador directo para cumplir los teóricos objetivos nacionales, en
relación a los intereses vitales que se necesita resguardar. La visión de la
situación, sin embargo, demuestra que los intereses económicos deberían ser
valorizados y jerarquizados a nivel de los ideales.
Sin duda, al plantear un navío de las características de los Littoral Combat
Ship de Lockheed Martin y General Dynamics o
los OPV Holland Class de Damen Shipyards para la Armada de la
República Argentina, la estrategia que daría origen a este planeamiento, parte
de una situación, donde los intereses cooperativos en definitiva, prevalecen
sobre los competitivos. Esta estrategia tiene como salida una maniobra cuyos
esfuerzos comprenden el uso de opciones con medios para un nivel de conflicto
cuya escalada es controlable o de baja intensidad. Por tanto, el diseño de
fuerza naval correspondería a un navío de superficie capaz de sostener
múltiples misiones, a pesar de las limitaciones que pueda tener.
El concepto Holland Class nació como una opción de navío basado en la
capacidad para afrontar distintas alternativas con reducida tripulación,
seguridad militar mediante una buena performance de los sistemas de armas a
bordo contra amenazas asimétricas, salvamento marino, mitigar riesgos y tareas
humanitarias.
Los requerimientos y especificaciones, se traducen en un casco de 108 m, que
desplaza 3.750 toneladas y actúa con una tripulación de 50 hombres. Sus tareas
son presencia marítima e interdicción, contrarrestar el tráfico de drogas, la
piratería y amenazas de bajo nivel. La idea apuntaría a remplazar algunas de las
actuales misiones que llevan a cabo las fragatas.
Las tendencias operacionales son actuar en una gran variedad de amenazas y
entornos, con reducida dotación embarcada, portar sistemas no tripulados
‘Unmanned Aerial Vehicule’ (UAV), ‘Unmanned Surface Vehicule’ (USV), ‘Unmanned
Undersea Surface’ (UUV). Resistencia a largas travesías, con una baja
experiencia técnica a bordo y costos operativos reducidos.
El nuevo concepto hace hincapié en la velocidad del barco, operaciones con
bote inflables de casco rígido (RHIB), cubierta de vuelo con hangar para
helicópteros medianos tipo NH-90, un puente de mando integrado con un centro de
información para el combate (CIC) y auto protección mediante un sistema de armas
de control remoto. Un párrafo aparte merece el mástil integrado Thales, con el
cual los operadores a bordo tendrían una visión muy clara de los misiles
anti-buque próximos disparados.
Como todo sistema de armas tanto los LCS y los OPV Holland Class, presentan
potenciales vulnerabilidades. En el cas de los LCS, es su armamento limitado a
un cañón de 57 mm que dispara 200 proyectiles por minuto en un radio de 9 millas
náuticas y la defensa antiaérea y contra misiles lanzados desde barcos. Estos
patrulleros oceánicos carecen de un sistema de lanzamiento de misiles de largo
alcance (VLS), cuya célula permita desplegar una defensa anti aérea a distancia,
como anti barcos o contra misiles de ataque a tierra (cruise missiles).
Los LCS pueden utilizar el sistema RIM-116 Rolling Airframe Missile (RAM) de
Raytheon, guiado por el mismo radar que dirige al sistema
Phalanx, Close in Weapon System (CIWS) muy utilizado por la USN y USCG en los
cutters Hamilton y Legend Class. En definitiva se remplazaría los cañones Mk44
Bushmaster II de Alliant Techsystems (ATK) calibre 30 mm, por estos misiles de
guiado infrarrojo, constituyendo un sistema de defensa cercano. En la serie de
GD están montados sobre lanzaderas de once proyectiles y en la serie de LM
tienen lanzaderas de veinte proyectiles.
Repasando el diseño de los OPV Holland Class, no está previsto el uso de
rampas para misiles. Poseen un cañon de 76 mm super rápido, que dispara hasta
120 proyectiles por minuto en un rango efectivo de 8,6 millas. Como armamento
secundario poseen un cañón de 30 mm y 4 cañones de 12,7 mmm. Todos son
provistos por Oto Melara y pueden ser operados en forma remota.
Los buques americanos fueron desarrollados para actuar dentro del esquema de
formaciones operacionales como los Grupos de Ataque de Portaviones, ‘Carrier
Strike Groups’, (CSG) o los Grupos Expedicionarios de Ataque, ‘Expeditionary
Strike Groups’ (ESG), para lo cual sus limitaciones en ciertos aspectos son
cubiertos por otras unidades de la formación. En el caso de las embarcaciones
holandesas sus aptitudes y limitaciones están claramente establecidas y
posiblemente se haya definido un perfil de barco muy seguro para las tareas a
cubrir.
Podría objetarse la comparación de estas dos clases de barcos LCS y OPV
Holland Class como posibles adquisiciones, ya que un análisis con más detalle
permite observar algunas similitudes, pero también diferencias, las cuales como
es de esperar se traducen en el costo final.
Una de las similitudes es su desplazamiento superior a 3 mil toneladas. La
USN considera por la experiencia acumulada desde la IIGM que para ser parte y
navegar con un ‘CSG o ESG’ es necesario en la práctica como mínimo este
tonelaje. Los holandeses exigían en el diseño la necesidad de operar un
helicóptero mediano (NH 90) en una condición ‘Sea State 5’ (World
Meteorological Organization sea state code), es decir, con olas entre 4 y 6
metros de altura. Además existe una gran cantidad de armas a bordo. Sería muy
difícil pensar como anteriormente se describió en los LCS, la adición de un
‘Vertical Launching System’ (VLS) e incluso el radar de control de fuego no
está preparado para guiar los Sea Sparrow (falta de banda X- FCR).
Por el lado de las desigualdades mientras los LCS son cascos de acero de alta
resistencia en el diseño de Lockheed Martin (LM) y aluminio en el modelo de
General Dynamics (GD), los OPV Holland Class están construidos en acero dulce,
lo cual los hace más económicos y les otorga mayor resistencia a las
explosiones. Este acero influye en el peso y por ende en la performance de
velocidad máxima a desarrollar (22 nudos).
Otra de las diferencias lo constituye el hecho que los navíos holandeses
carecen de un CIWS y aunque está pensado utilizar el Phalanx o el RAM Rolling
Airframe Missile, las posibilidades de “up grade” son muy limitadas. Podría
llegar a adosarse puntos de defensa lanzamisiles Mistral al cañón Marlin de 30
mm o agregarle al cañón de 76 mm, el sistema Strales de proyectiles guiados por
radio frecuencia.
Las diferencias en el desarrollo obviamente se traducen en el costo de cada
navío. Los LCS están en el orden de los 537 millones de dólares (YF 2012 Budget)
y los OPV Holland Class en el orden de los 195 millones de dólares, incluyendo
el mástil Thales.
Al analizar las características de estos navíos para la Armada Argentina, la
inclusión de los mismos parecería ser una decisión positiva y quizás el balance
favorecería al modelo LCS.
Las alternativas a las que se los expondría en la (EZZ), son básicamente
roles de patrullaje naval, interdicción, salvamento y tareas humanitarias, con
la posibilidad de llevar a cabo operaciones antisubmarinas y de contramedidas en
minado.
Además los gases de la combustión pueden enfriarse inyectando agua de mar,
logrando un buque frío en su firma infrarroja. La planta alemana incorpora esta
posibilidad para el turbo gas y las opciones de descarga superficial y
submarina para los motores diésel, en relación a las amenazas circunstanciales.
A diferencia del OPV Holland Class que están impulsados por un sistema combinado
de motores diésel y eléctricos, Combined Diesel or Electrical or Diesel
(CODELOD), los LCS no requieren de chimeneas ni depuradores enfriadores.
Unido a esto, es destacable el enfoque de un sistema modular y un diseño de
arquitectura abierta computarizada de comando automatizado para las áreas
principales del barco.
En definitiva esta nueva concepción (seaframe) otorga una cadena de atributos
inherentes que pueden resumirse en alta velocidad de navegación si es requerido
(LCS), agilidad, resistencia a las travesías, capacidad de bodega, poco calado,
reducida firma, aptitud para autodefensa y posibilidades para embarcar naves de
aire y agua tripuladas y no tripuladas.
Con estos navíos la Armada Argentina, retomaría el control del Mar
Argentino, a través de las capacidades de movilidad, vigilancia, reconocimiento
e inteligencia, interdicción marítima, soporte a fuerzas de operaciones
especiales y defensa costera que estos medios pueden suministrar.
La Argentina debería considerar seriamente la incorporación de estos medios
en este decenio, para proyectar la defensa de los intereses vitales, que de no
ser atendidos por el país, terminaran haciendo poco confiable la integridad
territorial.
Argentina a diferencia del resto de América al sur del rio Bravo, tiene un
reto que asumir, frente a una situación que se prolonga en el tiempo y que hasta
tanto no este negociada y acotada, no permitirá hacer creíble al resto de
Latinoamérica que en ella están fundadas las bases de una gran nación para
contribuir al crecimiento final del continente. Sin la solución de este
conflicto en lo referente al control marítima de toda la EEZ, será muy complejo
para la Argentina, sostener principios de soberanía territorial. El presidente
norteamericano John Quincy Adams expreso “América para los americanos”,
consolidando la Doctrina Monroe de su antecesor, esta idea debe ser retomada
como piedra de toque para reafirmar esa gran visión de 1823, que muchas veces se
trasgredió. Argentina está obligada a reafirmar el efectivo dominio sobre sus
intereses vitales, nacionales y por sobre todo económicos.
Una vez Edmund Burke dijo, “hay un límite en que la tolerancia deja de ser virtud”.
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