Por Veronica Smink
¿Qué es mejor para el planeta? ¿Preservar los bosques o crear un combustible que no dañe el medio ambiente?
Ésa fue la principal disyuntiva que se debatió en la ciudad brasileña de Sao Paulo durante la Cumbre del Etanol, el segundo encuentro mundial que se realizó para debatir el futuro de este biocombustible.
¿Qué es mejor para el planeta? ¿Preservar los bosques o crear un combustible que no dañe el medio ambiente?
Ésa fue la principal disyuntiva que se debatió en la ciudad brasileña de Sao Paulo durante la Cumbre del Etanol, el segundo encuentro mundial que se realizó para debatir el futuro de este biocombustible.
La sede del evento no fue casual: Brasil es el primer exportador mundial de etanol, un alcohol que usado como combustible, reduce en gran medida la producción de gases con efecto invernadero que, según los expertos, dañan al medio ambiente. Sin embargo la producción de etanol en ese país ha generado controversia, debido a que se obtiene de la caña de azúcar, cuyo cultivo -según los ambientalistas- podría destruir la selva amazónica.
Uno de los invitados más destacados al encuentro, el ex presidente estadounidense, Bill Clinton, puso el énfasis en este dilema, al afirmar que si se utiliza el etanol brasileño para reducir las emisiones de gas, se podría "empeorar el problema de la deforestación en Brasil". "Si Brasil demuestra que cultivar caña no destruye ecosistemas tendrá el apoyo de todo el mundo", opinó el ex mandatario.
Por su parte el presidente de Brasil, Luis Inacio Lula da Silva, defendió al etanol como un combustible barato que, según estimó, reduce en un 90% los gases dañinos para el planeta.
La producción de etanol en Brasil alcanzó 26.600 millones de litros en 2008, cifra histórica que representó un aumento del 15,6% respecto al año anterior. Durante un mensaje transmitido por video, el mandatario negó que la creación de este biocombustible dañe el ecosistema de su país, asegurando que Brasil "usa sólo el 1% de su territorio para la producción de etanol".
Los ambientalistas dicen que la producción de etanol en Brasil podría destruir la selva amazónica. Sin embargo, Eugenia Testa, de Greenpeace, señaló que el problema no es la destrucción que se está causando hoy en día, sino la "inevitable deforestación" que generará un aumento en la demanda por etanol. La experta dijo a BBC Mundo que estos combustibles alternativos son "soluciones simplistas", que ofrecen tantos problemas como respuestas, y son "un camino sin salida".
Sumado a las objeciones respecto a la sustentabilidad de los procesos de creación de los biocombustibles, los ecologistas también cuestionan el hecho de que estén realizados a base de alimentos. Además de la caña de azúcar, el etanol también es fabricado en Estados Unidos a base de maíz. Y el trigo y la soja son utilizados en distintas partes del mundo para crear biodiesel.
Organismos y movimientos sociales acusaron a los productores de biocombustibles de generar un alza en los precios de los alimentos, que en 2008 alcanzaron valores récord. Brasil siempre ha rechazado esta postura, algo que fue ratificado durante la cumbre por la ministra de la Presidencia, Dilma Rouseff. "No fuimos, no somos, no seremos los responsables por los precios de los commodities (materias primas)", señaló la favorita de Lula para sucederlo en la presidencia.
Testa admite que el etanol a base de caña de azúcar tiene algunas ventajas con respecto a los otros biocombustibles, porque es más efectivo en la reducción de gases de efecto invernadero y se produce de forma más sostenible. Sin embargo, la ambientalista sostiene que la única solución para el problema energético es el uso de otras fuentes renovables, como la energía eólica o solar.
Para la experta, el principal problema es la dependencia del automóvil que existe en el mundo.
"En muchas partes no hay alternativas, es por eso que lo principal que habría que hacer es desarrollar sistemas públicos de pasajeros", sostiene. En su opinión los esfuerzos que realizan mandatarios como Lula o el presidente estadounidense Barack Obama por crear combustibles alternativos simplemente reemplazan un problema por otro, y no resuelven el tema de fondo.
Fuente: BBC Mundo
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