Por Alfredo Sainz LA NACION
Foto: Aníbal GrecoA pesar del último aumento en el boleto de colectivo, la concentración en el negocio del transporte urbano de pasajeros continúa avanzando de la mano de los grupos Dota y Plaza. La última línea en caer en manos de uno de los dos grandes fue la 86, aunque, en este caso, la operación incluyó una nueva denominación, ya que desde enero el tradicional recorrido de esa línea entre La Boca y Ezeiza pasó a ser cubierto con el número 8.
La historia reciente de la línea 86 fue bastante accidentada. Hasta hace menos de una década, la línea era operada por la empresa Transporte Fournier, que finalmente en 2000 se presentó en quiebra. En ese momento, un grupo de empresas decidió asociarse para hacerse cargo de la línea 86 -incluidos todos sus ramales- y de las otras líneas que manejaba Fournier, como la 56, la 97 y la 193.
El consorcio, llamado DUVI, estaba integrado por cuatro empresas: Dota, Transporte Ideal San Justo (dueña de la 96), La Vecinal de La Matanza (180 y 155) y Unión Transportistas de Empresas (que opera la 46), aunque hace unos meses las dos últimas terminaron abriéndose de la operación y sólo quedaron Ideal San Justo y Dota, que a su vez decidieron repartirse el negocio. Ideal San Justo se quedó con la marca 86 y la terminal pegada a la cancha de Boca Juniors, para cubrir los ramales que terminan en González Catán y General Villegas, con todos los colectivos más viejos y pintados íntegramente de azul.
Dota, por su parte, se alzó con la porción más atractiva, ya que a través de su controlada Transportes Río Grande (línea 5) tomó a su cargo el recorrido más tradicional de la ex 86, a la que le cambió el número por el 8, aunque conservando los colores tradicionales (azul y blanco). Los orígenes de la línea 8 datan de fines de la década del 60, cuando las autoridades de Transporte unificaron la numeración de todos los colectivos porteños y se le otorgó el número a una línea que dejó de funcionar al poco tiempo.
Hoy las dos líneas comparten gran parte del recorrido desde la Dársena Sur, en La Boca -donde funciona la terminal de la nueva 8-, hasta el cruce de Rivadavia y Pergamino, en el barrio de Floresta. La línea que quedó en manos de Dota no es una más, ya que es la única que ingresa en el aeropuerto de Ezeiza, lo que abre una oportunidad de negocios muy interesante para sus nuevos dueños.
Con esta incorporación, además, Dota se consolidó como el grupo líder en un mercado que mueve aproximadamente $ 2000 millones anuales por la venta de boletos, a lo que hay que sumar una cifra algo inferior en concepto de subsidios del Gobierno al transporte. En total, Dota controla 25 líneas en forma directa (la mayoría de las cuales se pueden identificar por contar con el dibujo de una abeja gigante en el costado de sus unidades) y otras cinco en las que participa asociado con Nuevos Rumbos (línea 132, entre otras) y tiene más de 6500 empleados. La empresa surgió a partir de la operación de la línea 28, con la razón social Doscientos Ocho Transporte Automotor, y sus acciones se reparten entre un grupo de socios, entre los que se encuentra Luis González.
Su principal rival en este negocio es Plaza, que con sus colectivos rojos controla en forma directa a una decena de líneas y a su vez participa como socio en Ecotrans y Transporte 1° de Septiembre (línea 93), en la operación de otra media docena de líneas. La empresa pertenece a los hermanos Claudio y Mario Cirigliano, que también son accionistas de la firma TBA, que opera las ex líneas de ferrocarriles Sarmiento y Mitre.
Hasta la década del 90, la mayoría de las líneas eran operadas por las llamadas sociedades de componentes, en las que los choferes de los colectivos eran los propios dueños de las unidades, aunque este modelo de negocios parece estar en franca retirada, y hoy entre Dota y Plaza controlan un tercio de las 135 líneas que tienen por lo menos una de las dos cabeceras en la Capital Federal.
Un poco más atrás de los dos gigantes, otras compañías más chicas también avanzan sumando más líneas en el proceso de concentración. El grupo La Nueva Metropol, controlado por la familia misionera Zbikoski, fue sumando a su línea original, la 65, otras suburbanas, como la 194 (Chevallier Metropolitana) -que une Buenos Aires con Zárate-, la 195 (Costera Metropolitana) -que presta el servicio entre Buenos Aires y La Plata- y la 228 (Puente Saavedra-San Nicolás).
En el mercado, además, se asegura que Micro Omnibus General San Martín (Mogsm), la operadora de la línea 707, se alzó con el 100% de la línea 19 (Micro Omnibus Saavedra) y con un 49% de la línea 67 (Transportes del Tejar SA).
Fuente: Diario La Nación
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