Por José Higuera
Gran confusión y una marea de acusaciones generó la revelación, por parte del Ministro de Defensa Francisco Vidal, de que una nueva compra de aviones de combate de segunda mano está cerca de materializarse. Sin embargo el análisis ha sido pobre, y muy pocos antecedentes han trascendido respecto de las circunstancias que han rodeado su tramitación. No se ha mencionado el rol jugado por el Ministerio de Hacienda, ni se ha debatido la realidad de las transacciones de gobierno a gobierno.Sorpresivamente, el Ministro de Defensa de Chile, Sr. Francisco Vidal, anunció el pasado 28 de Abril que se estaba comprando una segunda partida de dieciocho F-16A/B excedentes de la Real Fuerza Aérea, a fin de reemplazar a los cazas F-5E Tigre III que equipan al Grupo 7 de la 5ta. Brigada Aérea de la Fuerza Aérea de Chile, basado en Cerro Moreno, en las cercanías de Antofagasta, 1.320km al norte de Santiago.
En sus declaraciones a la prensa, hechas al término de una sesión de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados del parlamento chileno, el ministro Vidal se refirió a la compra de los aviones de combate, por valor de USD 270 millones, como una transacción ya cerrada.
Pero la sorpresa derivó en confusión al día siguiente, cuando un vocero del Ministerio de Defensa de los Países Bajos intervino para subrayar que, “no habiendo contratos firmados” y por haber “negociaciones con otros países”, no se podía dar cerrada aún ninguna nueva transacción o transferencia de cazabombarderos F-16 a Chile. Las declaraciones del personero holandés crearon la sensación de que la compra de los aviones de combate podría estar en peligro o simplemente pérdida.
El ministro Vidal reconoció entonces que el contrato de compra de los aviones F-16 a Holanda no había sido firmado aún, sino que estaba en tramitación. "La Fuerza Aérea ha negociado con el gobierno holandés y el acuerdo está por firmarse, lo que ayer la Fuerza Aérea le informó a la comisión de Defensa de la Cámara de Diputados con autorización del Gobierno", explicó el secretario de Estado. Añadió que la situación había sido aclarada con el gobierno holandés.
Un comunicado oficial de la FACh precisó que ya se había alcanzado "un acuerdo satisfactorio" con las autoridades holandesas, para la compra de 18 aviones F-16, pero que aún no se materializaba el contrato con la firma de las partes, aunque la transacción ya había sido autorizada por el gobierno chileno. El comunicado subrayó que además junto con las aeronaves la adquisición incluirá un importante paquete de equipamiento logístico y sistemas asociados. El Comandante en Jefe de la FACh, General del Aire Ricardo Ortega, atribuyó más tarde la confusión a una “descoordinación”.
La situación genero fuertes reacciones –sin duda exageradas, no bien informadas y más bien oportunistas- de parte de personeros de los partidos de la oposición de Derecha, como los senadores Sergio Romero y Andrés Chadwick, de Renovación Nacional (RN) y la Unión Democrata Independiente (UDI), que insistieron en acusar que el ministro Vidal había puesto en riesgo una compra militar y cuestionaron su permanencia en el cargo.
El candidato presidencial de la Derecha, Sebastián Piñera, señaló, por su parte, que las contradicciones respecto de la compra evidenciaban “falta de prolijidad y transparencia” en el manejo del Gobierno. La postura más dura fue adoptada por el Diputado de RN Alberto Cardemil, quien dijo que, si compra de los aviones F-16 a Holanda fracasaba, el ministro de Defensa debería enfrentar una acusación constitucional.
La Verdad Detrás del Episodio
Originalmente la FACh consideró someter a sus F-5E Tigre III a un programa de modernización y extensión de vida, orientada a mantener esos aviones de combate en servicio hasta el año 2020. Sin embargo, la revisión de sus fuselajes indicó que varios de esos aparatos sufren de problemas de fatiga de materiales en componentes estructurales clave, que solamente pueden ser reemplazados a un alto costo.
Ello llevó a la FACh a evaluar los costos de modernizar y mantener los F-5 con su línea logística distinta, contra la alternativa de darlos de baja, estandarizando la flota de aviones de combate de
primera línea entre F-16 de los modelos C/D Block 50 y A/B MLU. Finalmente, hacia finales del 2007 se optó por lo último –correctamente en opinión de quien escribe- considerando la disponibilidad de F-16 A/B adicionales de segunda mano a precio muy conveniente en Holanda.
La compra de una segunda partida de F-16 de segunda mano a Holanda –una primera partida de dieciocho aparatos ya había sido adquirida al mismo país europeo en USD 180 millones en el 2005- fue negociada durante el año 2008.
El acuerdo respectivo fue alcanzado en Septiembre del último año, y sus condiciones fueron aprobadas por el Ministerio de Defensa de Chile al mes siguiente, procediéndose de inmediato a solicitar la aprobación del Ministerio de Hacienda en lo financiero. La aprobación del Ministerio de Hacienda comenzó a tardar, a pesar del envío reiterado de mensajes solicitando una definición por parte del entonces titular de Defensa, Sr. José Goñi. Hacienda no emitió respuesta alguna, y la situación se prolongó ya entrado el año 2009.
La situación llegó a ser conocida ampliamente en círculos políticos, militares y académicos cercanos a Defensa. Según algunos observadores, fue una de las razones principales porque Goñi comenzó a solicitar ser relevado de su cargo, cosa que finalmente ocurrió a mediados de Marzo.
El nuevo titular de Defensa, Sr. Francisco Vidal, logró destrabar la compra antes de fines de Marzo. Formalizada la autorización financiera, sólo falta la autorización del congreso de los Estados Unidos –país de origen del diseño y los componentes principales de los F-16- y la toma de razón de Contraloría, para concretar la firma del contrato correspondiente.
Una consideración que ha pesado mucho en el análisis de la situación generada, tras el anuncio del Ministro de Defensa Vidal, es que ello habría puesto en riesgo la compra de la segunda partida de los F-16. Sin embargo, la verdad es que, ante el eventual pero improbable retiro de la oferta holandesa, Chile tendría más de una alternativa. Ello porque Dinamarca, Noruega, Turquía y Corea del Sur se disponen a poner en venta aparatos que corresponden al mismo modelo y condición que aquellos ofrecidos por Holanda.
Cabe preguntarse si el bloqueo de esta compra por parte de las autoridades del Ministerio de Hacienda, que se prolongó durante casi seis meses, no ha perjudicado al interés nacional al encarecer el costo de la compra de los aviones de combate. Un factor a considerar al analizar este punto es que las autoridades holandesas fijaron el precio en euros, mientras que Chile paga en dólares, y que el valor de la moneda estadounidense frente al euro mantuvo su fuerte tendencia a la baja en el periodo mencionado.
Un reflejo de lo anterior puede ser el hecho de que en el 2005 una partida similar de dieciocho F-16 tuvo un precio de USD 180 millones, mientras que la que Chile se dispone a adquirir hoy tiene un valor de USD 270 millones. Aunque la compra en proceso hoy incluye una importante partida de medios de soporte logístico -repuestos, insumos, herramientas, instrumentos y manuales de mantenimiento- es improbable que ella explique por sí sola la diferencia de USD 90 millones en el valor de la transacción, equivalentes a un incremento de un 50 por ciento.
En términos más generales, debe evaluarse si la obstinación con que el Ministerio de Hacienda demora la implementación de proyectos de adquisición de nuevo equipamiento militar, obligando en muchos casos a parcelar compras que bien podrían resolverse en un pedido, son realmente favorables al interés nacional y resuelven las necesidades de las fuerzas armadas en la forma más eficiente.
También debería ponerse fin al dogma o mito de que las compras negociadas de gobierno a gobierno son garantía contra la corrupción. La verdad es que, aunque ese tipo de negociaciones existe, en ellas también intervienen empresas privadas, que se encargan de preparar o modernizar los aviones antes de su entrega al cliente. Se trata de empresas que no están sujetas a control respecto del destino que dan a las ganancias que perciben por sus servicios, pudiendo derivar parte de ellas al pago de comisiones indebidas. En el caso especifico de la compra de F-16 a Holanda, está STORK FOKKER AEROSPACE, una empresa privada que originalmente ensambló estos aparatos en ese país, y que se encargará de prepararlos para su entrega a Chile después una vez oficializada su compra.
¿Cómo poner fin al dogma o mito de las transacciones de gobierno a gobierno? Transparentando los flujos financieros asociados a la transacción, desglosando los pagos que van a proveedores o subcontratistas privados. La transparencia en lo financiero no supondrá riesgo alguno para la seguridad del país, pero si dará satisfacción a la necesidad y derecho que, en toda sociedad democrática, tienen los ciudadanos a tener la información necesaria para evaluar la gestión de sus autoridades.
Fuente: Enfoque Estratégico