Por Yolima Dussán/Diálogo.
La Fuerza Aérea Colombiana empleó un sistema aéreo modular para apagar los siniestros.
Las descargas del Bambi Bucket que transportó el helicóptero Black Hawk fueron pieza clave para controlar el incendio en la Sierra de la Macarena, que arrasó 5000 hectáreas. (Foto: Comando Aéreo de Combate N.º 2, FAC)
El Comando Aéreo de Combate N.º 2 de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC), junto a efectivos del Ejército Nacional de Colombia pertenecientes al Componente Aéreo y Fluvial de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega y a la Fuerza de Despliegue Rápido, lograron contrarrestar los incendios en diferentes zonas del Parque Nacional Natural (PNN) Sierra de La Macarena, en el departamento del Meta, Colombia. La reserva forestal tiene una extensión de 130 kilómetros de largo por 30 km de ancho. En su jurisdicción se encuentra Caño Cristales, llamado también el Río de los cinco colores, que alberga un delicado ecosistema con fauna y flora endémicas.
Aunque ambos incendios fueron controlados en tiempo récord, la dirección de PNN confirmó que las llamas consumieron más de 5000 hectáreas de bosque nativo. “Tendrán que pasar 50 años para lograr la recuperación ambiental de la zona que, sin embargo, nunca volverá a ser igual”, dijo a Diálogo el Coronel de la FAC Juan Carlos Rueda, comandante del Componente Aéreo de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega.
Más de 200 hombres participaron en las operaciones que realizaron descargas de 95.000 litros de agua con retardador de fuego. El primer siniestro estuvo activo del 30 de enero hasta el 3 de febrero de 2018 en la zona norte del municipio de La Macarena. El segundo incendió, de mayor proporción, inició el 21 de febrero, en la zona sur del área protegida por el Gobierno.
Sistema modular
“En el control del [segundo] incendio la Fuerza Aérea utilizó por primera vez el Sistema Aéreo Modular Contra Incendios (MAFFS II en inglés)”, aseguró el Cnel. Rueda. “En tres días detuvimos el incendio; más de 3000 hectáreas fueron consumidas por las llamas que avanzaron con rapidez; era el momento para emplear la herramienta adquirida en 2017 de la compañía estadounidense United Aeronautical Corporation, con la cual adelantamos un programa de capacitación y entrenamiento desde hace ocho meses. Extinguir el incendio fue el primer ejercicio en tiempo real”.
El sistema MAFFS II anti incendios tiene una capacidad para descargar hasta 13 000 litros de agua con líquido retardador. El sistema fue diseñado para ser instalado en aviones C-130 Hércules.
“Con el MAFFS II logramos aplicar una mayor cantidad de agua, con mayor precisión y a menor distancia. La nave fue abastecida en la base de Apiay, en el Comando Aéreo de Combate N.º 2, a solo minutos de la zona del desastre”, explicó a Diálogo el Teniente Coronel de la FAC John Jairo Báez, jefe del Centro Nacional de Recuperación del Personal. “Somos el único país de Latinoamérica que cuenta con esta capacidad. Fue impecable la operación de nuestros pilotos, con gran conocimiento en control de incendios”.
Experiencia, control y decisiones
La tripulación del C-130H recibió entrenamiento del fabricante del sistema MAFFS II para maniobrar la nave en condiciones hostiles. (Foto: Comando Aéreo de Combate N.º 2, FAC)
Pilotear un avión de las características del C-130, considerado insignia en el transporte de la aviación militar por su tamaño, requiere de gran experiencia, sobre todo en maniobras de extinción de incendios. El aparato tiene un peso de 60 toneladas cargado a su máxima capacidad con el líquido retardador, que debe ser aplicado a 45 metros de altura sobre las llamas, en vuelos a 200 kilómetros por hora. “Es importante mantener los paramentos establecidos para entregar el agua; no podemos ir ni con alturas más bajas ni con velocidades más altas”, explicó a Dialogo el Teniente Coronel de la FAC Rafael Alfredo Caviedes Silva, comandante del Grupo de Transporte N.º 81, piloto del C-130H en la misión.
La duración de la descarga tarda solo segundos. Es necesaria la coordinación de la tripulación para decidir dónde inicia y dónde termina. “Me tocó ser el primero en maniobrar con el MAFFS II en un incendio real, pero de todos los nueve pilotos entrenados, cualquiera lo hubiera hecho como yo”, manifestó el Tte. Cnel. Caviedes.
Tres tripulaciones recibieron entrenamiento de la compañía fabricante del sistema tanto en los EE. UU. como en Colombia. “Son las tripulaciones más entrenadas [de la FAC] en el manejo del Hércules, con más de 2000 horas de vuelo con el sistema [MAFFS II] montado”, informó el Cnel. Rueda. “Tenemos tres tripulaciones, la del código rojo, en primera línea; código amarillo, en segunda; y una tercera de reserva para ambas”.
Bambi Bucket y drones
El sistema Bambi Bucket, un dispositivo para cargar grandes cantidades de agua en aeronaves, y pieza clave en la extinción del incendio, fue instalado en un helicóptero Black Hawk del Comando Aéreo de Combate N.º 2. Durante tres días la FAC realizó 73 descargas desde el Bambi Bucket, con ayuda desde tierra de bomberos especializados de Villavicencio, Colombia.
La utilización de drones fue de gran ayuda para lograr el control total de ambos desastres. Gracias a los vehículos aéreos manejados a control remoto, los equipos en tierra y aire pudieron determinar las zonas con mayores concentraciones de calor, y la dimensión y dirección de las llamas.
Los militares saben que en cualquier momento pueden ocurrir más siniestros. Durante los tres primeros meses del año Colombia vive una temporada seca que favorece la presencia de focos de calor. Además, a veces la gente realiza quemas que salen de control y terminan en grandes incendios. Las autoridades detectaron que los grupos disidentes de las guerrillas que tienen influencia directa en la comunidad los inducen a la deforestación para promover los cultivos ilícitos, y terminan perjudicados al causar la devastación de sus propias pertenencias.
La Fiscalía General de la Nación informó en un comunicado que avanza en el proceso de judicialización de cinco individuos señalados de propiciar los incendios en la Sierra de la Macarena. Los siniestros fueron extinguidos en su totalidad el 4 de marzo de 2018, ya que fue necesario un trabajo adicional en tierra, para asegurar la zona con el control de pequeños focos de calor.
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