En la visión de Washington, la deriva antidemocrática del régimen de Maduro y la seguridad del G20 son cuestiones relevantes en la relación con Argentina. El secretario de Estado también visitará la empresa estatal INVAP, que construirá un reactor nuclear para Holanda.
La que se inició el jueves en México es la primera gira del secretario de Estado de los Estados Unidos por América Latina, que incluirá también a Argentina, Colombia, Perú y Jamaica. Pero de hecho se trata de la segunda gira de un integrante de la administración Trump de primer nivel, dado que en agosto del año pasado visitó la región el vicepresidente Mike Pence, quien estuvo en Colombia, Chile, Argentina y Panamá.
Analizadas en conjunto, ha sido visitado México, un país de América Central, otro del Caribe y cuatro de América del Sur. Pero solo dos países han estado en las dos giras: Colombia y Argentina. El primero, un aliado histórico de los Estados Unidos en América Latina; el segundo, un aliado reciente pero firme.
Esta circunstancia hace que, pese a los grandes cambios en la política estadounidense, el tránsito de Obama a Trump no altere el lugar especial que ocupa Argentina en la relación de Washington y la región. Pero cabe recordar que ya en el primer encuentro del presidente estadounidense con Mauricio Macri, Trump planteó la divergencia de prioridades al decir: "Él me hablará de limones y yo de Corea del Norte". Mientras seguramente Rex Tillerson recibirá los reiterados reclamos de Argentina sobre la apertura del mercado de los Estados Unidos para el biodiesel y los limones, la visión del secretario de Estado es ante todo estratégica. Lo pone en evidencia con su decisión de comenzar su visita al país viajando directamente a Bariloche, para conocer el INVAP, la empresa estatal rionegrina que acaba de ganar una licitación en Holanda para vender un reactor nuclear de investigación.
Si el funcionario estadounidense estará en Argentina dos días y uno en Colombia, Perú y Jamaica en cada caso, es por esta visita a esta empresa que pone a la Argentina en el primer lugar de América Latina en materia de tecnología nuclear y satelital. El éxito en Holanda no es un hecho aislado. Ya hace una década, INVAP vendió un reactor nuclear de investigación a Australia —al igual que Holanda, no tiene restricciones políticas en materia de acceso a la tecnología— y a Perú, Egipto y Argelia. Tiene en marcha cuatro más, uno de ellos para Brasil y otro para Arabia Saudita.
Ya el año pasado, cuando visitó la Argentina, el Presidente de Italia dedicó uno de los dos días en Argentina para visitar el INVAP en Bariloche. La visita del secretario de Estado de los Estados Unidos subraya así la importancia de un emprendimiento argentino que quizás no tiene en el país la atención que merece.
El tema Venezuela es central en la gira regional de Tillerson, dada la crítica evolución de la situación en este país. No puede descartarse en el futuro que sea necesaria la intervención de una fuerza multinacional de paz, si es que la crisis deriva al campo de la violencia. Este es un punto que comienza a discutirse, porque los acontecimientos pueden precipitarse.
La otra cuestión es que la crisis puede requerir una intervención en materia de asistencia alimentaria, si hay un cambio en las condiciones políticas, dado que la hambruna se va extendiendo en el país.
En ambos casos el problema es que Venezuela es un país que supera los 30 millones de habitantes, lo que no hace fácil ni el empleo de una fuerza de paz ni una asistencia alimentaria masiva como será necesaria para contener la crítica situación social. Pero es en este campo donde Argentina puede tener un papel central, dado que es el segundo exportador de alimentos de América después de Brasil y el mayor exportador per cápita del mundo.
La otra cuestión estratégica que está en la agenda bilateral es la Cumbre del G20, que tendrá lugar el 30 de noviembre y el 1º de diciembre y a la que asistirá el presidente Donald Trump, quien el 12 de abril también estará en Lima para asistir a la Cumbre de las Américas. Pero en el caso del G20 la gran cuestión organizativa es la seguridad, dado que estarán en la capital argentina los jefes de gobierno de los países más importantes del mundo.
Está claro que Argentina, con su sistema de defensa obsoleto y en crisis, requiere la cooperación extranjera y que Estados Unidos es el país del mundo con más capacidad para hacerlo. También lo es que, dada la pugna global, China y Rusia han ofrecido su cooperación en esta materia. El vínculo entre Washington y Buenos Aires será clave para la resolución del problema.
Pero la Argentina viene atrasada en sus tareas en este campo. La modificación del decreto 727 que reglamenta la ley de defensa, que el Presidente había dispuesto que se realizara inmediatamente después de la elección, para permitir que medios y efectivos de las Fuerzas Armadas cooperaran, se sigue demorando y ello complica la organización de la seguridad del G20.
En conclusión, la visita de Tillerson confirma que la relación entre Estados Unidos y Argentina pasa por el mejor momento en 17 años y que, en la visión de Washington, la crisis de Venezuela, la seguridad del G20 y la proyección del INVAP son cuestiones estratégicas relevantes en la relación con Argentina.
El autor es analista político e historiador. Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.
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