China es el principal aliado político, económico y militar de Corea del Norte desde mediados del pasado siglo. Mao Zedong dijo que eran países tan cercanos como los labios y los dientes.
Y así ha parecido ser la relación de China y Corea del Norte a través de los años. Desde mediados del siglo pasado, China se convirtió en el apoyo logístico, político y militar más visible de Corea del Norte y, también, en el mediador por antonomasia en sus controvertidas relaciones con Estados Unidos.
Las relaciones entre Pekín y Pyongyang fueron en un proceso ascendente desde 1953, cuando terminó la guerra de las dos Coreas en la que perdieron la vida más de 150.000 soldados chinos, según cifras oficiales.
China, junto a la entonces Unión Soviética, no fue solo uno de los principales actores en los entretelones del conflicto armado, sino que también fue la responsable de la reconstrucción del país tras el armisticio. Pero uno de los puntos clave que ha marcado la relación entre las dos naciones fue la firma del Tratado de amistad, cooperación y asistencia mutua de 1961, por el que China se comprometía a contribuir con su aliado en áreas de cultura, economía, desarrollo tecnológico y social.
Es este acuerdo, al menos desde el punto de vista legal, la base del apoyo económico chino a Pyongyang que ha criticado recientemente el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Y es el tratado que, también, podría resentirse de continuar escalando la tensión entre Washington y Pyongyang.
Base de la cooperación militar
El tratado no se limitó al apoyo comercial: una de sus cláusulas fundamentales estipula que en caso de agresión militar, una nación debía salir en defensa de la otra.
El Tratado implica la ayuda militar entre los ejércitos de China y Corea del Norte. El artículo II establece que si uno de los dos países se declara en guerra tras un ataque por una tercera parte, el otro debe "aportar un ayuda militar con todos los medios a su disposición".
De esa forma, China y Corea del Norte crearon un escudo simbólico ante las posibles amenazas de una intervención de Estados Unidos en el sudeste asiático. "Creo que el tratado sirvió como base legal para la cooperación entre China y Corea del Norte, pero también para codificar los intereses geopolíticos de Pekín en la región", explica a BBC Mundo Annie Kowalewski, especialista en Estudios Asiáticos de la Universidad de Georgetown en Estados Unidos.
De acuerdo con la investigadora, China vio el tratado, más que como un compromiso de colaboración con su camarada ideológico en Asia, como una alerta a Estados Unidos y sus aliados para que no intentaran un cambio del status quo en la región.
Un reciente estudio, financiado por el gobierno chino, concluyó que la firma del Tratado de 1961, al implicar una amenaza militar creíble, forzó a Estados Unidos y a Corea del Sur a contenerse en sus intentos de unificar la península coreana.
China y Corea del Norte acordaron su ratificación cada 20 años y aunque la próxima está prevista para dentro de cuatro, el futuro del tratado, dada la escalada nuclear de Corea del Norte y el solapado retroceso en las relaciones con China, permanece incierto.
Telón de fondo
Para Oriana Skylar Mastro, investigadora del Council on Foreign Relations, un think tank con sede en Estados Unidos, el tratado no es, en realidad, un móvil primario en las relaciones entre China y Corea del Norte. "Creo que de hecho el Tratado opera como una columna de humo para ocultar la lucha de poder e influencias que existe en la península coreana", aseguró a BBC Mundo.
La también profesora de estudios sobre seguridad de la Universidad de Georgetown coincide en que, con el pacto bilateral, el Partido Comunista Chino considera ante todo su seguridad nacional y las mejores maneras de expandir su influencia regional. La especialista cuestiona incluso el supuesto apoyo abierto de China a Corea del Norte, por considerar que existen razones políticas evidentes para comprender que la relación de Pekín con Pyongyang no es de colaboración con un aliado, como sugiere el Tratado, sino estratégica y geopolítica.
¿Entonces, es conveniente para China la disputa de Corea del Norte con Estados Unidos?
Kowalewski considera que sí. "Pekín sigue siendo el principal beneficiario de lo que pasa en la península coreana. En primer lugar, China sigue teniendo un acceso casi único a Corea del Norte, a su mercado y a su mano de obra barata. En segundo lugar, China sigue preocupada por la presencia militar estadounidense en Asia y se beneficia de la utilidad geopolítica de Corea del Norte", opina.
En su criterio, Pyongyang no sólo actúa como un "estado de amortiguación" entre China y las fuerzas de Corea del Sur, sino que también proporciona la suficiente inestabilidad estratégica para disuadir de cualquier intento de expansión militar en la región.
China ante una eventual guerra.
Pero la escalada nuclear de Corea del Norte y las amenazas de "fuego y furia" realizadas por Trump han puesto nuevamente sobre el tapete la pregunta sobre cuál sería el rol de China ante una eventual guerra entre Washington y Pyongyang, dada la cláusula de ayuda militar del Tratado.
Para las especialistas consultadas por BBC Mundo, los recientes posicionamientos de China contra las pruebas nucleares de Corea del Norte evidencian que, hasta cierto punto, Pekín está cansado del "intranquilo Kim Jong-un".
Ya en mayo pasado, el periódico Global Times, la voz en inglés del gobierno chino, consideraba que el programa nuclear de Corea del Norte reducía "la propia seguridad de este país, de la región" y comprometía la "seguridad nacional".
Pyongyang respondió con un comunicado en su agencia oficial KCNA en el que sostenía que "nunca mendigará la amistad de China poniendo en peligro su programa nuclear, que es tan precioso como la propia vida".
Skylar Mastro explica que entonces, en ningún caso, China se vería obligada a intervenir en un conflicto armado, dado que el propio tratado podría exonerarla de un jugada bélica en la que al presidente Xi Jingpin no le interesa participar.
A China no le interesa participar en un conflicto bélico con Estados Unidos.
Y es que el Artículo I del Tratado establece que los países deben esforzarse en "preservar la paz en Asia y en el mundo, y la seguridad de todos los pueblos".
La atribución de su violación por parte de Corea del Norte, podría implicar una salida limpia para Pekín. "Hay que considerar en todo caso que es algo que se veía venir. China y Corea del Norte dejaron de ser 'aliados de sangre', como se autodenominaban en el momento de firmar el tratado a tener 'tradicional lazos de amistad' en los últimos años", explica Kowalewski.
"Mi perspectiva es que la decisión de China de involucrarse en un potencial conflicto con Estados Unidos no dependerá del tratado sino de cómo perciba la amenaza a su propia seguridad nacional".
Pero en opinión de Skylar Mastro esto no significaría "que se haya perdido el amor" entre los dos países. "No sería nada nuevo. Xi Jinping nunca se ha reunido con Kim y es conocido por despreciarlo. Por lo que sé, Xi sólo se ha reunido con altos funcionarios de Corea del Norte en dos ocasiones desde que tomó el poder", señala Mastro.
"Además, Pekín rechazó públicamente en 2013 su pacto de defensa con Corea del Norte y las encuestas sugieren que la opinión pública china apoya el alejamiento. Para todos los intentos y propósitos, el tratado está muerto", asegura.
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