martes, 25 de marzo de 2014

Una verdulería, fachada de un gran negocio con 30 puestos ilegales


Podría llamarse el "rey de la fruta" porteña, pero aún nadie le atribuyó ese reconocimiento... Se trata de un peruano que es dueño de una discreta y pequeña verdulería en la calle Migueletes, en Las Cañitas, pleno corazón de Palermo. En ese local, habilitado por la Ciudad, este hombre, que trabaja junto con dos familiares, despacha tomates y bananas. Pero, según investiga la Justicia, este verdulero estaría a la cabeza de un negocio ilegal: el Ministerio Público Fiscal lo señala como el organizador de una red de unos 30 puestos ilegales de venta ambulante de frutas y verduras en la zona.

A su cargo tendría jornaleros, como los populares manteros , que venden las frutas en distintas esquinas de Palermo, a quienes les paga entre 120 y 195 pesos por jornada de trabajo. En ese mismo tiempo, el negocio de venta callejera le deja a la organización hasta 31.000 pesos, sumado el producto de todos los puntos de expendio.
Foto: LA NACION / Santiago Filipuzzi

Curiosamente, hasta el momento esta operatoria resulta sólo una falta, y el Código Contravencional porteño castiga a los organizadores de la venta ambulante con una multa de 60.000 pesos, equivalente a dos días de venta en los puestos callejeros.

La fiscalía porteña reunió pruebas sobre la actividad de los verduleros ambulantes, que trabajan en un área delimitada por Scalabrini Ortiz, Santa Fe, Libertador y Olleros. Los puestos están en sitios estratégicos, como la puerta de supermercados, cadenas de farmacias y comercios de comidas rápidas que tienen buena afluencia de público.

Todo esto consta en cuadernos y libros que la fiscalía porteña, junto con la Policía Metropolitana, secuestró en dos allanamientos realizados hace una semana en la verdulería de la calle Migueletes y en otro local similar en la calle Matienzo, con la misma fachada, pero que siempre estuvo cerrado al público. En este último funcionaba una oficina clandestina desde donde se coordinaba la "logística" del reparto de verduras y los pagos a los jornaleros.

La operatoria de esta red de venta ilegal tiene un aceitado engranaje: dos camionetas reparten las balanzas y los tablones, y otros seis camiones, las frutas y las verduras. En total, hay otras 20 personas que ocupan mandos medios y que están involucradas, según consta en la causa, a la que LA NACION tuvo acceso.

La investigación fue encabezada por el fiscal porteño Matías Michienzi, con auxilio de inspectores del gobierno de la ciudad y la supervisión de la fiscal de cámara Verónica Guagnino. La causa acopia numerosas imágenes y filmaciones que revelan cómo opera la organización. Según la Justicia, el dueño de la verdulería de la calle Migueletes es quien se ocuparía de contratar a los jornaleros y proveer los tablones y las balanzas para unos 30 puestos.

Otras dos familias, también de origen peruano, se encargarían de entregar y retirar las frutas y las verduras de los puntos prefijados. Sobre estos últimos hay una particularidad: vivirían en un predio de Villa Lugano, presuntamente usurpado, lindero al terreno de Fernández de la Cruz y Pola ocupado por 300 familias y bautizado por ellos mismos como barrio Papa Francisco. Sin embargo, poseen una flota de ocho camiones con valores que superan el millón y medio de pesos. Cuentan con vehículos Iveco y Mercedes-Benz, con los que hacen el reparto de los cajones de frutas y verduras.

Los peruanos de Villa Lugano compran las mercaderías en el Mercado Central y luego las distribuyen entre los manteros, según investigó la Justicia. Al final de cada jornada, supuestos empleados del verdulero de la calle Migueletes recolectan el dinero recaudado y se llevan las balanzas precarias utilizadas para pesar las frutas en la calle.

En los libros que secuestró la fiscalía se advierten, en prolijas columnas, los nombres de los vendedores y el dinero que recaudan día tras día. Por ejemplo: "Pachi" vendió por 975 pesos, se le pagaron 125 pesos por su jornada laboral y se le descontaron 35 por el almuerzo. Algunos vendedores figuran en los libros con sus nombres de pila; otros, simplemente con sus apodos. Así aparecen Luis, Jairo, Chiquita, Lili, Paragua, Cori, Nacho y Tonio, entre otros "empleados" en negro.

Por ejemplo, según consta en la documentación secuestrada, el sábado 1° de este mes unos 20 puestos de venta callejera recaudaron en total 24.950 pesos por la venta de frutas y verduras. Eso, eludiendo el pago de impuestos y alquileres. No obstante, venden a igual precio que las verdulerías oficiales de la zona, con las que compiten deslealmente.
"La sociedad tiende a ver a los vendedores ambulantes como personas vulnerables, pero en realidad hay muchas que son explotadas por organizaciones que lucran sin pagar impuestos y que ocupan el espacio público sin permiso. Conviven en la ilegalidad. Esto se advirtió en la investigación que hicimos sobre la venta ambulante de verduras", explicó la fiscal Guagnino.

Un misterioso frigorífico

Otro sitio allanado que pertenecería a esta organización es un ex frigorífico situado en la avenida Scalabrini Ortiz al 2300, también en Palermo. Allí funcionaba un depósito de cajones de frutas y verduras y, también, una improvisada morada de varios vendedores ambulantes.
Hay una curiosidad: varios de los manteros a los que la policía identificó figuraban en sus documentos con una misma dirección: la de aquel ex frigorífico. Por esta razón, la Justicia sospecha que la organización reclutaría a extranjeros, a los que les facilitaría documentación irregular y un trabajo precario: vender frutas en la calle. Estas denuncias constan en la causa que fue radicada en el Juzgado de Primera Instancia en lo Penal y Contravencional N°29, a cargo de María Araceli Martínez.
"Otra de las acciones que se investigan es si hay connivencia entre la organización y la policía. Porque estas acciones que tenemos filmadas, en un trabajo que hicimos juntamente con el gobierno de la ciudad, se llevan adelante a la vista de todos, sospechosamente", aseguró Guagnino, que también investiga la venta ambulante en el barrio de Once.

Un negocio que se expande en toda la ciudad

Según un relevamiento de la Federación de Comercio e Industria de la ciudad de Buenos Aires (Fecoba), en febrero de este año de contabilizaron 207 puestos de alimentos y bebidas en la ciudad, de los cuales la mayoría proveen frutas y verduras. Comparado con enero pasado, el rubro registró una caída del 10 por ciento.
Pese a los allanamientos de la fiscalía y a las investigaciones de la Justicia, los puestos de venta ambulante de frutas y verduras seguían funcionando días atrás, principalmente en varias esquinas de Cabildo y Santa Fe.
Verduleros de la zona de Palermo donde operan los puestos de venta ambulante, protestaron ante LA NACION por la falta de controles oficiales para evitar que los manteros se instalen en las esquinas. Los precios de los puesteros ambulantes son apenas inferiores a los que se exhiben en las verdulerías habilitadas por la Ciudad. Y la calidad de la mercadería que ofrecen en la calle es muy buena.

Números de la clandestinidad

Los puestos callejeros sacan muy buenos dividendos

  • $ 31.00: Es el dinero que cada día obtienen unos 30 puntos de venta callejera de frutas y verduras en Palermo. La jornada laboral es de diez horas. O sea que venden a razón de $ 3000 por hora.

  • $ 195:Es lo que se le paga a cada jornalero por vender en la calle. Incluso, a todos se les descuentan 35 pesos por el almuerzo que les suministra una persona que reparte las viandas en una camioneta.

  • 8 camiones:Es la flota de vehículos que tienen dos familias encargadas de retirar la mercadería del Mercado Central y repartirla a los manteros. Sus dueños viven en un predio usurpado.

  • 3 allanamientos:Hizo la fiscalía porteña en locales de Palermo vinculados con la organización de la venta callejera.

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