Editorial II del diario La Nación
Es preocupante el anuncio de que en la provincia se abrirá una planta procesadora de uranio, rechazada hasta por el gobierno del vecino Paraguay
El gobierno de Formosa confirmó que se instalará en esa provincia una planta procesadora de uranio a cargo de Dioxitek, a 16 kilómetros de la capital provincial. Dioxitek es una empresa creada para generar el combustible que se utiliza en las centrales nucleares Embalse I y Atucha I. Su capital accionario pertenece en un 99 por ciento a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y en un uno por ciento al estado mendocino. Dioxitek opera desde 1993 una planta similar, ubicada en Barrio Alta Córdoba, en la provincia de Córdoba.
En noviembre de 2012 se firmó un acuerdo entre Dioxitek, la municipalidad de Córdoba y la CNEA para relocalizar la planta en algún otro lugar del país en un plazo no superior a 18 meses. Ese mismo año, la empresa había sido clausurada, hasta que la firma se comprometió a trasladar la planta fuera del municipio y la CNEA, a remediar el basural de 57.000 toneladas de colas de mineral de uranio.
A pesar del tiempo transcurrido, la planta sigue en funcionamiento y los residuos radiactivos continúan depositados sin una protección adecuada, lo que posibilita la contaminación. La planta ha intentado radicarse en varias ciudades de la provincia de Mendoza, en La Rioja, Río Tercero y Embalse, pero todas se han negado a recibirla. El cuestionado gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, en cambio, le ha dado la bienvenida. Según el gobierno, "generará más de un millar de puestos de trabajo".
Pero la visión optimista del gobernador que maneja la provincia como si fuera su feudo, y también la de la CNEA, no es compartida por el gobierno paraguayo, que ya ha expresado su ?preocupación a través de una resolución votada por unanimidad de sus senadores, donde se insta a no radicar la planta en el límite con Paraguay. También lo han hecho vecinos y varias organizaciones no gubernamentales en una reciente audiencia pública en la que consideraron incompleto el estudio ambiental presentado por la propia empresa y solicitaron una consulta popular.
Resultó sugestivo que, antes de celebrarse la audiencia, algunas emisoras de radio afirmaran que habían recibido amenazas de la Subsecretaría de Comunicación del gobierno de Formosa: si no difundían los spots oficiales en apoyo de la radicación de la planta, perderían la pauta oficial. Por su parte, el ministro de Planificación Federal de la Nación, Julio De Vido, aseguró que la instalación de Dioxitek forma parte de un proyecto integral que llevará adelante actividades propias de la industria química, que no reviste riesgo nuclear alguno, y expresó que "Formosa no debe perder esta magnífica oportunidad para ingresar en la actividad nuclear". De Vido anunció que en la misma provincia -una de las más relegadas en materia hospitalaria- se construirá un centro de medicina nuclear que se ocupará no sólo del tratamiento de diversas enfermedades, sino que también se dedicará a la investigación y la docencia.
No se puede evitar recordar dos problemas ambientales que manejó el actual gobierno con igual persistencia y torpeza: Botnia y la ley de glaciares. Tres senadores de Paraguay ya han visitado nuestro país y expresaron su preocupación ante la falta de información sobre el proyecto y la poca cooperación de nuestra cancillería. Algo similar expresaron las organizaciones no gubernamentales. Según la presidenta de la CNEA -una organización que no tiene una reconocida trayectoria en materia de brindar información acerca de la actividad nuclear-, los temores "son infundados". Pero en ningún caso se ha dado una explicación ambientalmente aceptable acerca del destino de los residuos radiactivos y los riesgos de contaminación
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