(La Nación) - Washington suspenderá la coordinación sobre el terreno con Moscú si no detiene la ofensiva aérea sobre la segunda ciudad del país, que está en estado crítico; la ONU denunció "crímenes de guerra"
DAMASCO.- Con la soga apretando el cuello de los sectores rebeldes de Aleppo, presas de un prolongado asedio y con carencias básicas, Estados Unidos lanzó ayer un ultimátum para que Rusia detenga los bombardeos que viene lanzando en conjunto con el régimen de Bashar al-Assad, que busca recuperar a sangre y fuego la totalidad de la segunda ciudad de Siria.
En una conversación telefónica, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, le informó al canciller ruso, Sergei Lavrov, que "Estados Unidos se prepara para suspender la cooperación bilateral con Rusia en Siria si Moscú no pone fin a los bombardeos en Aleppo".
Las palabras de Kerry resumieron la firme condena que suscitó en la comunidad internacional el ataque, ayer, de las fuerzas combinadas rusa y siria contra dos hospitales de los barrios controlados por las milicias insurgentes, donde viven 250.000 personas cuya supervivencia está comprometida por la demolición sistemática de los centros de salud, de las plantas de agua y otras infraestructuras esenciales. Más de 165 personas, en su mayoría civiles, murieron en los bombardeos lanzados desde el jueves, al inicio de la ofensiva por aire y tierra.
Los ataques de ayer se produjeron horas antes de que el Consejo de Seguridad de la ONU, en una cita agendada previamente, se reuniera precisamente para discutir la proliferación de las agresiones contra instalaciones y personal médico. La reunión sólo sirvió para que las partes se cruzaran acusaciones y para que la ONU reiterara, por enésima vez, la necesidad de hacer algo para detener el sufrimiento de los sirios.
"Imaginen el matadero. Esto es peor. Incluso un matadero es más humano. Hospitales, clínicas, ambulancias y personal médico en Aleppo son atacados sin pausa", dijo el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que tomó parte de la reunión. "Imaginen la destrucción. Personas con sus extremidades reventadas. Niños con un dolor terrible sin alivio. Infectados. Sufriendo. Muriendo sin ningún lugar al que ir y sin un final a la vista", graficó Ban, que definió la estrategia de tierra arrasada contra los centros de salud como "crímenes de guerra".
La violencia llevó también al Papa a lanzar un severo llamado de atención a las partes beligerantes sobre el sufrimiento de la población. "A todos les pido que se comprometan con todas las fuerzas para proteger a los civiles, una obligación imperativa y urgente", dijo Francisco. Y apeló "a la conciencia de los responsables de los bombardeos, que deberán rendirle cuentas a Dios".
Sin comentar las palabras de Kerry ni las demás denuncias internacionales, el Ministerio de Defensa ruso dijo más tarde en la jornada que Rusia está lista para relanzar las conversaciones con Estados Unidos para solucionar la crisis en Siria.
Además de los aviones rusos, el ejército conduce el asalto con la ayuda de fuerzas terrestres iraníes y combatientes de milicias chiitas de Irán, Irak y el Líbano, muchos de ellos aliados desde el comienzo del conflicto, a principios de 2011.
La decisión de Washington de dejar de trabajar con Rusia cerraría la puerta al establecimiento del Centro de Implementación Conjunta, un mecanismo con el que planeaban coordinarse para atacar a Estado Islámico (EI) y otros grupos islamistas como el ex Frente Al-Nusra. También entierra los maltrechos restos de una tregua, en realidad nunca del todo asumida, y complica las chances de que el gobierno y los rusos liberen la llegada de ayuda humanitaria al sector rebelde de Aleppo.
Al comienzo de la ofensiva sobre Aleppo, antiguo motor económico del país, el ejército llamó a los habitantes del este de la ciudad, el sector rebelde, a dirigirse al Oeste, bajo control del gobierno, para ponerse a salvo y dejar el campo libre a un ataque a toda orquesta contra los milicianos. Pero la mayoría de los habitantes decidió quedarse, en gran medida por temor a las represalias.
"No sabemos lo que nos espera en los próximos días. Temo que sigamos asediados y que el régimen avance hacia los barrios residenciales. Nos matará con las balas, no con los bombardeos. No hay manera de huir. Apuntan a todos los barrios", dijo Mohammad Al-Rifai, un vendedor de autos que teme que sus días, como los de miles de habitantes, estén contados.
Intereses contrapuestos
EE.UU.: Apoya a los rebeldes que quieren sacar a Al-Assad y combate a Estado Islámico
Rusia: Es un aliado estratégico del régimen y le da apoyo aéreo en sus ataques
Agencias AFP, EFE, ANSA y Reuters
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