El Plan Belgrano debe ser pensado en ese mismo contexto, que desborda a las provincias del norte argentino. Si se desarrolla consolidando la dependencia con la poderosa región central portuaria, perderá la potencia de su identidad y la fuerza de la autonomía. En cambio, si se desarrolla ubicándose en el centro del vasto territorio que va desde Rio Grande do Sul en Brasil hasta Antofagasta en Chile e incluye grandes sectores de Paraguay y Bolivia borrando los límites de la geografía institucional, ganará un lugar de privilegio en la eficiencia de la integración.
El transporte del Plan solo resulta lógico estructurarlo teniendo en cuenta las necesidades de una región, que une el Atlántico con el Pacífico, con una población de 20 millones de habitantes que registra un PBI de U$S 80.000 millones y exporta U$S 15.000 millones anuales.
El futuro de la economía de esta región despoblada en términos relativos y con importantes recursos naturales estará fuertemente ligado al crecimiento de las exportaciones. Al ser dominante la función exportadora, en la selección de los proyectos de infraestructura de transporte deberá priorizarse a los modos ferroviario y fluvial.
La integración ferroviaria de América Latina es un antiguo anhelo. Hoy es una necesidad natural. Su interacción con la red fluvial es fundamental en las regiones desarrolladas del mundo. Se trata de completar un ferrocarril interoceánico de trocha métrica y expandir la hidrovía. El primero tendrá un recorrido total desde Porto Alegre hasta Antofagasta de 3000 kilómetros, incluyendo ramificaciones a Bolivia y Paraguay. La hidrovía alcanzará Puerto Cáceres y Puerto Bush en Brasil y Paraguay respectivamente, y se conectará con sistemas fluviales subsidiarios como el futuro Bermejo en Argentina y el Tieté Paraná en Brasil.
En las cabeceras y a lo largo de este sistema de transporte exportador, se desarrollarán zonas francas. Existen no menos de 10 puertos en ambas costas oceánicas y numerosos nodos en el recorrido que podrán transformarse en polos agroindustriales y mineroindustriales, grandes generadores de empleo.
Los tratados y acuerdos multinacionales y binacionales existentes permitirán identificar los procedimientos para armonizar normativas. La visión continental del Plan Belgrano requerirá la coordinación de visiones estratégicas con nuestros hermanos vecinos. La concepción integradora será un poderoso imán para el financiamiento internacional. Así lo previó la CAF, cuando inició los estudios para identificar los ejes de integración subcontinental.
Nicolás V. Gallo. ex ministro de Infraestructura de la Nación
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