viernes, 4 de diciembre de 2015

Desembarco masivo de ejecutivos de Wall Street para reunirse con los nuevos funcionarios

Por Leandro Gabin - Infobae.com - lgabin@infobae.com
Llegaron al país emisarios de los grandes bancos de inversión. Se juntaron con el nuevo equipo económico, la Ciudad, Provincia y empresas como YPF. Ofrecieron un aluvión de dólares
Los grandes jugadores de Wall Street desembarcaron para ofrecer al país financiamiento en dólares. Hay desconfianza en que solo intenten buscar un negocio
Los grandes jugadores de Wall Street desembarcaron para ofrecer al país financiamiento en dólares. Hay desconfianza en que solo intenten buscar un negocio Los grandes jugadores de Wall Street desembarcaron para ofrecer al país financiamiento en dólares. Hay desconfianza en que solo intenten buscar un negocio

Los principales bancos de inversión como JPMorgan, Merrill Lynch, UBS, Credit Suisse y Goldman Sachs –entre otros– enviaron a sus representantes comerciales a la Argentina con una misión bien clara: seducir a todo aquel potencial emisor de bonos para que vuelva a tomar deuda en el mercado internacional. Llegaron esta semana y aún hoy están en el país los principales ejecutivos que mantuvieron reuniones reservadas con el nuevo equipo económico de Mauricio Macri, con la conducción de esa cartera en la Provincia (a cargo de Hernán Lacunza), la Ciudad de Buenos Aires, la provincia de Córdoba y otros potenciales emisores corporativos como la misma YPF.

La llegada masiva de los financistas responde a una realidad cierta: la acuciante necesidad de financiamiento que deja el kirchnerismo. Los hombres de los bancos prometen dólares contantes y sonantes a quien quiera. Saben que no sólo el nuevo gobierno nacional necesitará fondos frescos sino también las empresas y el resto de las provincias. Córdoba, por ejemplo, también está siendo tentada por los bancos para retornar al mercado de capitales internacional con una emisión. Fue de las primeras que en 2010 y en medio de la crisis griega salió al mercado a tomar USD 400 millones. "Tiene muy buena reputación en el mercado", dicen los ejecutivos.

La situación del equipo económico de Macri a cargo de Alfonso Prat Gay es más compleja. Tienen al juez Thomas Griesa que impide cualquier posible emisión de deuda hasta que instaure un perdón o cautelar al país si muestra buena fe para negociar. Por eso, un retorno al mercado de capitales vía bonos es algo que tardará más. Pero el resto de los potenciales emisores tienen vía libre para dejarse seducir por las promesas de los financistas.

Por ejemplo, a la Ciudad de Buenos Aires le están advirtiendo que puede conseguir fondos frescos a 200 puntos básicos menos que la emisión pasada. La administración porteña (ahora en manos de Horacio Rodríguez Larreta) llegó a colocar bonos este año a menos del 9%. La promesa de los financistas es conseguir dinero alrededor de 7%. Calculan los emisarios de los bancos de Wall Street que cualquier emisor que quiera financiarse en el mercado lo podrá hacer a una tasa más baja que en el pasado. La crisis de Brasil también ayuda porque el problema político paraliza los negocios en ese país. El dinero tiene que moverse hacia algún lado y los bonos argentinos prometen altas ganancias.

La situación de la Provincia es más acuciante. Lo sabe la gobernadora electa y el equipo económico que comanda Lacunza. La Provincia podría reducir algo el costo de endeudamiento pero no tanto como la Ciudad dada sus dificultades y sus números en rojo. A ellos los financistas le están diciendo que pueden conseguir dólares abajo del 10% (hoy los bonos de la Provincia cotizan arriba del 11%).

"Están con la valija llena de promesas diciendo que hay dólares para todo el mundo", resalta un funcionario que mantuvo reuniones con estos banqueros. "Son la pata comercial de los bancos que vienen pero sin nada en concreto. Laburan a comisión y solo quieren ganar un negocio", agrega un tanto desconfiado la fuente. Lo cierto es que más allá de esto, el atractivo que empiezan a tener las empresas argentinas como candidatas a emitir bonos en el exterior es demasiado alto para los financistas. Nadie quiere quedarse afuera de la "fiesta" de emisiones que promete el país.

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