(La Nación) - Al revés de la decisión argentina, el Banco Central dijo que prefiere usar crédito externo
BRASILIA (Reuters).- El presidente del Banco Central de Brasil, Alexandre Tombini, dijo ayer a legisladores que se opone a utilizar los US$ 370.000 millones en reservas en dólares del país en este momento, ya que son un seguro para su economía. La especulación de que Brasil podría vender dólares de sus reservas en el mercado fue más fuerte el mes pasado, cuando la moneda cayó a mínimos históricos de más de 4 reales por dólar.
Algunos economistas dicen que Brasil tiene un exceso de reservas en moneda extranjera que podría vender para reducir su deuda pública, en momentos en que el gobierno tiene problemas para equilibrar el déficit presupuestario. En declaraciones a legisladores durante un desayuno en la sede del Banco Central, Tombini dijo que no respalda la idea de usar reservas para pagar deuda. "No tocaría las reservas en este contexto", dijo el funcionario, según una grabación de la reunión obtenida por Reuters.
La decisión del gobierno de Dilma Rousseff contrasta con la política asumida por su par argentina, Cristina Kirchner, que ante las dificultades para conseguir financiamiento externo resolvió pagar importantes vencimientos de deuda con las reservas del BCRA.
Tombini argumentó que las compañías locales no han tenido dificultad en hallar financiamiento externo "pese a la turbulencia internacional y toda la incertidumbre respecto de la economía brasileña". El real recortó ganancias luego de que Reuters divulgó las declaraciones de Tombini, pero aun así subía 1,4% en el día, a 3,86 reales por dólar.
La política monetaria en Brasil "debe permanecer vigilante" para combatir la inflación, pese a la incertidumbre respecto de cómo el gobierno lidia con un creciente déficit presupuestario, dijo el Banco Central ayer en las minutas de su más reciente reunión de política monetaria. El entidad mantuvo sin cambios su tasa de interés referencial Selic en 14,25% por segunda reunión consecutiva la semana pasada, pese a un fuerte aumento de las expectativas de inflación. La decisión de mantener las tasas sin cambios dio un respiro a la presidenta Dilma Rousseff, en momentos en que el país atraviesa su recesión más profunda en 25 años.
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