domingo, 22 de marzo de 2015

Planean soterrar la Ribereña bajo el eje del tren de Puerto Madero

Por Ángeles Castro  | LA NACION
La traza de esta autopista tiene visto bueno de los gobiernos nacional y porteño; se elevaría en los extremos para conectar la Buenos Aires-La Plata con la Illia; los trabajos se licitarán este año


Una vista desde la autopista Buenos Aires-La Plata hacia el Norte, por donde correrá la Ribereña. Foto: Fernando Massobrio

Tras años de promesas, la autopista Ribereña correrá ahora en túnel por debajo de las vías del ferrocarril Belgrano Cargas, a lo largo de Puerto Madero, y se elevará en sus extremos para conectar con la autopista Buenos Aires-La Plata y con la autopista Illia. El enlace norte rodearía la villa 31 de Retiro, sin alterarla.

Así fue propuesto por la Corporación Antiguo Puerto Madero, luego de una serie de análisis realizados por expertos de diversas disciplinas, a los gobiernos nacional y porteño, que dieron el visto bueno para avanzar con la concreción del proyecto, tendiente a agilizar el tránsito en la zona del Bajo y, como consecuencia, en todo el centro de la ciudad.

Por primera vez, la propuesta cobra visos de realidad por el entendimiento alcanzado entre ambos estados para cristalizar una obra fundamental para el área metropolitana.

Los trabajos podrían ser licitados durante el segundo semestre de este año y comenzar, si el trámite no encuentra escollos, durante 2016. Se estima que su ejecución demandaría unos tres años.

Los detalles fueron revelados a LA NACION por dos fuentes que participan de las reuniones para que, tras décadas de demora, la autopista Ribereña, finalmente, vea la luz y brinde una conexión rápida entre el sur y el norte del conurbano a través de la Capital. Según estimaciones, permitirá cruzar desde Avellaneda hasta Vicente López en 12 minutos.

El costo de la construcción, de unos cinco kilómetros de largo, rondaría entre 900 y 1000 millones de dólares, financiados en principio por la Nación y el gobierno porteño. Pero la inversión se recuperaría, explicaron los involucrados, mediante dos caminos: el futuro cobro de peaje en la autopista y la venta de terrenos fiscales situados frente a los docks de Puerto Madero, donde hoy funcionan estacionamientos concesionados por la Corporación Antiguo Puerto Madero (CAPM).

En esos lotes, para que resulten atractivos a posibles compradores, se habilitaría el desarrollo de emprendimientos inmobiliarios hasta una altura similar a la de los docks.

En julio del año pasado, Cristina Kirchner y Mauricio Macri encomendaron a la corporación que elaborara una propuesta para completar "el sistema de autopistas urbanas mediante la ejecución del tramo correspondiente a la autopista Ribereña". Ese proyecto luego sería evaluado por la Jefatura de Gabinete, la Subsecretaría de Obras Públicas y la Agencia de Bienes del Estado de la Nación, junto con la Jefatura de Gabinete y el Ministerio de Desarrollo Urbano de la ciudad.

La CAPM, presidida por el urbanista Alfredo Garay, debía definir tres ejes: la traza de la Ribereña, la tecnología para construirla y las fuentes de financiamiento.

El organismo convocó entonces a un grupo de profesionales para que analizaran los más de 20 proyectos de traza acumulados con el transcurso de los años. La existencia de una autovía que complete el sistema de autopistas porteño está prevista desde la década de los ochenta.

El panel de expertos quedó integrado por los ingenieros Oscar Vardé, Miguel Á. Ungaro, Máximo Fioravanti y Alejandro Langlois, y contaron con el respaldo técnico de equipos con antecedentes en temas vinculados: el ingeniero Alberto H. Fainstein, cálculo de estructuras; el arquitecto Carlos Alberto Novoa, diseño de geometría vial; el arquitecto Jorge Moscato, proyecto urbano; el ingeniero Daniel Russomanno, sistemas inteligentes de transporte; el ingeniero Fernando Lago, cómputo y presupuesto; la firma Ingeniería de Relevamientos Viales SA, y el arquitecto Javier Fernández Castro, que es responsable del plan de tratamiento que elaboró la Facultad de Arquitectura de la UBA para la villa 31.

Las fuentes consultadas explicaron que resolver los enlaces de la Ribereña con la Illia, a la altura de la 31, y la Buenos Aires-La Plata eran desafíos tan grandes como la extensión de la traza por Puerto Madero. Los expertos desecharon, entre otros, las propuestas para que la autopista corriera por debajo de los diques, por la Reserva Ecológica y en altura sobre el Belgrano Cargas.

Según fuentes de la CAPM y del gobierno de la ciudad, los profesionales finalmente se inclinaron por un diseño que empalme con la Buenos Aires-La Plata (el punto exacto no fue revelado por las fuentes), se sumerja en túnel por debajo de las vías del ferrocarril en la línea del dique 1 y emerja en Retiro, en el entorno de la terminal de ómnibus, probablemente a la altura del supermercado Coto. Desde allí, correría elevada por el sector portuario y conectaría con la Illia a la altura de Castillo. La traza no alteraría las villas 31 y 31 bis.

El esquema recibió un primer visto bueno de los Estados nacional y porteño, por lo que la Corporación Puerto Madero avanza ahora en los estudios de ingeniería necesarios para explayar todos los detalles técnicos de la obra, el paso previo a la confección de la licitación. Paralelamente, los equipos de Hacienda evalúan los aspectos económicos del proyecto.

El llamado podría efectuarse durante el segundo semestre de este año y los trabajos comenzarían durante 2016. Como su plazo de ejecución es de tres años, si su concreción no sufriera altibajos, quedaría concluida durante los mandatos del presidente y el jefe de gobierno que asuman en diciembre..

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