El Gobierno está dispuesto a avanzar en su plan de relegar a Estados Unidos y la Unión Europea de la agenda, mientras profundiza sus alianzas estratégicas con China y Rusia. A estos últimos les ofrecerá un menú muy apetecible en términos económicos y estratégicos: la construcción de dos centrales nucleares, el desarrollo de 14 proyectos de infraestructura a gran escala, negocios petroleros, el crecimiento del comercio bilateral, la compra de equipamiento militar y la instrumentación de planes para la exploración espacial.
La disputa con los fondos buitre y el nuevo papel geopolítico de la Argentina en conflictos como el de Ucrania alimentan esta nueva estrategia que trazó Cristina Kirchner con Pekín y Moscú para lo que queda de su mandato. No está claro aún si en el menú de proyectos económicos que ofrecerá el Gobierno habrá un reparto acordado o una competencia descarnada entre China y Rusia. Lo que sí queda en evidencia es un desplazamiento del interés de la Casa Rosada, que ya no apuesta a capitales norteamericanos ni europeos.
Una pequeña muestra de ese rumbo la dio hace unos días el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, en la Conferencia General del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en Viena. De Vido se reunió allí con el secretario de Energía de Estados Unidos, Ernest Moniz, y le comunicó que en la construcción de la cuarta central nuclear del país habrá una importante participación de China y que Washington quedó relegado. Le explicó las razones: el gobierno de Xi Jinping no sólo tiene la tecnología Candú, que se usará allí, sino que aportará financiamiento directo, algo que Estados Unidos y Europa hoy no ofrecen al país.
"El problema de la Argentina con los fondos buitre es una gran traba para que los bancos europeos o norteamericanos acepten financiar nuestros proyectos", explicó un vocero de De Vido a LA NACION.
Así, quedó en claro que con la excepción de las inversiones norteamericanas de Chevron en Vaca Muerta, el camino para la energía nuclear o eléctrica en la Argentina quedará allanado tanto para China como para Rusia. Se trata de una jugada arriesgada si se tiene en cuenta que Estados Unidos es el segundo entre los mayores inversores extranjeros en la Argentina, con más de 400 empresas norteamericanas instaladas en el país. Pero la dialéctica kirchnerista puede ser más relevante en términos pragmáticos.
Como contrapartida, la Argentina envía a China el 60 por ciento de la producción total de su soja y, según datos de la Dirección de Negocios Internacionales, que dirige Marcelo Elizondo, el año pasado las exportaciones de la Argentina a China fueron por 6358 millones de dólares.
El proyecto de energía nuclear de Atucha III que se previó para China no es el único que planea desarrollar el Gobierno. Ya fue precalificado el pliego para la quinta central nuclear, que tendrá agua liviana y uranio enriquecido. Se presentaron empresas de Estados Unidos, Francia, Japón, Rusia, China y Corea. Pero en el Gobierno aseguran que, por el tipo de tecnología por utilizar, los rusos tienen "altas posibilidades" de ganar esa licitación.
MILES DE MILLONES
Para que no queden dudas de las preferencias del Gobierno por los capitales estatales de Rusia y China, De Vido acaba de realizar un road show por esos países para ofrecer compartir los 14 proyectos de infraestructura que se dispone a licitar en lo inmediato la Argentina, por un costo total de 16.966 millones de dólares (ver infografía). Allí está contemplada la construcción de cuatro hidroeléctricas en Neuquén, un dique en Santiago del Estero, un programa hídrico en Santa Cruz y otra central hidroeléctrica en San Juan, entre otros planes.
Hace tres días se realizó la apertura de las ofertas económicas de la licitación pública para la hidroeléctrica Chihuido I, en Neuquén, donde competirán empresas chinas y rusas. En Moscú se hacen ilusiones con ganar esta licitación porque China ya obtuvo el proyecto de las represas Kirchner y Cepernic, en Santa Cruz.
"No consideramos a China como un competidor porque siempre optamos por la cooperación, pero en un proceso transparente como el que esperamos la definición de otorgar proyectos dependerá de la decisión de la Argentina", dijo a LA NACION Víctor Koronelli, el embajador de Rusia en Buenos Aires.
La alianza estratégica de Vladimir Putin con Cristina Kirchner no se limita al campo hidroeléctrico o el canal de TV Russia Today. También los rusos esperan compartir negocios en energía nuclear con la gigante estatal Rozatom, en la petrolera YPF con la ayuda de Gazprom, en la venta de helicópteros de uso militar y en el desarrollo de una estación de captación de datos del sistema de navegación Glonaff, que está en estudio por parte de la Argentina.
Por otra parte, Rusia cerró acuerdos con las autoridades argentinas para aumentar el comercio de alimentos ante las sanciones que aplicaron la Unión Europea y Estados Unidos a Moscú por su avanzada militar en Ucrania. En el Ministerio de Agricultura evalúan que esto implicará para el país un aumento de 30% en las exportaciones de lácteos y carnes a Rusia.
¿Significará este acercamiento de la Argentina a Rusia y a China un relegamiento de las relaciones con la Unión Europea?, preguntó LA NACION a varios embajadores europeos.
La respuesta fue coincidente: "Hay un llamado de atención que nos obliga a no ser autocomplacientes y ser más competitivos si queremos mantener el lazo histórico con la Argentina", dijeron al menos cuatro diplomáticos europeos. Sin embargo, alertaron sobre los riesgos de que la Argentina quede en inferioridad de condiciones al establecer alianzas con socios que se encuentran en un peldaño superior en muchos aspectos.
En esta línea, Roberto Russell, director de la maestría y el doctorado en Estudios Internacionales de la Universidad Di Tella, señaló que "la idea de un avance en la alianza con Rusia y China remite a una cierta pasividad por parte de la Argentina, que es la parte más débil". Así, el experto atribuyó este plan del Gobierno a "una falta de estrategia", donde los vínculos con Pekín y Moscú "se definen con un sesgo antioccidental, lo que puede ser grave".
Desde otro punto de vista, el embajador Miguel Velloso, especialista en temas de China, no cree que el distanciamiento de la Argentina de Estados Unidos y Europa sea permanente. "Se trata de políticas coyunturales, que podrán variar con el tiempo", dijo a LA NACION. No obstante, alertó que a nivel mundial hay una "entente cordial" entre China y Estados Unidos que no habría que perder de vista.
En la Cancillería, los cuadros diplomáticos de carrera miran con recelo los acuerdos del Gobierno con China y Rusia, en desmedro de las relaciones históricas con Europa y Estados Unidos. Así lo resumió un destacado embajador cuando dijo: "Debemos tener una política a largo plazo y no cerrarnos en acuerdos coyunturales efectuados a cualquier costo para contar con dinero rápido, porque a la larga eso puede salirle muy caro al país".
CAMBIO DE ALIADOS
El Gobierno estrecha lazos con Rusia y China. En medio de la disputa con los fondos buitre, el Gobierno relega a EE.UU. y la UE de la agenda de inversiones para profundizar alianzas estratégicas con China y Rusia
El giro incluye la construcción de dos centrales nucleares, el desarrollo de 14 proyectos de infraestructura, negocios petroleros, crecimiento del comercio bilateral, compra de equipo militar y la exploración espacial
En la reciente conferencia del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el ministro Julio De Vido comunicó a funcionarios de EE.UU. que China tendrá prioridad en la construcción de una central nuclear. El Ministerio de Planificación ya avanzó además en un acuerdo con la empresa China National Nuclear Corporation (CNNC) para la construcción de Atucha III con uranio natural y agua pesada
Rusia espera compartir negocios en energía nuclear con la gigante estatal Rozatom, en la petrolera YPF con la ayuda de Gazprom, en la venta de helicópteros de uso militar, entre otros
Distintos expertos advierten sobre los riesgos de una alianza "antioccidental", al acercarse la Argentina a estos dos países. Y afirman que el cambio de política puede traer "perjuicios al país" en el mediano y el largo plazo.
Del editor: ¿Qué significa? La pelea circunstancial con los fondos buitre y la escasez de fondos parecen guiar las apuestas estratégicas del país
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