Por Daniel Gallo | LA NACION
Una conversación telefónica entre el jefe de gobierno y la Presidenta destrabó el conflicto; la fuerza seguirá en los barrios en los que está la Metropolitana
El punto de partida fue un pacto de no agresión.
Se firmó una tregua política en la seguridad porteña. Por un tiempo, por lo menos, se espera que no haya cruces de acusaciones en ese campo entre la Casa Rosada y la administración de la Ciudad. El jefe del gobierno porteño, Mauricio Macri , afirmó ayer que había alcanzado un acuerdo con la presidenta Cristina Kirchner para evitar el retiro intempestivo de la Policía Federal de las tres comunas en las que está distribuida la Policía Metropolitana, anunciado la semana pasada por la Nación.
Fue una charla telefónica del jueves pasado el punto de partida de un pacto de no agresión frente a la situación delictiva que mantiene en vilo a la sociedad. El arreglo concreto llegó cuando Macri y el secretario de Seguridad nacional, Sergio Berni, se reunieron el viernes en forma reservada. Solos. Ese contacto privado fue confirmado a LA NACION por allegados a los dos protagonistas. No hubo gritos y se tutearon al hablar, dijeron los calificados informantes.
El compromiso alcanzado tiene como eje la ubicación de la Policía Metropolitana como un eslabón más del trabajo de seguridad en el área metropolitana. En los próximos días, avanzarán los encuentros en los niveles operativos para coordinar posiciones por cubrir dentro de las comunas 4, 12 y 15, la cantidad de agentes disponibles en la calle en cada turno y formas de intercambiar información y comunicaciones como lo hace la Policía Federal con Gendarmería y Prefectura en la zona sur de la ciudad.
"No se van", dijo Macri, ayer, al referirse a la intención de la Casa Rosada de retirar a los policías federales de los barrios donde prestan servicio los agentes de la Metropolitana. Esa decisión oficial había sido informada por LA NACION en su edición del viernes pasado. A partir de la publicación, se sucedieron reacciones políticas y negociaciones en varios niveles de ambos gobiernos que propiciaron este nuevo armisticio.
Macri manifestó que, a partir del diálogo con la Presidenta, se acordó "maximizar los esfuerzos para coordinar ambas fuerzas".
Uno de los problemas que dejaron trascender desde despachos nacionales es que las policías Federal y Metropolitana no estarían pasando por el mejor momento de relaciones en las calles. Desde el gobierno porteño se quejan por la sobreexigencia que se quiere imponer sobre una fuerza policial nueva. Sus pares nacionales responden con críticas a las funciones de investigaciones complejas que asume de hecho la Metropolitana y a su réplica en pequeña escala de las superintendencias de la Policía Federal. Esas voces con reclamos de uno y otro lado, se prevé, dejarán de escucharse por un tiempo.
"Hay que enfrentar a una delincuencia que está cada vez más violenta. La gente se siente muy indefensa. Por eso quedó un compromiso para coordinar el trabajo en estas comunas", aseguró Macri.
Berni le habría comentado en la reunión que la Federal debe cubrir más posiciones en barrios con indicadores elevados de delitos callejeros y que no tiene alternativas al uso de personal destinado en las comunas 4, 12 y 15, donde se superponen tareas de vigilancia entre las dos fuerzas. Se acordó que no habrá un abandono del sector, sino un movimiento de policías de acuerdo con las migraciones del delito que sean detectadas en la ciudad.
La Metropolitana y la Federal comparten territorio en los barrios de Saavedra, Coghlan, Villa Urquiza, Villa Pueyrredón, Nueva Pompeya, Parque Patricios, Barracas, La Boca, Agronomía, Chacarita, Villa Crespo, Paternal y Villa Ortúzar. En algunos lugares del sur de la ciudad, esas dos fuerzas, a su vez, conviven con gendarmes y prefectos. En las tres comunas, se distribuyen unos 5000 policías federales y buena parte de los 5000 policías metropolitanos.
Como medida concreta, el acercamiento entre los funcionarios políticos de ambos gobiernos permitiría que en un plazo breve todas las fuerzas en la ciudad de Buenos Aires puedan recibir órdenes tácticas de un mando unificado. Los operadores del 911 podrían disponer también de las unidades de la Policía Metropolitana como opción para una respuesta a una situación de pedido de auxilio de un ciudadano, de acuerdo con la ubicación de cada patrulla.
El acuerdo llegó en momentos en que la disputa entre la Nación y la Ciudad había alcanzado fuertes cruces políticos tras el desalojo del asentamiento Papa Francisco, en Villa Lugano. El propio Macri reveló ayer que en esos días de acusaciones mutuas se presentó Berni en su despacho sin audiencia previa. Con sus distancias políticas, ambos parecen haber empezado a diseñar una relación ejecutiva. "Tiene sus cosas buenas", comentó ayer Macri públicamente sobre Berni, que en los últimos días recibió críticas desde los espacios progresistas del kirchnerismo por su posición en favor de deportar a extranjeros detenidos y por la irregular acción, durante los incidentes en la Panamericana, de un militar que colaboraba en su área.
En este contexto, el massismo porteño se entreveró en la disputa y promueve una declaración de emergencia en materia de seguridad a partir de una presentación del ex legislador Diego Kravetz y de la especialista Florencia Arietto. Todos los sectores políticos coinciden en un punto: el delito creció, se volvió más violento y dejó de ser tratado como una sensación.
UNA POLÉMICA QUE TERMINÓ EN TREGUA POLÍTICA
Controversia: El viernes pasado LA NACION reveló que la Casa Rosada había decidido retirar a 5000 agentes de la Policía Federal de las comunas 4, 12 y 15. El gobierno porteño había sido informado por las autoridades nacionales apenas unas horas antes.
Conversaciones: El jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, tuvo un diálogo telefónico con la presidenta Cristina Kirchner en la noche del jueves pasado. Un día después, Macri mantuvo un encuentro reservado con el secretario de Seguridad, Sergio Berni, y quedó definido un acuerdo..
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