Gendarmería
cerró seis de las ocho puertas de entrada; hay más efectivos, se pide a
los pasajeros que muestren el boleto al entrar y se desalojó a 300
personas que vivían en la estación
Las
inmediaciones de las estaciones de trenes y colectivos siempre han sido
lugares difíciles en materia de inseguridad. Pasajeros apurados, y
descuidados, turistas desorientados y valijas que pueden significar un
valioso botín hacen que estas zonas se transformen en campo fértil para
los arrebatadores. La novedad ahora es que este tipo de inseguridad
recrudeció dentro de la terminal de ómnibus de Retiro, lo que obligó a
la Gendarmería a modificar su esquema de vigilancia en el lugar.
Sobre todo a la noche, la estación de ómnibus queda casi abandonada. Baja la frecuencia de los servicios y los pocos pasajeros que andan por allí de madrugada quedaban desprotegidos. Una serie de asaltos a boleterías denunciados por las empresas de transporte, robos a pasajeros y empleados del lugar, y disturbios generados por cerca de 300 personas que vivían en la estación -es la cifra que maneja la empresa concesionaria del lugar, TEBA- habían encendido las alarmas en la terminal.
Para intentar revertir la situación y mejorar el control, la Gendarmería y TEBA comenzaron a cerrar por las noches seis de las ocho entradas habilitadas. Además, sólo pueden ingresar personas con su pasaje en mano.
En una recorrida que hizo LA NACION hace dos semanas se constató que, efectivamente, a la noche en el lugar casi no había personal de seguridad, no había controles en las puertas de ingreso y decenas de personas dormían en los pasillos de la estación y las salas de espera.
"La situación se fue de las manos. Era muchísima gente la que entraba a dormir en la estación, y empezó a aumentar la cantidad de robos a comercios. Por eso, hace unos días se dio la orden de dejar entrar sólo a pasajeros. El primer día que empezamos a sacar a las personas se amotinaron, hicieron un piquete y quemaron colchones dentro de la estación", dijo un gendarme que por las noches cuida la terminal.
Con todo, los comerciantes del lugar siguen con miedo y temen que esto sea un parche momentáneo. "No hay que preguntar qué boletería asaltaron, sino cuál fue la última boletería en haber sido asaltada", dije Daniel, empleado de una empresa de viajes a Paraguay que fue asaltada la semana pasada. "Entraron de madrugada, rompieron la puerta, se llevaron 3000 pesos y un monitor", dijo el empleado.
Por la terminal de ómnibus de Retiro, que tiene unos 117.000 metros cuadrados, transitan unas 70.000 personas por día. Es la más importante del país; se estima que de los 54 millones de pasajeros que transitan por año en las terminales argentinas la mitad parte o arriba desde y hacia Retiro.
"Los robos no son sólo a los pasajeros; los empleados de boleterías han sufrido hechos delictivos, según denunciaron las empresas de colectivos. Incluso ocurren hechos insólitos, como ser mordidos por perros vagabundos. Son las pruebas que evidencian que hoy Retiro es tierra de nadie", afirmó una fuente del sector del transporte.
La importancia que tiene Retiro económicamente gracias al turismo es, curiosamente, lo que amarga a Mariana Bergutz, empleada en un local de la estación. Para ella, los hurtos en el local son constantes y se muestra acostumbrada ante las noticias de hechos delictivos allí adentro. "Esta semana entró un hombre e intentó robarse dos botellas de vino; pude detenerlo a tiempo, pero no había nadie de seguridad para ayudarme. Es casi como estar en un local que da a la calle", comentó.
Otra empleada, que se identificó como Norma, trabaja allí desde hace más de diez años y afirma que la inseguridad se ha ido incrementando. "A varias compañeras les han robado dentro de Retiro y a mi marido, que también trabaja acá, le robaron en la entrada hace dos semanas. No hay ningún tipo de control", dijo.
Otro punto de conflicto en cuanto a la seguridad en la terminal tiene que ver con que hasta ahora ni personas ni equipajes son revisados; solamente se revisan las encomiendas. Incluso cualquiera puede ingresar a los andenes sin ningún tipo de control. "Las empresas de ómnibus nunca autorizaron poner los escáneres para controlar a los pasajeros porque quedaría al descubierto la cantidad de pasajeros que viajan y se les reducirían los subsidios", dijeron desde TEBA ante la consulta sobre estos aparatos de seguridad.
"Los robos importantes son arriba del micro. Al no controlar los documentos, cualquier delincuente sube y a los cincuenta kilómetros desvalija el colectivo. La mayoría de estos hechos no se denuncia porque juega en contra del marketing de las empresas", dijeron desde TEBA.
Según Gustavo Gaona, vocero de la Cámara Empresaria de Larga Distancia (Celadi), la inseguridad dentro de la estación existe principalmente porque "la terminal de ómnibus de Retiro se encuentra en un completo estado de abandono". Y aseguró que la implementación de los escáneres era un negociado "para privatizar aún más la seguridad".
La estación más importante
- 117.000 Metros cuadrados: Es la superficie de la terminal de ómnibus de Retiro, la mayor y la de más importancia del país, por la cantidad de servicios nacionales e internacionales
- 70.000 Personas: Es el número de personas que, se estima, circulan por la terminal de ómnibus porteña cada día
- 8 Entradas: Son las que tiene la terminal. Desde la semana pasada, por las noches quedan cerradas seis de ellas. Sólo entra quien tiene pasaje
- 12 Efectivos: Es el número de agentes de la Gendarmería Nacional que cuidan por las noches la estación de Retiro
- 2 Empleados de seguridad: En una recorrida que hizo LA NACION por la estación, sólo se vieron dos hombres de seguridad privada
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