Aquello que muchas voces marcaban como imposible, se está
haciendo realidad. Armadores argentinos, construyen embarcaciones en
astilleros argentinos. Y una vez botadas, estas naves portarán pabellón
argentino. A esto se suma otro dato que no es menor. La gestión para
llevar a cabo estos emprendimientos implica el compromiso conjunto de
empresarios, trabajadores y gobierno.
El armador nacional Abadía del
Mar, firmó un contrato con el Astillero Río Santiago (ARS), para la
construcción de dos remolcadores de 70 toneladas de tiro. El acuerdo,
rubricado por los presidentes de Abadía del Mar, Ricardo Cazou, y de
ARS, Héctor Scavuzzo, fue refrendado por el secretario General del
sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), Enrique Omar Suárez, y el
ministro de la Producción, Ciencia y Tecnología, bonaerense, Cristian
Breitenstein. Del acto también participaron el interventor de la
Administración General de Puertos, Sergio Borrelli, el vicepresidente de
Abadía del Mar, Hernán Díaz Mayer, el presidente del Centro de
Capitanes de Ultramar y Oficiales de la Marina Mercante, Marcos Castro, y
José Juárez, secretario general de ATE Ensenada.
Las embarcaciones tendrán una eslora de 32,4 metros, manga de 12,8 metros y puntal de 5,8 metros. El valor de compra es de u$s 12,5 millones por cada unidad. El ARS se compromete a entregar el primer buque, en un plazo de 15 meses, y el segundo, seis meses más tarde.
Agradezco a la empresa nacional Abadía del Mar, que confió en nuestro astillero y al secretario General del SOMU, Omar Suárez, que apoyó y acompañó desde el inicio este emprendimiento. ARS está dispuesto a construir estos dos remolcadores y todos aquellos buques que nos propongan. Tenemos capacidad técnica y mano de obra altamente calificada para asumir estos desafíos, dijo Scavuzzo.
Para Ricardo Cazou, no es nuevo construir en Río Santiago. En la actualidad, desde el armador Whitesea de Argentina, relacionado al Grupo Abbey Sea, está construyendo dos bulk carriers de 17.800 toneladas. Serán verdaderos gigantes del mar. Las unidades, de 144,25 metros de eslora, y 23 de manga, poseen cuatro grúas de 25 metros y un calado de 9 metros. Los Buques tienen cuatro bodegas y cuatro escotillas.
Ya se recibió la chapa para el primero de ellos, y se espera, para el mes de diciembre, la segunda partida para el segundo barco. De un contrato de construcción de cuatro unidades, con opción a dos más, las dos primeras ya están en ejecución. La idea es que tanto los bulk carriers como los remolcadores, tengan bandera y tripulación argentina, resaltó Cazou.
Desde el último emprendimiento, que realizó años atrás en la grada 1, también con buques graneleros de gran porte, a Ricardo Cazou siempre le quedó el deseo de volver. Quizás, algún día, cuando esa grada quede libre, podamos regresar a construir en ella, señaló.
Desde el SOMU, acompañamos y
felicitamos este emprendimiento que cumple con nuestro sueño de ver
buques construidos por astilleros argentinos, que llevarán la pabellón
nacional. Aquí se demuestra que la conjunción entre empresa,
trabajadores y Estado es posible, siempre y cuando todas las partes
mantengan el lógico equilibrio de sus pretensiones. Somos tripulantes y
ejercemos la actividad en un país que es propietario de seis mil
kilómetros de vías navegables. Tenemos que trabajar mirando para
adelante y unidos, sin odios ni rencores. Los trabajadores, juntos al
capital y al gobierno que impulsa políticas de desarrollo.
Podemos
equivocarnos alguna vez, eso puede pasar, pero no podemos equivocarnos
toda la vida. Los beneficios no deben ser sólo para quien carga el barco
sino para todos, aseveró Omar Suárez.
Según la visión del Secretario General del SOMU, el país vivió de manera pendular entre dos corrientes.
Según la visión del Secretario General del SOMU, el país vivió de manera pendular entre dos corrientes.
Una decía que no servía tener una marina mercante nacional,
y la otra todo lo contrario. ¿Si somos un país productor, cómo no vamos
a tener una flota de bandera nacional? Juan Perón decía que servía y
llegamos a ser la tercera potencia en marina mercante del mundo. Eso,
algún día, existió, y no creo que Perón haya estado equivocado. Es la
oportunidad de reconstruir la marina mercante nacional entre todos.
Por
su parte, Breitenstein aseguró que Estado, capital y trabajo son la
comunidad organizada en acción. Esto es muy fácil declamarlo opero
difícil realizarlo. Para el ARS, es un logro más. Unas 3.000 familias
dependen directa e indirectamente del astillero.
Muy buena noticia...
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