miércoles, 14 de agosto de 2013

Al gobierno británico le preocupa que Gilbraltar se convierta en otro Malvinas

Por KIRAN STACEY - Cronista Comercial
Desde intereses militares hasta lazos afectivos unen a Gran Bretaña con los territorios de ultramar. También se usan para abastecer aviones espías

Para muchos europeos, las tensiones de esta semana entre el Reino Unido y España en relación con Gibraltar deben haber sido desconcertantes: una disputa por 6,75 km2 de rocas ibéricas. Pero la pelea recordó que los puestos de avanzada coloniales restantes de Gran Bretaña pueden provocar fricción entre los aliados y dolores de cabeza en el Palacio de Whitehall.

Gibraltar, controlado por el Reino Unido desde 1713 pero reivindicado por España, es uno de los 14 Territorios Británicos de Ultramar, que van desde las prósperas Islas Bermudas en el Atlántico Norte a las pequeñas Islas Pitcairn en el Pacífico y el vasto páramo del Territorio Antártico Británico.

Si bien la relación venenosa con Argentina por las Islas Malvinas es el motivo más obvio de conflicto de estos vestigios de imperio, el potencial de Gibraltar de provocar conflictos con un aliado de la UE es único.
Mariano Rajoy, el primer ministro de España, dijo ayer que su país tomará “todas las medidas legales necesarias” para proteger sus intereses en el territorio luego de días de discusiones con Londres por derechos de pesca y controles de frontera.

David Cameron ya había manifestado una “seria preocupación” por largas demoras que enfrentan quienes intentan ingresar en Gibraltar desde España y una amenaza de Madrid de imponer una tasa fronteriza.
“La gran preocupación con Gibraltar es que se convertirá en las próximas Malvinas”, afirmó un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores. “No porque vaya a comenzar una guerra, sino porque se llegue a un punto tal que todos los aspectos restantes de la relación bilateral se vean afectados”.

“No queremos llegar a una situación como la que tenemos con Argentina, en la que, cada vez que intentamos debatir cualquier aspecto de gestión gubernamental, ya sea la economía o asuntos regionales más amplios, diplomáticos que quieren debatir el tema de las Islas Malvinas coartan las conversaciones”. Los territorios de ultramar cuestan dinero al contribuyente británico. Si bien son autónomos en términos nominales, con ingresos provenientes de impuestos, turismo, finanzas internacionales e incluso estampillas de correo, los protegen fuerzas del Reino Unido.

El Ministerio de Defensa afirma que la visita que este mes harán al Peñón de Gibraltar cuatro buques de guerra y seis buques de apoyo es de rutina y no está relacionada con las tensiones recientes. Pero la llegada de la flota, en camino al Medio Oriente, se tomará como una declaración del compromiso británico.

Como secretario de Relaciones Exteriores en 2002, Jack Straw propuso que el Reino Unido y España compartiesen la soberanía de Gibraltar. Pero la idea fue anulada por un referéndum entre sus casi 30.000 residentes, 98% de los cuales votó en contra. Este año, en una votación sobre las Islas Malvinas solo 3 de 1516 personas votaron contra la ciudadanía del Reino Unido. Según un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores: “¿Por qué (los territorios de ultramar? siguen siendo británicos? Porque así lo quieren”.
 
Además, muchos de ellos aportan bases navales o del ejército útiles en lugares a los que el Reino Unido de otro modo no tendría acceso. En 1982 los británicos usaron un territorio, la Isla de Ascensión, desde donde enviaron barcos para proteger a otro, las Islas Malvinas, dos áreas de Chipre controladas por el Reino Unido son una escala para las Fuerzas Armadas Reales en el Mediterráneo. 
 
Estas fueron importantes durante el conflicto en Libia, cuando Chipre se utilizó como base para las patrullas aéreas del Reino Unido.

Davis Lewin, director político de Henry Jackson Society, un comité asesor en materia de política exterior, afirmó: “El punto democrático es importante, pero hay un argumento estratégico mucho más importante (para mantener los territorios de ultramar), que la gente suele olvidar en tiempos de paz.“ No solo el Reino Unido depende de estas áreas: también son importantes para EE.UU. El gobierno británico sacó por la fuerza a los isleños nativos de Diego García, parte del Territorio Británico del Océano Índico, en las décadas de 1960 y 1970 para permitir que EE.UU. construyese una base naval allí. Desde entonces, el territorio se usó como un “sitio negro” de la CIA, donde los aviones de EE.UU. se reabastecen mientras transportan prisioneros en la “lucha contra el terrorismo”.

Pero quizás el principal origen del apoyo para mantener los territorios sea nacional. Para muchos británicos que siguen de luto por el deterioro de poder del Reino Unido en el exterior, la pérdida de los vestigios finales del imperio sería intolerable. En 2012 casi dos tercios de los votantes británicos afirmaron que las Islas Malvinas deben protegerse “a cualquier precio”.

Cuando Peter Hain, ex secretario escocés, esta semana reflotó la idea de que el Reino Unido y España deberían compartir la soberanía del Peñón de Gibraltar, no hubo político que lo apoyase.

Andrew Rosindell, primer ministro conservador, que basa el asunto de la soberanía británica en instintos y emociones, resume la opinión predominante en Westminster. “Es importante defender a un integrante de tu propia familia que puede estar a una gran distancia pero con quien tienes un vínculo cultural e histórico”, sostiene. “Los ciudadanos británicos no se regalan”.

2 comentarios:

  1. segun lo expresado por kiran stacey en el articulo que precede pareciera que la unica forma de poder entenderse con los ingleses,particularmente en el tema malvinas es sentir y pensar como ellos es decir por la razon de la fuerza y no por la fuerza de la razon contando con la superioridad y la capacidad de destruccion que tiene el posible rival a enfrentar sin importar argumentos de peso que puede tener en el caso malvinas nuestro pais.españa y la argentina tienen motivos historicos de relevancia para considerar al imperio ingles como un enemigo historico.

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  2. Con falsos nacionalismos los gobiernos de España y Argentina quieren tapar la corrupción institucionalizada que ha provocado el empobrecimiento de la mayoría de la población de ambos países.



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