jueves, 27 de diciembre de 2012

El AR-15, una máquina de matar muy popular en EE.UU.


Por La Vanguardia. Especial - Diario Clarín (Modificado)

Es el arma usada en las masacres de Denver, Newtown y otras. Se vende cada vez más.

Es el arma que usó James Holmes cuando el pasado 19 de julio entró en un cine de Denver, en Colorado, y acribilló mortalmente a 18 personas. Fue también una de las armas que disparó Adam Lanza el pasado 14 de diciembre para ejecutar a 26 personas, entre ellas 20 niños, en una escuela de Newtown, Connecticut. También la que usó el hombre que este lunes mató a dos bomberos que habían ido a apagar un incendio en su casa, en un pueblo del norte de Nueva York.

Es, además, el arma que guardan en su casa tres millones de estadounidenses y que cientos más se han apurado a comprar en los últimos días, ante la posibilidad de que un cambio legislativo limite la posesión de armas de asalto como esta en Estados Unidos.

Se la conoce como AR-15. Es una perfecta máquina de disparar y, según quien lo haga y hacia dónde apunte, de matar. Pero para algunas personas parece haberse convertido en una mascota o un miembro de la familia, y en lugar de llamar al arma por su nombre técnico, prefieren darle un apodo. Así lo hace una joven que, en un video subido a Youtube, sujeta el fusil junto a su cama y anuncia alegremente: “Esta es Sprinkles”.

El AR-15 es un fusil semiautomático diseñado en el año 1957 para el ejército de EE.UU., que lo empleó en Vietnam por su capacidad de disparar hasta 100 balas seguidas a una distancia de entre 400 y 600 metros y de perforar algunos tipos de chalecos de seguridad, según señaló la BBC. Es la versión civil del M16, el fusil más usado por las tropas estadounidenses . Y al mismo tiempo está en millones de hogares del país.

Matanzas como la de Newtown llevan a muchos ciudadanos y a los defensores a ultranza del derecho a portar armas en EE.UU. a una conclusión paradójica. Lo que hace falta para detener estas masacres, en realidad, no son menos armas, sino más: en las casas, en los coches, en las puertas de las escuelas.
Siguiendo esta espiral argumental, matanzas como la de Denver o la de Newton, finalmente, acaban enriqueciendo todavía más el negocio de las armas.

La caída de las acciones tras este tipo de sucesos no acostumbra a ser más que un espejismo. Es cierto que el precio de las acciones del mítico fabricante de armas Smith&Wesson sufrió caídas tras los cinco episodios más importantes de 2011, pero tras estos casos puntuales siempre llega el rebote, de modo que la subida total de las acciones desde 2011 ha sido del 133%.

El armero Rick Friedman, de Nueva Jersey, no necesita ninguna estadística para comprobar que las masacres estimulan la venta de más armas en EE.UU.: “Normalmente vendo quince o veinte AR-15 al mes, pero en los últimos tres días ya he vendido treinta”, explicó a la cadena CBS días después de la masacre de Newtown.

La empresa Brownell asegura que en tres días vendió tantos cargadores para AR-15 como en los tres años y medio anteriores. Mientras, el gobierno de Barack Obama impulsa una ley para controlar el uso de armas, que enfrenta una dura resistencia en la oposición republicana y en la poderosa Asociación Nacional del Rifle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios mal redactados y/o con empleo de palabras que denoten insultos y que no tienen relación con el tema no serán publicados.