Por Leonardo De Corso - Diario Clarín
En la frontera de Salta detectan tres vuelos clandestinos por día. Los narcos arrojan la droga con rastreadores satelitales.
Despegan desde Bolivia con una avioneta cargada con cocaína. Cruzan la frontera por aire y arrojan la droga en algún campo con un rastreador satelital, para ir en cualquier momento a buscar el cargamento, ya en territorio argentino. Según altas fuentes judiciales, en la zona norte de Salta se detectan un promedio de 90 vuelos clandestinos mensuales. Un promedio de tres por día.
Los investigadores judiciales y de Gendarmería Nacional denominan a este tipo de tráfico de drogas como lluvia blanca o lluvia de cocaína. “Los narcos les sacan los asientos a las avionetas y dejan sólo el lugar del piloto.
Para llevar más peso hasta les cargan el combustible justo para poder hacer el viaje. Luego llenan el avión de cocaína. Por lo general, estos vuelos se hacen de noche. La droga la arrojan en campos privados y los narcos la pueden retirar cuando quieren sin correr peligro porque con el rastreador se aseguran de no perder el cargamento ”, aseguró la fuente. Los expertos explicaron que en la localidad salteña Tartagal fueron colocados seis radares. Pero que son muy limitados.
“Para poder detectar los vuelos clandestinos, la avioneta tiene que volar a una cierta altura, sino el radar no la detecta”, aseguró un experto investigador judicial. Los seis radares son monitoreados por las Fuerzas Armadas, que cuando detectan algún vuelo clandestino dan aviso a sus jefes en Buenos Aires. Si son autorizados, recién ahí salen a buscar el vuelo clandestino. “Hasta que las Fuerzas Armadas piden autorización a sus jefes pasa mucho tiempo y el avión clandestino desaparece.
Hay demasiada burocracia, necesitamos mejores equipos y más rapidez para actuar ”, aseguró un investigador. Las fuentes consultadas por Clarín dijeron que, además, los narcos contratan pilotos expertos que saben cómo evadir los radares y que pueden despegar y aterrizar en lugares sin las condiciones ideales para hacerlo.
“Por lo general, son pilotos muy audaces, que viajan con las avionetas sobrepasadas de peso en droga . Tenemos grabadas conversaciones que tienen los narcos por radio y por más que ellos hablen en código sabemos que están traficando. Tenemos casos en los que calcularon mal el combustible y tuvieron que aterrizar de emergencia en cualquier campo y debieron abandonar el cargamento”, explicó un experto de la zona.
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