Por Silvia Gómez - Diario Clarín
Las competencias de canotaje eran usuales allí hace más de 40 años.
Ahora y en el pasado. A la izquierda, una de las carreras, ayer, en el Lago de Regatas a pleno sol. Y en blanco y negro, una perlita del archivo fotográfico: la escena de las Regatas Nacionales Scout en el mismo lugar, pero en el año 1968.
Ahora y en el pasado. A la izquierda, una de las carreras, ayer, en el Lago de Regatas a pleno sol. Y en blanco y negro, una perlita del archivo fotográfico: la escena de las Regatas Nacionales Scout en el mismo lugar, pero en el año 1968.
El sol castigaba ayer con furia a los participantes del Grand Prix Argentino de canotaje y paracanotaje que se corrió en el Lago Regatas de Palermo. Cientos de competidores coparon con sus canoas un escenario singular para este tipo de competencias: el más grande de todos los lagos que posee el Parque 3 de Febrero –lo excavaron a principios del siglo pasado– y que eran tradicionales casi 50 años atrás.
Competidores, organizadores, familias y amigos arrancaron el día a las 9, cuando se largaron las primeras carreras de 2.000 metros; es decir que daban una vuelta a la pequeña isla que tiene el lago. Claudia, vecina de San Isidro, llegó con sus hijos –Tobias (11) y Jano (9)– para alentar al más grande: “Para nosotros es una curiosidad venir a este lago, porque este tipo de competencias se hacen en el río, frente a los clubes náuticos. Hace un año que los chicos practican este deporte y estamos felices porque te permite disfrutar de la naturaleza y también te enseña a lidiar con ella”, le contó a Clarín . Y es que el viento y las corrientes juegan su papel en esta actividad.
“Este lago es como una pileta gigante”, exageró Estanislao. Con 17 años ya lleva más de diez subido a una canoa y explicó que al no haber corrientes, es más sencillo correr en el Lago Regatas: “Todos mis amigos son canoistas. Nos juntamos para entrenar, competimos y la pasamos genial”, contó. Junto a la orilla del lago, un grupo de padres con mates, sanguchitos y refrescos alentaban y acompañaban a los chicos.
La competencia contó con el apoyo del Gobierno porteño y estuvo organizada por la Federación Argentina de Canoas y K7amigos, un grupo de canoistas con discapacidad que desde hace más de un año participan de las competencias tradicionales: “Empezamos a organizar el club para hacer algo recreativo y terminamos compitiendo. De hecho hoy formamos parte de este Grand Prix como uno más, entre 250 competidores”, contó Dante Tosi, que corrió en una canoa junto a Marcelo Bovero.
Además de amateurs, también hubo equipos de profesionales y representantes de la Argentina en torneos internacionales.
Con su sombra, las tipas y los eucaliptos “salvaron” al público del inclemente sol. Las competencias –que en total sumarán más de 200– continúan hoy: “Serán todas de 200 metros, así que son más emocionantes”, prometió el entrenador Alejandro Druziuk. Habrá que creerle y animarse a compartir la experiencia de ver otra vez el Lago Regatas como escenario de un gran premio.
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