Por Pablo Gaggero - LA NACION
Es la unidad militar iraní que se ocupa de las operaciones clandestinas en el exterior
Los hombres acusados de tramar el asesinato del embajador de Arabia Saudita en Washington y una serie de atentados en Estados Unidos y la Argentina son integrantes de la Fuerza Quds, la temida elite de la poderosa Guardia Revolucionaria iraní.
Fundada pocos meses después de la Revolución Islámica de 1979, la Guardia Revolucionaria fue una ingeniosa creación del entonces flamante líder iraní, el ayatollah Ruhollah Khomeini, que agrupó en ese cuerpo a todas las fuerzas paramilitares que pululaban en suelo iraní tras el derrocamiento de la dinastía Pahlevi, en febrero de ese año.
Khomeini encontró en los Pasdaran (la Guardia Revolucionaria en farsi) una fuerza militar leal al nuevo régimen y un poderoso contrapeso a las fuerzas armadas regulares, que mantenían fuertes vínculos con el depuesto sha.
El cuerpo, cada vez más ideologizado y ciegamente encolumnado con el guía supremo, tomó rango constitucional para la república islámica cuando el texto le encomendó, sobre la base de su independencia política de las fuerzas militares, la integridad territorial de Irán y la sagrada tarea de preservar la revolución.
Con el paso de los años, los Pasdaran se consolidaron como el brazo militar ideológico del régimen, mejor preparado y equipado incluso que las fuerzas armadas regulares, y extendieron sus intereses e influencia tanto a la política como a los sectores estratégicos de la economía iraní.
En el corazón de la Guardia Revolucionaria, compuesta por 125.000 efectivos, se encuentra el grupo de elite conocido como Fuerza Quds (Jerusalén), una unidad que desarrolla la mayoría de sus operaciones en el exterior y que mantiene enlaces con los principales grupos terroristas musulmanes, tanto chiitas como sunnitas.
Las agencias de inteligencia occidentales afirman que la Fuerza Quds, además, es la máxima responsable de planear y conducir acciones terroristas. En los últimos años, han destinado infinidad de recursos -armas, dinero y recursos humanos- en el entrenamiento de grupos extremistas en territorio iraní y en Sudán.
La fuerza de elite de los Pasdaran también realiza inteligencia alrededor del mundo desde las embajadas iraníes, adonde los altos oficiales de la Fuerza Quds son destinados con rangos diplomáticos para supervisar los movimientos y acciones de grupos disidentes. Además de Siria y el Líbano, se detectó una importante actividad de estos elementos iraníes en Bahrein, de mayoría chiita; en Kuwait, y en los Emiratos Arabes Unidos.
Con sus cuarteles generales en Ahvaz, en el sudoeste del país, la Fuerza Quds, que cuenta con un alto grado de independencia dentro de los Pasdaran, en varias oportunidades comparte información con otras dependencias del Estado iraní. "Hay indicios de que la mayoría de las operaciones son coordinadas entre la Guardia Revolucionaria y funcionarios de la cancillería y del Ministerio de Inteligencia y Seguridad de Irán", reportó Jane's , una revista especializada en temas de defensa y militares.
Durante la guerra de Irak, el Pentágono acusó en varias oportunidades a la Fuerza Quds de proveer armas y explosivos a la minoría chiita iraquí, que en 2006 y 2007 se enfrentó en un conflicto sectario con la mayoría sunnita. Teherán siempre negó las acusaciones norteamericanas.
En los últimos años, las agencias de inteligencia occidentales han advertido respecto de la expansión de las actividades de los Pasdaran en Africa y América latina, específicamente en Bolivia y Venezuela, cuyos gobiernos se han declarado aliados del presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, que cuenta con un fuerte apoyo de la Guardia Revolucionaria, clave para sostenerse en el poder.
En ese sentido, el experto iraní Meir Jevandafar afirmó que la Guardia Revolucionaria sumó en la última década a su potencia militar poder económico y, fundamentalmente, político. "Irán ya no es más el régimen de los ayatollahs. Es el régimen de la Guardia Revolucionaria", dijo Jevandafar.
Datos:-Sin lazos diplomáticos: Washington y Teherán no tienen relaciones desde la toma de la embajada norteamericana en la capital iraní, en 1980, tras la revolución islámica de 1979.
-Programa nuclear: Tanto Estados Unidos como la Unión Europea aprobaron sanciones económicas contra Teherán por el desarrollo de su plan nuclear, que Occidente considera una grave amenaza.
-Influencia en la región: La Casa Blanca ve con preocupación el apoyo de Irán a grupos como Hezbollah y Hamas, y a las comunidades chiitas en Irak y varios países del Golfo Pérsico.
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