Por Daniel Gallo - LA NACION
Serán utilizados para el control terrestre en Salta y en Formosa por la falta de gendarmes
Foto: Personal del Ejército Argentino opera un radar terrestre Rasit. / Ejército argentino.
Después de lanzar el plan de seguridad en la ciudad denominado Cinturón Sur, el Gobierno apuesta ahora a presentar el Escudo Norte. Con la Gendarmería Nacional empleada cada vez en la región metropolitana, la Casa Rosada se dispone a dar una señal sobre la protección de las fronteras y desplazará en breve 20 radares de control terrestre del Ejército en Formosa y Salta.
Una alta fuente del Ministerio de Seguridad informó a La Nacion que el despliegue de esos radares Rasit, con su dotación de personal militar, será la participación de las Fuerzas Armadas en el apoyo logístico que anticipó la ministra Nilda Garré durante el Día de la Prefectura Naval.
Ese plan está en preparación hace dos meses y cuenta con similares cuotas de apoyos y resistencias entre funcionarios políticos, militares y fuerzas de seguridad. Aquellos que impulsan el proyecto mencionan la necesidad de utilizar todos los elementos del Estado en la lucha contra el delito; quienes ven objeciones en ese despliegue afirman que esos radares no pueden reemplazar a los gendarmes en el patrullaje en el terreno.
Si bien los radares Rasit cuentan con características técnicas para detectar aeronaves en vuelo bajo, su función será detectar movimientos anormales en la frontera terrestre, tanto de vehículos como de personas a pie. Cuentan con un rango de acción de unos 20 kilómetros, pero las peculiaridades físicas del terreno por proteger disminuiría su alcance, según explicaron especialistas en su uso. El empleo básico del Rasit es la detección temprana del tránsito de unidades blindadas en las llanuras de potenciales campos de batalla.
El jueves pasado, en la ceremonia de homenaje a la Prefectura Naval, la ministra Garré aseguró que firmaría con el ministro de Defensa, Arturo Puricelli, un amplio convenio de cooperación. "El despliegue territorial, las instalaciones y parte del equipamiento de las Fuerzas Armadas pueden usarse a modo de asistencia al sistema de seguridad interior", dijo la funcionaria. Esa definición no debería ser tomada como un cambio de actitud gubernamental sobre la posible participación militar en la lucha contra el delito. Quienes conocen el pensamiento íntimo de Garré saben que la ministra es una de las más férreas defensoras de la separación de las funciones militares y policiales.
Sí tomó los radares Rasit del Ejército como elemento de apoyo frente a la necesidad de contar con más gendarmes en la región metropolitana. Esos radares fueron modernizados durante su gestión en Defensa y, en consecuencia, conocía de la disponibilidad de 40 de esos aparatos. Tomará la mitad para su Escudo Norte, tal el nombre que recibe el proyecto. Es que con la asignación, esta semana, de 1250 gendarmes a las calles porteñas -hecho inédito- para reemplazar, junto con igual número de prefectos, a la Policía Federal en la jurisdicción de seis comisarías, ya superan los 7000 gendarmes los trasladados este año a luchar contra el delito común. La mayoría empezó a trabajar en enero pasado en el Operativo Centinela, en el conurbano bonaerense. El núcleo más importante proviene de los destacamentos móviles, una reserva estratégica de la Gendarmería.
Militares y gendarmes ya tuvieron varias reuniones de coordinación para llevar adelante la instalación de los radares del Ejército. En principio, fue pensada la posibilidad de que los militares cedieran la operación de esos radares a la Gendarmería, situación que no hubiese presentado complicaciones legales ni teóricas sobre la separación de las actividades de Defensa y Seguridad.
Sin embargo, esa idea no pudo ser desarrollada debido al tiempo de capacitación de personal que demanda ese sistema de alerta. Por lo tanto, deberán ser los propios militares los que operen los radares y se instalen en pasos fronterizos. La información será transmitida a la Gendarmería para que sus grupos de acción directa intercepten al potencial infractor.
Más allá de la eficacia o ineficacia de los radares terrestres, el despliegue del Escudo Norte es una muestra de unos de los conceptos dominantes en el Ministerio de Seguridad: el uso de blindajes tecnológicos en sectores para disponer luego de personal para patrullajes en las calles. Un sistema similar, basado en la identificación de patentes de todos los vehículos que atraviesan los sensores, será usado en los próximos meses en todo el perímetro de la ciudad de Buenos Aires.
Links de interes: Fabricacion del radar de vigilancia y Implementar nuevas subunidades de Cazadores de Monte
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