Por Ricardo Kirschbaum: EDITOR GENERAL DE CLARIN
“Ninguna sociedad moderna puede funcionar sin periodistas, y los periodistas no pueden funcionar sin la sociedad ”. Lo dijo el gran periodista polaco Ryzard Kapucinski para ilustrar dos cuestiones muy vinculadas. La sociedad sin periodistas, que él conocía muy bien en la Polonia comunista, carecía de libertad de expresión , subrogada a la democracia de masas en la que el régimen decía asentarse. Kapucinski admitió luego que él podía escribir desde el extranjero crónicas, algunas excepcionales, que la prensa oficialista “adaptaba” para el público polaco. Los editores eran los representantes directos del poder, que custodiaban, así, lo que los lectores podían leer y censuraban lo que a su criterio afectaba o ponía en peligro al régimen . Eran, en cierto sentido, militantes que escribían el relato que más se ajustaba a lo que el poder necesitaba.
Los periodistas, entonces, deben formar parte de la sociedad a la que le prestan un servicio. Deben transmitir valores , aunque a veces sea disimulado por una gruesa capa de cinismo que tiñe el trabajo. Y deben ser veraces, aunque la información que manejen y publiquen moleste a quienes se dedican, de una forma u otra, a obstruir y condicionar la libertad de expresión y de opinión .
Entre los periodistas, hay autoeticistas que presentan su conducta como evidencia y no salen muy favorecidos en ese escrutinio. Y otros que practican la ética, sin preconizar que son éticos. Detrás de las palabras con la que trabajamos todos los días, existe la decencia y la indecencia, como en la vida.
Más allá de los adelantos tecnológicos, los desafíos profesionales nuevos que el periodismo –y los periodistas– enfrentamos a diario, siempre hay condiciones básicas que deben sostenerse . No tienen que ver con los formatos nuevos, con las tabletas de última generación, con la nueva Internet ni con las estrategias necesarias para que el periodismo sobre papel sobreviva. Tiene que ver con valores .
La decencia, ya se sabe, no tiene ideología.
CÓDIGO DEL VERDADERO PERIODISTA:
ResponderEliminarEl código deontológico del periodista es un documento que recopila los fundamentos generales que regulan el comportamiento de los informadores. El contenido de este código tiene como objetivo mejorar el tratamiento informativo de algunas de las cuestiones sociales de mayor actualidad. Las recomendaciones que desarrolla en su interior deben ser puestas en práctica no sólo por los profesionales de los medios, sino paralelamente, por los estudiantes de comunicación que serán los que ocupen dichos puestos el día de mañana. De este modo, los pupilos deben asimilarlos como eficientes y útiles, especialmente porque en el mundo laboral del periodismo no tiene cabida el informador que no respete el código deontológico, que engloba lo siguiente:
El respeto a la verdad.
Estar abierto a la investigación de los hechos.
Perseguir la objetividad aunque se sepa inaccesible.
Contrastar los datos con cuantas fuentes periodísticas sean precisas.
Diferenciar con claridad entre información y opinión.
Enfrentar, cuando existan, las versiones sobre un hecho.
Respeto a la presunción de inocencia.
Rectificación de las informaciones erróneas.
¿Quién lo escribio?. Esto lo investaste vos.
ResponderEliminarDe qué te das catedra.
Creo que el gran mal de la sociedad argentina son clarin y la nacion y lo que representan. son medios como estos que han apoyado cada maniobra antidemocratica que ha existido en los ultimos 30 anos. Son una fuerza de choque que desprecia todo lo popular y toda accion que genere desarrollo.
ResponderEliminarY hay que recordarle a ese periodista que no se puede pregonar decencia cuando uno no es decente. Y esto va para vos Ricardo.
sigo pensando que el anónimo del 9 de junio es un ignorante y debería estudiar ciencias de las comunicaciones.
ResponderEliminar